Entre las variedades incipientes de cultivos que en Mendoza se han sumado como la apuesta la innovación, se suma una particular, de la mano de especialistas del Instituto Nacional de Teconología Agropecuaria. Justamente, la producción de hongos comestibles, como las gírgolas se abre paso a las nuevas tendencias de consumo.
En este sentido, detallan desde el INTA, es fundamental promover las tecnologías adecuadas para lograr un uso eficiente del agua y la energía. Así, mediante la investigación, la provincia se ubica como un territorio óptimo para optimizar la generación de estos alimentos funcionales y promover así su consumo.
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Especialistas del INTA analizan sustratos derivados de la vitivinicultura y fruticultura para optimizar el cultivo.
Producción de gírgolas: cómo se lleva adelante la investigación
Hasta el momento, los estudios se centran en la caracterización de la cadena productiva, la evaluación de diferentes sustratos de cultivo derivados de la vitivinicultura y fruticultura de la zona y la optimización de los procesos.
El objetivo final de estos trabajos, consiste en desarrollar un sector productivo sostenible y competitivo, que genere diversificación productiva a partir de un cultivo que, al día de hoy, es una opción rentable y de seguridad alimentaria, puesto que su mercado está en expansión en la región, según se indica desde el INTA.
De este modo, la transformación del perfil de consumidores y hábitos alimenticios hacia productos agroecológicos nutricionales, naturales y saludables, impulsa a la industria agroalimentaria a la elaboración de alimentos nutracéuticos para satisfacer esas necesidades.
Por ello destacan los especialistas dedicados a experimentar con este cultivo, “los hongos comestibles gradualmente se están introduciendo en nuestro medio, por constituir una excelente y saludable fuente proteica que sirve como sustituto de la carne, además de sus beneficios en la salud”.