Ana Prada: “Los jóvenes tienen una visión del mundo mucho más global”

La cantautora uruguaya regresa a Mendoza para presentar “Renovarse”, donde compila canciones fresquitas y otras retrospectivas.

Ana Prada: “Los jóvenes tienen una visión del mundo mucho más global”
Ana Prada: “Los jóvenes tienen una visión del mundo mucho más global”

A Ana Prada le gusta hablar de caminos. Rutas, kilómetros, territorios, plantaciones, descubrimientos. De esas veces que recorre nuestro país trae las sorpresas que nos cuenta: de esa espina gigante que en realidad es un alcaucil, o esa otra planta extraña que es el tabaco en el norte del país. Y, en Cuyo, "todo se vuelve crocante bajo el sol", nos dice lanzando un suspiro: "Es una bendición".

Está, de hecho, en algún lugar de San Juan, preparándose para seguir el rumbo. Una gira que mañana la trae al Teatro Selectro, que pisará con intenciones de "Renovarse" (tal es el título del show). Después de haberla visto con otras formaciones (con Pata Kramer, con Yusa), vuelve con una impecable banda formada por Ariel Polenta (teclados), Juan de Benedictis (guitarras), Julián Semprini (batería) y Pablo Giménez (trombón).

Ella, cantautora uruguaya de enérgicos 47 años, recopila geografías como canciones. Y por eso empieza hablando de esa afición: "En cada lugar que estoy soy muy pesada, porque averiguo  y pregunto cosas como: ¿Y cuánta población hay? ¿Y de qué se vive? ¿Y eso que plantaron qué es? Soy hija de ingeniero agrónomo, así que quedé muy influenciada por eso de ir por la ruta viendo qué cultivos se ven.

Ese era el juego preferido de cuando íbamos mamá, papá, mis hermanas y yo en auto. Quién adivinaba antes qué era: avena, cebada, trigo... Ahora sería más fácil, porque hay soja", dice suspicaz, pegada al teléfono. Habla rápido y ameniza con risas.

Sobre "Renovarse", cuenta que hace tiempo que quería volver a tocar en banda: "Estaba con ese antojito", suaviza. Así fue juntando deseos: los de presentar ese puñado de canciones nuevas que tiene (seis o siete, "que no alcanzan para un disco") y recorrer también (inevitablemente) sus tres discos anteriores, una trilogía de confesiones: "Soy sola" (2006), "Soy pecadora" (2009), "Soy otra" (2018). 

Se explaya: "Entonces, buscando la definición de 'Renovar' en el diccionario vi que no era solo hacer una cosa nueva por otra, sino que era, por ejemplo, retomar un antigua relación que se había perdido y darle un nuevo nosequé. Entonces ahí pensé que se podían hacer las canciones con nuevas vestiduras. Y otra definición era algo como 'volver a su primer estado'. En un momento, en vez de hacer las canciones vestidas con la banda, capaz que podía tomar las canciones yo sola con la guitarra, o con un instrumento más. Después decía que también podía significar reiterar: entonces se podían recrear las canciones como eran en el disco". Había encontrado el concepto.

"Me encanta componer con otras personas y eso me abre universos nuevos. Capaz que mi cabeza iba en un sentido y el otro propone otra cosa y eso inaugura otro lugar subjetivo que está buenísimo. Eso me encanta", confiesa.

“Run run se fue pal monte”

Lo cierto es que, desde que vive en Estación Pedrera (a una hora de Montevideo) se ha reconfigurado el hábitat que solía inspirar las melodías de esta voz oriunda de Paysandú. Allí se despidió del smog y retomó el contacto elemental (árboles, montes, animales).

-¿Notás algún sello en particular en este repertorio que ha surgido últimamente?

-A esta altura de mi vida, miro para atrás y nombro algunas cosas que para mí han sido importantes en mi vida, que no son grandes hechos, sino “historias mínimas”, por decirlo de alguna manera. Todo lo que me ha pasado, lo que he vivido, esa cuestión de estar en el campo y sentir que lograste llegar a algún lado y cumplir un sueño, han surgido al momento de sentarse debajo del árbol y mirar un poco para atrás.

-Una introspección.

-Sí, una introspección. Hay una canción que podría ser un haiku perfectamente, porque tiene cuatro versos sutiles y abstractos. No es tan narración concreta, sino más poética. Después hay otras canciones así, narrativas. Un poquito de todo. En general son bastante potentes, aunque sean lentas, y me da la impresión de que a la gente le gusta. Y eso me reconforta. Además, cuando las presentás en público es que se asientan las canciones.

-¿Es cierto que vivís con otros 89 seres vivos en tu rincón de Canelones?

-Ahora somos un poco más... 86 corderos y ovejas (ahora empieza la parición), cuatro caballos propios y dos del vecino, tres burras...

-Tenés más contacto con animales que con personas.

-Lo noto cuando llego de las giras, donde estás rodeada de gente (gente divina, con mucho amor y buena energía, que quiere invitarte a comer, mostrarte sus cosas). Pero las giras son agotadoras. Y después llego a casa y me doy cuenta de que hay veces que pasan muchas horas en las que no hablo con nadie. Me voy por el monte, porque tenemos uno grandecito cerca... Y ese otro ruido me encanta.

-¿Cuál es la canción a la que le has dado más vueltas, entre retoques, reversiones y revisiones?

-Quizás “No te podría quitar”. Es una canción que en el disco fue grabada con unos arreglos preciosos, le he dado vueltas y vueltas, la dejé y ahora la hago sola, con un pianito y una guitarrita. La despojé. Es de esas que vuelven a su primer estado.

-Cambiando de tema, ¿cómo estás viviendo la era del Ni Una Menos? Tus canciones, justamente, siempre hablaron de mujeres independientes, empoderadas y fuera de la norma.

-Es un tiempo muy efervescente. Hay muchos cambios. No se puede negar las fuerzas que están teniendo las pibas, poniéndose al hombro determinadas luchas y determinadas campañas. No solo con la violencia de género, sino también con la legalización del aborto, por ejemplo. Está buenísima esa corriente nueva de chiquilinas y chiquilines (porque no son solo las pibas).

“Creo que ellos [las y los jóvenes] tienen que tomar la posta y seguir luchando. Como dice una amiga mía, muy feminista ella: ‘La revolución es feminista o no es’. La mujer empieza a hablar, empieza a tener visibilidad, empieza a tener más poder de lucha. Además, los jóvenes tienen una visión del mundo mucho más global. Por lo menos más que yo, muy entrada en los 40, que hemos visto achicarse el mundo de una forma increíble: ahora está en la pantalla del celular. Nosotros no tuvimos la posibilidad de tener una visión tan planetaria de todo, y es muy importante porque creo que hay que ir por ahí. Sobre todo ahora, cuando el tema del mundo es las crisis migratorias”, explica, recordando las cosas que expresó Pepe Mujica en su último viaje a Europa. Frases que movilizaron pensamientos y sentimientos.

Como esta: "Un millón de españoles fueron en un año a México y ahora resulta que España se asusta de los inmigrantes". 

Ana Prada se explaya en el tema y no quiere dejar de completar la idea: piensa que, si hay una solución, está en "las redes con los hackers (quienes realmente pueden tener un gran poder), en la ciencia (no los laboratorios ni el comercio), en la tecnología y en el arte. Todo ello con ideología, claro, tratando de igualar, de incluir a las personas. Te diría que si no nos consideramos una especie en peligro de extinción, el planeta en algún momento va a explotar. Igual, yo le tengo mucha fe a la especie humana", se anima.

Y, si editaras un disco hoy mismo y fuera una cuarta parte de tu famosa trilogía, ¿qué serías hoy, Ana? "Seguramente no sería 'Soy'. Capaz que le pondría '¿Seremos?'. Así, con signos de pregunta. Y ahora que hablamos de esto, capaz que me hiciste encontrar el nombre del próximo disco". Ana Prada solo se piensa en plural. Se muestra esperanzada. Se ilumina entre sus risas.

La ficha

Ana Prada presenta "Renovarse"

Fecha y hora: Mañana, a las 21.

Lugar: Teatro Selectro (Capitán Fragata Moyano 102).

Entradas: $350, en la boletería del teatro y en www.teatroselectro.com.ar

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