Lanzaron la primera cosecha de vinos producidos a orillas del Atlántico

Trapiche presentó su línea Mar y Pampa. Se trata de vinos principalmente blancos elaborados en Chapadmalal. Con diez hectáreas en plena producción, la bodega experimenta buenos resultados en sus viñedos de secano.

Lanzaron la primera cosecha de vinos producidos a orillas del Atlántico
Lanzaron la primera cosecha de vinos producidos a orillas del Atlántico

Las diez hectáreas de viñedos plantadas en Santa Isabel, una gran estancia  de Chapadmalal, en la costa atlántica, no sólo están a unos tres kilómetros en línea recta de la playa sino que se encuentran rodeadas de cientos de hectáreas de paisaje “verde” y cerca de plantaciones como trigo, soja o maíz. Allí presentó Trapiche la semana pasada sus vinos “costeros”, un proyecto experimental para elaborar a más de 1.000 kilómetros al este de la geografía típica de vides en Argentina.

A 44 metros sobre el nivel del mar, la firma ya cosechó y elaboró lo que -aunque técnicamente es la segunda- puede considerarse como la primera vendimia de Mar y Pampa, un proyecto experimental en el cual se somete a los viñedos a un régimen pluvial de 600 mm y que ha dado vinos principalmente blancos provenientes de variedades como chardonnay, sauvignon blanc, pinot noir y gewürztraminer.

Muy cerca de la flamante y pequeña bodega construida en la estancia, hay 15 hectáreas más listas y a la espera de las autorizaciones comerciales y de sanidad correspondientes para plantar las vides que esperan en aduana, para incrementar así el proyecto, que podría tener un máximo de 45 hectáreas en el futuro.

Los vinos que dio esta zona son blancos, frescos y jóvenes. Se trata de una región fría, con temperaturas medias de 17°, dos grados menos que el promedio de Mendoza, que retardan la maduración de la uva e impiden la adaptación de todas las variedades. Incluso, una de las variedades obtenidas -riesling- apenas alcanzó una graduación alcohólica de 10,5 grados, lo que implicó un pedido especial al Instituto Nacional de Vitivinicultura.

La práctica de una vitivinicultura de secano, que se riega en base a los caprichos de la naturaleza -que en esa zona es abundante en comparación con lo que acostumbran las vides no sólo en Mendoza sino también en San Juan, Salta o La Rioja- llevó a realizar curaciones contra la peronospora cada diez días. De todas maneras, el clima frío del lugar hace que la posible podredumbre por exceso de agua sea más controlable que si las temperaturas fueran altas.

El objetivo de la firma es vender en el exterior prácticamente la totalidad de las botellas, que estarán en un segmento de gama alta con precios que en la actualidad son de $ 120 para los vinos y $ 150 para los espumantes. También hay en Trapiche un impulso relacionado con lo promocional y -situados más cerca geográficamente del gran centro de consumo interno que es Buenos Aires- llevar el ritual del vino desde su origen a un público poco acostumbrado al mismo.

De este modo, a partir de diciembre, la bodega -que tiene capacidad para elaborar 100.000 litros y esta vez produjo 40.000- y los viñedos Mar y Pampa abrirán sus puertas al público con la idea de atraer a parte de la gran cantidad de turismo que llega a la costa a veranear.  
"Con esto no se van a sumar grandes ventas a Trapiche ni se van a mover los números finales de la firma, pero es un modo de posicionar y promocionar la marca", confesó Juan Sebastián Manzioni, gerente comercial de la empresa.

Es que la noticia de los vinos ya corrió por Mar del Plata y, según afirman desde Trapiche, hay un entusiasmo impensado desde distintos sectores de la zona no sólo por el turismo que puede traccionar el nuevo atractivo, sino por la idea de haber hecho un vino adecuado para la gastronomía -basada en pescados- representativa de ese terruño.

Sueño de una noche de verano

Cinco años después de un anhelo lanzado en una noche de charlas en la estancia perteneciente a Jorge Estrada Mora, Daniel Pi y Marcelo Belmonte -director de Enología e ingeniero agrónomo de Trapiche, respectivamente- aún no creen tener entre manos los vinos elaborados en este punto de la Argentina.

Después de aquella idea primigenia en 2009, comenzaron con los estudios y viajaron a distintas partes del mundo donde los viñedos se encuentran cerca del mar para estudiarlos un poco. Nueva Zelanda, Burdeos, Napa Valey, entre muchos otros, comenzaron a ser la inspiración de estos hacedores de vino.

La validación técnica del emprendimiento empezó por un seguimiento del clima y las temperaturas, primero, y por la colocación de una estación meteorológica, más tarde, en la misma estancia para registrar y computar las temperaturas que estaban por encima de los 10°. “Por debajo de eso no hay proceso posible”, aclaró Pi.

Otro punto a tener en cuenta por los especialistas fueron los vientos de hasta 20 km/h que usualmente hay en la región, denominada técnicamente como zona La Tandilia. Por eso, los viñedos fueron plantados en la misma orientación que el viento suele correr (norte - sur) con el objetivo de que las plantas se sequen más rápido. La misma intención promovió la plantación de las hileras con mayor cantidad de espacio entre sí.

El viento, por otra parte, también incide en la producción de azúcar -que por este motivo es menor y da frutas más frescas, un poco más ácidas y con un aroma que se preserva mejor.

Según los especialistas de Trapiche, estas características -las del terruño y su clima- condicionan el 90 por ciento del gusto del vino. El resto se relaciona con los suelos, mucho más orgánicos en la zona de La Pampa que en la desértica Mendoza.

Los viñedos están plantados en las partes más altas de la estancia Santa Isabel. En esa zona, no sólo no queda el agua acumulada sino que también hay una proporción mayor de tosca. “Es una característica de este suelo franco limoso, arcilloso. La tosca es menos permeable que las partes más profundas del suelo, por lo que la raíz llega hasta allí y esto sirve para controlar el crecimiento de la planta”, explicó Belmonte, quien agregó que el ambiente también obligó a -por caso- podar los pitones, que suelen ser más largos y con yemas más suaves que las que se dan en el oeste del país.

La zona no es ajena a las heladas, que pueden darse en primavera y en otoño y, aunque el impacto es menor y tal vez menos agresivo que el que acostumbran bodegueros mendocinos, el granizo ya bautizó las plantas. Allí, la tela antigranizo, colocada más abajo que lo que usualmente se hace, evita que los pájaros, y en especial las palomas, se roben las uvas para su almuerzo.

El proyecto

Hectáreas: 10 y con proyección de plantar 15 más la temporada próxima 
Msnm. 44 metros
Lluvias. 600 mm anuales promedio.
Variedades. Chardonnay, sauvignon blanc, pinot negro, gewurztraminer, riesling. 
Litros. 40 mil.
Precios. $ 120 los vinos y $ 150 los espumantes.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA