Allanan este jueves el instituto Próvolo de La Plata a causa de las denuncias por 17 casos de abuso sexual a menores durante los años 90.
Los allanamientos surgieron a partir de la investigacion que inició el Ministerio Publico Fiscal de Mendoza basandose en las declaraciones de un ex alumno de la sede bonaerense.
El joven declaró en nuestra provincia los delitos contra su integridad sexual perpetrados en La Plata lo que derivó en la actual investigación en Buenos Aires.
Desde temprano, efectivos de la Policía Federal revisaron el establecimiento ubicado en la calle 47, entre la 26 y la 25, para buscar documentación indispensable para la causa. Los dos principales acusados son Nicola Corradi y Horacio Corbacho, ambos detenidos hace casi dos años por los hechos ocurridos en el Próvolo de Luján de Cuyo.
Son un total de 17 personas hipoacúsicas las que denunciaron ser abusadas por sacerdotes. Los allanamientos intentan recopilar registros fílmicos y expedientes de los denunciantes. Se apuntará tanto a aquellos que supuestamente cometieron las vejaciones como a los que encubrieron esos actos.
Los presuntos abusos en La Plata surgieron luego de que el escándalo saliera a la luz en la sede de Mendoza.
La causa había sido asumida por Fernando Cartasegna, pero fue interrumpida luego de que el fiscal fuera procesado por "incumplimiento de deberes en su función".
En el operativo -actualmente a cargo de la fiscal platense Cecilia Corfield- se realizó también un reconocimiento del lugar para constatar la semejanza de los espacios con los mencionados en los relatos de las víctimas denunciantes, hoy en su mayoría adultos.
Como el establecimiento de Buenos Aires es muy grande, se espera que los allanamientos duren todo el día.
Además, en las próximas semanas se citaría a declarar a ex empleados que participaron de las actividades educativas durante la época en la que se habrían cometido los abusos. No se descartan nuevos nombres en la lista de acusados.
Por las denuncias de abusos sexuales todavía no hay detenciones en La Plata.
Según información judicial a la que accedió TN, a los más chicos los abordaban en el baño, comprometiendo la participación de los mayores, de manera de comprobar cuáles se resistían menos a los toqueteos. Los mas "duros" eran objeto de represalias violentas, de acuerdo a lo declarado por una de las víctimas.
La mayoría de los menores tenía un régimen de internado, veía esporádicamente a sus familias y cuando tenía oportunidad, guardaba silencio acerca de los abusos porque estaba aterrorizada.
Hasta que algunos comenzaron a animarse y a contarle lo que sucedía a sus padres. Esos mismos padres efectuaron las denuncias que derivaron en los allanamientos.