Pequeña, risueña, ácida. Agnès Varda podría merecer muy bien el título de "la dama del cine francés", porque tiene tras sus casi 90 años de vida (el miércoles los cumplirá) un legado que es ya ineludible para el séptimo arte.
Fue la única mujer que, en un mundo y una profesión de hombres, se animó a hacer cine nuevo, en la llamada Nouvelle Vague (Nueva Ola), y sus primeros trabajos datan de esa época. Sin embargo, y sorprendentemente, su producción continúa hasta nuestros días (al igual que la de su eterno colega, Jean-Luc Godard, cineasta mítico, iluminado y escurridizo).
Estuvo casada dos veces (la segunda vez con el director Jacques Demy), pero nunca se quedó en su casa. "Sugerí a las mujeres que estudiasen cine. Les dije: 'Salid de las cocinas, de vuestras casas, haceos con las herramientas para hacer películas'", dijo en una entrevista a El Mundo.
Su último documental, "Visages, villages" ("Rostros, lugares"), estuvo nominado a Mejor Documental Largo en los últimos Oscar, donde además ella fue distinguida con uno honorífico.
Sin embargo, más que su producción, ella fue noticia por su ausencia en el almuerzo de los Oscar: en su lugar, envió un cartón de tamaño natural con su figura, que sirvió para que el resto de los artistas presentes jugaran, hicieran chistes y se sacaran selfies (incluida la propia Meryl Streep).
Pero se suele decir que el medio es el mensaje, y ella, quizás al momento de mandar a su "delegada", no quiso más que dejarnos en evidencia: la imagen es todo. Una hiperrealidad.
Tal chapuzón de problemas contemporáneos es lo que nos dio también con el documental citado, que hasta la semana pasada pudo verse en nuestro Cine Universidad. Nos referimos a ese mundo que pocos quieren ver: allí muestra a personas aisladas, tristes, dispersas, presas de rutinas, despidos, sueños atrapados y toda clase de injusticias. Personas a las que solo la imagen (las fotografías) podrán liberar.
Porque si una de las funciones del arte es dar cuenta de su tiempo, ella (con nueve décadas en sus espaldas) lo sigue haciendo. No se ha quedado en la historia: Agnès Varda es actual hoy, como siempre.
Y para recordarla, o empezar a entrar a su mundo, viene bien destacar cinco de sus trabajos más emblemáticos:
1-"Cleo de 5 a 7"
2-"Sin techo ni ley"
3-"La felicidad"
4-"Los espigadores y la espigadora"
5-"Rostros, lugares"
