Neil Armstrong, el primer hombre que caminó sobre la Luna, pisó suelo argentino por segunda vez, mientras que, junto con Michael Collins, su compañero de viaje espacial era ovacionado por una multitud reunida en el sector militar del aeroparque metropolitano.
Edwin Aldrin, quien junto con Armstrong descendió en la Luna en la histórica fecha del 20 de julio pasado, no completó el trío de viajeros espaciales que visita la Argentina porque misiones de servicio requirieron su retorno a los Estados Unidos. Volverá a unirse a Armstrong y a Collins en Río de Janeiro, después de que éstos partan de Buenos Aires. Pero llegaron las esposas de los tres: Janet Armstrong, Pat Collins y Joan Aldrin.
La conferencia de prensa
La conferencia de prensa se prolongó durante 50 minutos. En su comienzo fue exhibida una película que muestra el programa espacial norteamericano desde las primeras tentativas, algunas fallidas, hasta el victorioso descenso y despegue del suelo lunar, con el retorno a la tierra.
Armstrong en off fue explicando los detalles de la película, en colores, pero sin sonido.
En una de sus partes se vio uno de los vuelos de ensayo del "Águila" sobre la Tierra y también el preciso momento en que el "Águila" acusó fallas y su tripulante -el mismo Armstrong- debió abandonarlo saltando en paracaídas.
"Ahí adentro estaba yo; por suerte, el paracaídas funcionó bien", comentó Armstrong mientras la película mostraba cómo la incendiada "Águila" se estrellaba contra la superficie de la Tierra mientras él colgaba del paracaídas.
La proyección duró 22 minutos, durante los cuales abundaron los aplausos, lo mismo aún ante algunas respuestas de los astronautas a las preguntas.
"Pienso que ver la maravillosa Tierra desde el espacio impresiona como una obra de arte del Creador. Cuando Aldrin comulgaba, yo también daba mis gracias por nuestra fortuna", respondió Armstrong a una pregunta sobre en qué pensaba mientras Aldrin, que pertenece al credo Presbiteriano, comulgó con el trozo de pan consagrado que llevó con él.
Opinan sobre Ovnis
El comandante de la misión Apolo no cree en la existencia de los platos voladores ni tampoco ha visto ninguno durante sus misiones como piloto en el espacio.
“No hemos visto en nuestros vuelos cosas que no podamos explicar”, dijo Armstrong quien agregó que sin embargo en muchas oportunidades han podido observar varios raros fenómenos. Pero para todos se les encontró una explicación racional correspondiente. “Terminantemente no creo en los platos voladores”, dijo.
La misión de Collins
Collins comentando el carácter de su trabajo en la misión Apolo 11 dijo: "Sería un idiota si dijera que tenía el mejor espacio allí (él tuvo que limitarse a girar en órbita mientras sus compañeros acapararon la atención mundial cuando ellos caminaron sobre la Luna). Pero la tarea necesitaba de tres hombres y me siento orgulloso de haberla hecho", redondeó.
Como en todo momento, los astronautas irradiaron simpatía, sus respuestas fueron cordiales y lo más precisas posibles. Elegantes, Armstrong con el pelo que a veces despeinaba el viento, vistió un traje marrón y el de Collins del mismo tono matizado con rasgos verdosos, durante las actividades del día. Uno de los periodistas les preguntó si siguieron un curso de relaciones públicas para desarrollar una mejor imagen durante la gira mundial. "No, no lo hicimos", contestó uno de ellos riendo.
Ambos estuvieron sentados en un estrado cubierto con terciopelo rojo y luciendo el escudo de los Estados Unidos en su centro. Sus movimientos fueron rápidos y vivos. En algunas ocasiones, cuando no interpretaron la traducción de las preguntas se las hicieron repetir nuevamente, pero no las dejaron sin contestar.
Reunión con científicos
Tanto la conferencia de prensa como en una posterior reunión con científicos fueron transmitidas directamente por televisión a esta capital, algunas ciudades del interior y el Uruguay. Hubo algunos momentos de la discusión cuando los numerosos fotógrafos y camarógrafos ocuparon la parte delantera del lugar y no se ponían de acuerdo con los funcionarios de la embajada de los Estados Unidos sobre la forma de operar.
Las medidas de seguridad fueron rigurosas, pero discretas.
El futuro de la humanidad
Armstrong, resumiendo, dijo que ve así el futuro de la humanidad después de su presencia en la Luna: "Creemos que la Apolo ha dado una nueva dimensión a los pensamientos de la gente en todo el mundo. Creo que los problemas más difíciles están sobre la tierra, no en el espacio ni los que existieron durante nuestra ida a la Luna. Pero creo que la gente está con un nuevo espíritu para resolver esos problemas".
A la conferencia de prensa siguió una corta reunión con científicos argentinos reunidos por el Consejo Nacional de Ciencia y Técnica, cuyo secretario general es el médico Alberto C. Taquini. El periodismo pudo observar también esta parte de la reunión que fue abreviada debido a algo de retraso en el programa.
Las esposas
Paralelamente, las tres mujeres de los astronautas tuvieron su propia conferencia de prensa en la residencia del embajador Lodge, en el barrio de Palermo, poco antes de que se reunieran en un almuerzo con la señora Francesca Lodge, esposa del diplomático estadounidense.
Pat Collins, Joan Aldrin y Janet Armstrong condujeron la charla en un estilo fácil e informal. Las tres no coincidieron cuando se les preguntó si les gustaría que sus hijos fueran astronautas como sus padres.
Joan Aldrin dijo: "No sé cómo podría yo soportarlo de nuevo. Espero que no lo sean".
Janet Armstrong: "Me gustaría mucho si mi hijo verdaderamente lo desea y hace un buen trabajo".
Pat Collins: "Yo estaría contenta si mi hijo lo hace. Cuando él sea hombre habrá muchas cosas más grandes e importantes que hacer en el espacio".
Placas recordativas
Armstrong y Collins recibieron sendas placas recordativas, compuestas con materiales argentinos, al finalizar la reunión con los científicos. Les fueron entregadas por el secretario del Conacyt, dr. Taquini.
Enseguida todos abandonaron el hotel y los viajeros del espacio encabezaron en un coche descubierto una larga caravana de automóviles durante un paseo por las calles más deslumbrantes de Buenos Aires.
La caravana
El público se congregó a lo largo del trayecto vitoreándolos a su paso mientras en algunos lugares nubes de papel picado descendían desde los altos edificios. Cuando ingresaron a la Avenida de Mayo, el diario La Prensa, hizo sonar la sirena.
La partida
Al llegar al aeroparque fueron recibidos por funcionarios del gobierno argentino y el embajador de los Estados Unidos, señor Lodge, junto con su esposa.
En nombre del presidente Onganía los despidió el jefe de la Casa Militar, capitán de navío Fortunato. Funcionarios del protocolo diplomático los acompañaron dentro del avión Fokker TC 72, de la Fuerza Aérea Argentina que los condujo hasta Ezeiza.
Armstrong y Collins saludaron con las manos en alto desde la portezuela del avión.
Momentos antes, Collins había alzado un niño que le fue alcanzado por su madre. Ellos desaparecieron dentro del avión, pero volvieron a salir momentos después.
Los treinta motociclistas de la Brigada Azul de la Policía Federal que formaron parte de la guardia de honor durante su presencia en Buenos Aires se alinearon con sus máquinas en la pista. Los dos astronautas fueron y uno por uno estrecharon sus manos con las de ellos.
Luego ascendieron nuevamente al avión que decoló rumbo a Ezeiza, desde el sector militar del aeroparque, a las 16.21. Treinta y cuatro minutos después volaron a Río de Janeiro en el avión del presidente Nixon.