“Fue una de las carreras más difíciles para concentrarme, porque sabía la diferencia de puntos que teníamos con Mariano. Uno al relajarse un poquito se desconcentra, entonces puede cometer errores y tuve que mantenerme enfocado para que no se me vengan pensamientos a la cabeza”. Quien habla es el nuevo campeón del TC, el mendocino Julián Santero, que hizo historia al subirse a lo más alto del podio en el autódromo de La Plata. Y la consagración no se antoja histórica porque si: es el primer campeón con un auto de nueva generación (Mustang), además de ser el primer piloto mendocino que conquista un título en la Máxima. Además, como si el hito no fuera suficiente, se trató del quinto título a nivel nacional por parte del nacido en Guaymallén, el 21 de octubre de 1993 (Fórmula Renault Plus, Fórmula Renault Argentina, TC Mouras, Turismo Nacional y Turismo Carretera).
Y una vez que aterrizó sus pies debajo del podio, llegó el momento de conocer todo lo que rodeó la definición. “Me enteré recién. No sabía lo que había pasado”, dijo en conferencia, respecto de lo sucedido con Mariano Werner (ver aparte). “En el momento pregunté y me dijeron que estaba detrás del puesto 20. Sabía que me alcanzaba entre los 5 y 6 de adelante con él en esa posición. No sabía lo que había pasado. Cuando me enteré, me pareció injusto; se merecían definir el campeonato en pista y en un mano a mano”, agregó.
Fundamentalista de las definiciones donde corresponde, la pista, el mendocino se mostró reacio a que los hinchas puedan estar en la recta principal durante la vuelta previa. “No estoy de acuerdo. Es el único deporte en el que permitimos esto. Somos el único deporte y el más peligroso. ¡Había nenes de 5 o 6 años al lado de la pista!”.
Si alguno trata de entender lo sucedido el fin de semana, debería empezar por repasar como fue la temporada del mendocino: lideró el campeonato y comandó la Copa de Oro hasta la penúltima fecha, cuando, después de dos triunfos en fila, Werner lo desplazó. Por eso sonaba a injusticia si el título finalmente no era del oriundo de Guaymallén.
“Durante el día estuve concentrado, esperando a cada momento para saber cuál era la mejor decisión, la mejor puesta a punto. Estuve arriba del equipo y eso dio su resultado”, explicó, aun visiblemente emocionado por lo sucedido, luego de ganar la tercera serie y finalizar segundo en la final. “Este título es un sueño cumplido”, repitió a quien quisiera oírlo.
- Sos el primer mendocino campeón del Turismo Carretera...
- Mendoza es una provincia muy fierrera, con un montón de seguidores y fanáticos que no tenían un campeón de TC. Soy el primero y eso me pone feliz.
Hace casi 10 años, en 2015, Santero debutó en este mismo autódromo, en el TC Mouras, donde fue campeón aquella temporada tras tres victorias.
“Es un circuito que me trae lindos recuerdos: acá debuté cuando arranqué la escalera para ser piloto de Turismo Carretera, así que es un circuito que está marcado en mi carrera deportiva”, dijo.
Atrás quedará aquel olvidable 2019, cuando no pudo competir por cuestiones presupuestarias. En su vuelta, fue campeón de la Clase 3 del TN. Y ahora sumó su máximo anhelo. “Vengo peleando por esto hace muchísimos años”, dijo. No hay por qué no creerle. Palabra de campeón.
La bronca por el “Papelitos gate”
La de este domingo fue la quinta vez que se definió el TC en La Plata. Allí sobre la Ruta 2, la categoría más convocante del país tuvo su GP Coronación. Y también su mancha cuando un par de hinchas identificados con Chevrolet le tiraron papelitos a la parrilla del Ford Mustang de Mariano Werner, quien llegaba como líder de la Copa de Oro. “Hubo una mano que no tenía que estar. Quizás no tenía que ser para nosotros, pero me hubiera gustado perder en pista. Felicito a Julián y su equipo. Hay un justo campeón. Pero estoy triste por la forma en que se dio, nada más”, dijo el entrerriano Werner tras concluir 22°, cuando fue a la revisión técnica. Fue entonces cuando confirmó que lo que imaginaban él y su gente: los papeles taparon el ducto de la toma de aire.
No pataleó Werner, más allá de se trató de un sabotaje. Allí, justo debajo del podio donde Santero festejó después, quien quería meterse en el selecto grupo de tetracampeones saludó uno a uno a los mecánicos del LCA Racing campeón y pasó varios minutos firmando autógrafos y sacándose fotos con algunos hinchas antes de volver al box.
Ni el ganador de la carrera ni sus escoltas sabían lo que había ocurrido con Werner cuando se bajaron del podio. No habían visto las imágenes y creían que la detención del entrerriano después de la vuelta previa había sido para solucionar un inconveniente mecánico. Insólito.
