La decepción es grande por la cercanía del gran objetivo. Gimnasia y Esgrima vio como se le escurrió el gran sueño blanquinegro por una distracción en una acción de balón parada. No mucho más que eso. Porque más allá de que San Martín de San Juan es el justo vencedor de este Reducido, el Lobo estuvo en la postrimería de la definición por derecho propio. Fue un equipo duro de roer, sacó chapa de guapo en rodeo ajeno y se hizo gigante para asumir el rol protagónico cuando la situación lo permitió.
GOL DE SAN MARTÍN DE SAN JUAN. El Verdinegro estampó el 2-0 ante Gimnasia (M) con este gran cabezazo de Nazareno Fúnez. Con este resultado el sanjuanino se encamina al segundo ascenso a la primera división.
¿Jugó bien ayer Gimnasia? No. ¿Estuvo a la altura de la definición? Si. Fue una final y como tal, la jugó con el cuchillo entre los dientes, dando batalla ante un elenco verdinegro que demostró el porqué de su presencia a partir de ahora en el máximo escalón del fútbol nacional. No habrá espacios para los reproches. Se dio todo en función de lo que pedía la situación. Y más. Porque durante el transcurrir de la competencia hubo una identificación mutua dentro de las entrañas del club: los jugadores con la camiseta y los hinchas con este plantel. Eso habla a las claras de una comunión que encolumnó al pueblo mensana detrás de un objetivo por el cual la ilusión se sostuvo hasta recién.
GOL DE SAN MARTÍN DE SAN JUAN. San Martín de San Juan se puso en ventaja a través de González. Cabezazo al rincón. Pierde el Lobo 1-0.
Ezequiel Medrán comprendió como nadie el devenir de un torneo que fue intenso, que regaló emociones por doquier y se escapa por esos imponderables que tiene este bendito deporte. ¿Pudo hacer más, Gimnasia? Seguramente. Le costó hacerse del balón, darle buen sentido a la circulación y por momentos lució demasiado apurado en la búsqueda del arco rival. El duelo pedía paciencia. Y el Lobo no la tuvo.
El dolor alcanza el extremo norte del Parque General San Martín, porque el Sueño era tan grande como la historia misma que lo atravesaba. Gimnasia es uno de los grandes del fútbol mendocino y su historia merecía la coronación y el salto a la Liga Profesional.
En la agonía de la definición, Gimnasia no supo manejar sus nervios, pero es innegable que su esfuerzo fue máximo. A lo largo de toda la temporada, el equipo mostró un carácter inquebrantable, logrando resurgir de situaciones difíciles y demostrando que, cuando se lo proponía, podía ser competitivo. Sin embargo, en el último partido, las ansias por alcanzar el objetivo llevaron al Lobo a una toma de decisiones apresurada, a un fútbol más reactivo que proactivo, donde los tiempos del juego se les escaparon entre los dedos. Esa diferencia, en el juego de los detalles, fue suficiente para San Martín (SJ).
APARECIÓ EL VAR, GOL ANULADO. Tras un excelente contragolpe, Montagna la clavó al ángulo, pero la pelota había salido por línea final en la jugada previa. Respira el Lobo.
Lo que queda claro, sin embargo, es que Gimnasia dejó todo en el campo. Esa entrega, ese esfuerzo titánico, no se puede discutir. Los hinchas lo valoran y nunca dejaron de creer, incluso cuando llegó la sentencia a través de la definición de Funez. De la misma manera que los jugadores dieron la cara y lucharon hasta el último suspiro, el hincha del Lobo no se movió de su lugar. En los buenos y malos momentos, esa unión fue palpable, haciendo que, aún en la derrota, la sensación de pertenencia sea más fuerte.
Es cierto que la suerte no estuvo de su lado. El fútbol, ese deporte tan impredecible como hermoso, les jugó una mala pasada. Pero nadie puede quitarle al Lobo lo que logró a lo largo de la temporada: un equipo que nunca se rindió, que mantuvo la cabeza en alto y que, a pesar de la caída, seguirá buscando la gloria. Y aunque esta vez no se dio, la sensación es clara: el Lobo está de pie, con la vista puesta en nuevos horizontes, con la promesa de volver más fuerte.
HISTÓRICO. Espectacular recibimiento de los Famosos 33 a sus jugadores. Gimnasia y Esgrima sueña en grande.
El fútbol es así. Una distracción o una decisión errada cambia el curso de todo. Pero eso no borra lo que se construyó durante toda la temporada. Y aunque no se alcanzó el objetivo final, los hinchas saben que el equipo dejó el alma en cada juego. El sueño sigue vivo, aunque hoy, por un rato, duela un poco más. La ilusión no se apaga con una derrota; se fortalecerá para seguir peleando. Este equipo mensana, con su garra y su entrega, seguirá siendo un digno representante de esa pasión que nunca abandona a los que dan todo por un solo sueño.
Gimnasia y Esgrima vs. San Martín de San Juan por la final del ascenso a la Liga Profesional: todas las estadísticas
