Abril

"Y la lluvia cae sobre la casa vacía"
Ray Bradbury

Era una mañana fresca de abril con una suave lluvia.

Volver a la casa de los padres le producía escalofríos y una nostalgia amena.

La muchacha llegó al barrio. El asfalto hacía que todo luciera de mejor categoría. Entró al almacén al que tantas mañanas había pasado por las galletas Manon y,  le compró un paquetito al hombre de cabello cano y paso lento que la atendió muy cordial y sonriente.

Cuando se encontró frente a la casa en donde había vivido con  los padres, mil cosas le acuciaron la mente. Sí, hasta le pareció oler el delicioso aroma a la sopa con fideos dedalitos que le hacía la madre.

Se sentó a la orilla de la acequia y las gotas le golpearon en la cabeza resonando con piedad.

Pensó: Mi casamiento fue rápido.  Recuerdo que algunas vecinas decían que me casaba de apuro o lo hacía para volverme rica de la noche a la mañana. Si supieran que mis padres habían preparado todo.  Pero yo lo acepté, quizás por complacerlos, por no saber decir que no, por no desobedecer. No lo sé.

Ahora han pasado veinte largos años y ella exige la respuesta que nunca le dieron. Está separada, el ex marido quería un hijo que ella no le pudo dar. ¿Por qué sus padres la indujeron al casamiento?

Se siente decidida a saber la verdad, pero los recuerdos, el barrio, el aire, la casita del árbol, la rayuela, el columpio, la vereda de baldosas rojas no la dejan…

Llora y sufre. De repente alguien le toca el hombro y cuando se da vuelta, un niño de mirada profunda la interroga:  ¿por qué llora? Ella le revuelve el cabello con ternura y le pregunta por los dueños de la casa. Él sonríe, mire, ahí vienen, son mis papás. La pareja  se detiene ¿qué necesita?

Ella, con las mejillas húmedas les contesta que busca a los dueños de esta casa.

Ellos le dicen la respuesta esperada, los antiguos moradores habían muerto hacía varios años ¿Cómo era que ella no lo sabía?

Ahora es una mañana fresca de abril, el camino de hojas mojadas, reluce el amarillo con la luz solar y la mujer solitaria visita el parque donde están las lápidas de dos desconocidos a quienes  en la niñez y la adolescencia llamó mamá y papá.

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