A los 75, el Yeti sigue corriendo

El experimentado Daniel Giampetri viene de correr la Transvelasco. Treinta años de carrera deportiva.

A los 75, el Yeti sigue corriendo
A los 75, el Yeti sigue corriendo

“Siempre me gustaron las motos y la montaña, siempre, pero empecé a correr a los 45 años. Me animaron unos amigos y así fue. Agregué a mi pasión la parte competitiva y aquí estoy, sigo en carrera”, resume Daniel Giampietri, Yeti, como lo conocen en el ambiente motociclístico.

Tiene 75 años y viene de correr la Transvelasco, en Chilecito, La Rioja, todo un ejemplo para los deportistas, y asegura que próximamente se presentará también en el Transmontaña de Enduro, en Tucumán, que se realizará en octubre.

Por este motivo ya se está preparando físicamente y poniendo a punto su Husqvarna 250 con motor 2 tiempos. "Uso esta moto porque es más liviana que una de 4 tiempos. Si me caigo, es más fácil levantarla y es más ágil", explica El Yeti.

El hombre del barrio Batalla del Pilar, panadero de profesión, vive junto a su esposa Teresa y en el fondo guarda sus motos. "Empecé desde muy chico, con la moto de mi padre, que todavía la tengo. La había vendido, pero la recuperé. Es una ML, Motor Line, fabricada en el país, pero con motor Jawa, checoslovaco de 175 centímetros cúbicos".

Muestra el antiguo vehículo de bajo porte que está restaurando, que está junto a su Husqvarna actual, que parece un caballo pura sangre, pero de acero.

Pero ojo, que en esa pequeña moto empezó su aventura motociclística. "A mediados de los 60, el camino de Casa de Piedra (ruta 13) no llegaba hasta Uspallata como ahora (camino que está al noroeste del barrio Municipal, Las Heras). Con estas motos llegábamos hasta el primer monolito y hasta el segundo después.

Por ahí andaba solamente un minero, Bracco, con su Jeep Willys. Este señor abrió la mayoría de las huellas en ese entonces. Y en esta moto, junto con mi primo, que tenía otra nacional con motor Sachs 125, -que era tornero y le hacíamos unas coronas muy grandes para poder subir en la montaña y andar por los ríos secos- nos animamos a seguir por las huellas y ríos.

Pasamos la Cueva Norte hasta que llegamos hasta la Cuesta de Bonilla. Esta parte divide Mendoza de Uspallata y comenzamos a bajar para el otro lado". Para poder hacer tales viajes, llevaban bidones de combustible. "Llevábamos parches para arreglar las cubiertitas que eran las comunes, de calle.

Gorra en vez de casco, campera de cuero, pantalones far west y nada más". Luego de Bonilla, observaron que desde Uspallata hacia Mendoza había un camino hasta la zona de las minas y lo tomaron.

"Al poco tiempo de andar, nos encontramos con los del grupo de las BMW, que solían andar por ahí, entre ellos Maneschi, Bratschi, que estaban comiendo un asado al costado del camino minero. Nos paramos y nos preguntaron: “¿De dónde vienen ustedes?” De Mendoza, les dijimos y empezaron a reírse porque pensaron que estábamos mintiendo y le dije a mi primo: "Vamos que con estos viejos no se puede hablar en serio" y también nos reímos y seguimos camino. Supongo que hemos sido los primeros en hacer en moto el camino Mendoza-Uspallata por Casa de Piedra".

Daniel cuenta que otro amigo, Miguel Sanmartino, le puso "Yeti". Eso fue a principios de los 70, cuando ya habían llegado al país las motos de montaña, de trial, entre ellas las españolas Montesa y Bultaco.

"Fue después de una gran crecida que hubo en la zona del primer monolito (camino a Casa de Piedra), que se llevó gran parte del camino y junto al río quedó una cortada de piedra suelta y laja. Era una subida brava y me animé con mi Montesa de trial a subirla. Le desinflé las ruedas para que tuviera mayor agarre y, después del tercer intento, logré llegar hasta arriba y seguir camino al Primer Monolito. Ahí Sanmartino exclamó: "Pero si éste es el Yeti de la montaña", y ahí quedó el apodo hasta hoy".

El Yeti cuenta que su ingreso a las competencias llegó después. "El Gallego Andreu, un amigazo, tenía una cerrajería cerca de la plaza de Godoy Cruz y luego se volvió a España y allí murió.

Era un tipazo; fue el que me animó a correr. Tenía una Montesa 360  cm3 que era una bestia. Me decía: "Dale, metete a correr que vas a ganar todo.

Mi primera carrera fue un rally que organizó la Asociación Mendocina de Enduro, cuando tenía 45 años. Salí segundo, detrás del Coco Ruiz. Fueron dos días de competencia, desde Mendoza a Uspallata". Corría con una Suzuki 370 y luego tuvo muchos años una Kawasaki KLX 650, que todavía la conserva y está restaurando.

En 2000, a los 58 años, se dio el lujo de participar y llegar en los 6 Días Internacionales de Enduro (ISDE), que se hizo en Granada. Se trata de la prueba de moto más antigua, que se realiza desde 1913.

A los 66, tuvo el accidente más grave, que lo dejó inconsciente por varios días. "El primer día era desde Río Grande hasta Ushuaia. No me acuerdo nada, pero dicen que iba por un río seco y me comí un tramo que estaba cortado (una cortada) y el público me asistió. Mi hijo y mi hermano me fueron a buscar y recobré el conocimiento cuando llegué al aeropuerto El Plumerillo. Estuve como 5 años para recuperarme, no podía manejar, me mandaban a rehabilitación con los viejitos al lado del Casino. Miraba a los viejitos y me preguntaba ¿”Y así estoy yo?”. Por suerte puede recuperarme y sigo en las carreras y el objetivo es poder terminarlas”.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA