Con un dólar rezagado con respecto a la inflación, en los últimos meses de 2024 los costos argentinos se han ido incrementando, lo que preocupa a los exportadores. Esto, en un contexto en el que varios precios de los productos que se exportan desde Mendoza han seguido una tendencia a la baja. Plantean la necesidad de reducir las cargas impositivas, aduaneras y logísticas.
Un análisis del Ieral (de la Fundación Mediterránea), señala que los costos menos dolarizados, como los salariales, han aumentado fuertemente en dólares en los últimos meses, aunque todavía están bastante por debajo de los niveles previos a la crisis de mediados de 2018. En cambio, los valores de los insumos importados han tenido incrementos menores.
Por otra parte, advierte que varios precios internacionales de los productos mendocinos que se exportan han ido en descenso, aunque en 2024 se produjo un repunte en algunos de los más relevantes, como ajo, nueces, cerezas, aceite de oliva y papas conservadas. Mientras que, en el caso del vino, esos mayores costos se vieron compensados por una disminución del valor de la materia prima -uva y vino de traslado-, que se explica en gran medida por una mayor oferta y un mercado interno alicaído.
Si bien plantea que todavía los costos en dólares son bajos, indica que preocupa el ritmo de aumento en 2024. El estudio resalta que, en otros países, el incremento de los costos en dólares ha respondido a un crecimiento de la economía, mientras que en Argentina se ha debido a una menor inflación, pero todavía no se ha iniciado la senda de reactivación.
Por eso, señala que todos los niveles de Gobierno enfrentan el desafío de reducir los costos no salariales -impositivos, aduaneros y logísticos, entre otros- y de ampliar los mercados para poder colocar los productos argentinos y mendocinos.
El gerente de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, Mario Bustos Carra, mencionó que, en los últimos dos o tres meses, las exportaciones de las economías regionales han crecido, pero que el peso se ha fortalecido -resaltó que es la moneda que más se fortaleció en el mundo este año- lo que ha elevado los costos con un dólar que está un poco “planchado”. Detalló que el oficial está apenas por encima de los $1.000 y es el único que va subiendo, mientras han bajado todas las otras cotizaciones.
Sumó que, en el caso de Alimentos y bebidas, que representa el 32% de las exportaciones argentinas, incluidas las del complejo sojero, la carga tributaria alcanza el 47%. Esto, resaltó, con un tipo de cambio atrasado, es un porcentaje muy elevado. De ahí que desde el sector productivo estén a la espera de alguna medida adicional por parte del Gobierno.
Bustos Carra mencionó que, la semana pasada, el presidente de la UIA (Unión Industrial Argentina), Daniel Funes de Rioja, lo expresó con claridad durante la 30° conferencia anual de la entidad: que celebran la lucha contra la inflación, la eliminación de una serie de normas que entorpecían, sobre todo, el desarrollo del comercio exterior, pero insisten en la necesidad de “nivelar la cancha”.
El titular de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo consideró que la expresión es muy apropiada, porque un dólar bajo favorece las importaciones. Y si bien el 80% del total que ingresa al país tiene como destino la producción, ya que se trata de insumos o bienes de capital, este tipo de cambio impulsa que se traigan del exterior productos terminados.
“Ya lo estamos viendo en la provincia con el tomate triturado, que tiene un precio más competitivo que el local, por esa carga tributaria. Por eso en la UIA hablaron de los impuestos y los costos laborales, no salariales. Porque no puede ser que haya que pagar un 50% adicional por cargas sociales”, indicó.
Dólar y salarios
El estudio del Ieral señala que un costo que ha tenido un incremento importante es el laboral, que no sólo incluye los salarios, sino también los impuestos y los derivados de contingencias, como las indemnizaciones. Precisa que los sueldos han tenido un repunte en dólares desde abril, aunque todavía se encuentran 25% por debajo del de 2018.
Consultado sobre si la recuperación de la capacidad de compra de los salarios podría traducirse en un incremento adicional de costos, el autor del análisis, el economista Jorge Day, explicó que el aumento del poder adquisitivo se puede dar por una mayor productividad, por mejores precios en el exterior o porque el dólar se vuelve más barato.
Añadió que, con la fuerte pérdida que tuvieron a principios de año, es de esperar que continúen recuperando el nivel perdido frente a la inflación, pero vinculado a que el dólar se está abaratando y ciertos productos, como los alimentos, van siguiendo la evolución de la divisa estadounidense.
Consideró que, si el plan económico tiene éxito, el dólar podría abaratarse un poco más, pero ya no tanto, porque la inflación está por debajo del 3% mensual y el ritmo devaluatorio es del 2%. De ahí que Day considere que los salarios aumentarán, pero no tanto, a menos que exista mucha presión y, si las empresas no mejoran su productividad, sí podría causar un problema.
Añadió que algunos empresarios están inquietos, porque a nivel nacional, el Gobierno va a tratar de frenar los incrementos salariales, pero las provincias que están con mejores finanzas podrían decidir recomponer los ingresos y eso puede generar mayor presión en el sector privado.
De todos modos, indicó que “lo que uno esperaría es que, si la economía se estabiliza, empiecen a haber más inversiones, crecimiento y el poder de compra mejore en forma más sustentable”. En esta línea, señaló que los salarios deberían recuperarse, pero de la mano del crecimiento económico y esto implica un proceso más lento.
Por otra parte, detalló que, cuando se alcanza una cierta estabilidad, la gente demanda menos dólares y la cotización se cae. Y que, cuando los países crecen, los precios de los servicios empiezan a aumentar y se abarata el dólar. Esto también demanda más tiempo, pero es positivo, porque se asocia a una economía que va creciendo.
Otros costos y precios
El informe del Ieral señala que la situación de otros costos ha sido dispar. El transporte de carga, es decir, los costos logísticos, se encuentran a un nivel similar al de 2018; mientras que los fertilizantes están un 25% por encima, ya que tuvieron un fuerte incremento en 2022, por la suba de los precios internacionales (debido a la guerra Rusia-Ucrania), pero estarían disminuyendo; y los envases de papel y cartón están un 20% por debajo.
De ahí que plantea que, en 2024, han aumentados los costos “menos dolarizados”, como los salarios, mientras que los “más dolarizados”, como fertilizantes y cartón, lo han hecho en menor medida.
Cuando se compara la evolución de los costos con los precios de los productos exportados, en promedio, esos valores han disminuido este año. Pero como los salarios habían caído en mayor magnitud, en términos generales, los exportadores todavía tienen un margen para competir.
El documento elaborado por Day analiza también lo que ha sucedido en distintos sectores de la economía mendocina. Para la vitivinicultura, toma como referencia el malbec fraccionado y plantea que su rentabilidad mejoró con la fuerte devaluación del año pasado y no se ha reducido desde entonces, no porque hayan subido los precios, sino porque cayeron los costos, en especial de la materia prima (uva y vino de traslado), producto de una mayor cosecha.
Los productos agrícolas frescos, como ajo, cerezas y nueces, vienen teniendo precios a la baja en dólares constantes en los últimos años, aunque tuvieron un repunte en los primeros nueve meses de 2024. Y en el caso de los agroindustriales, el valor internacional de la ciruela desecada cayó fuertemente, mientras que subió de manera importante el del aceite de oliva y las papas preparadas.
En definitiva, los costos salariales subieron fuertemente en 2024, pero no fueron acompañados por un repunte significativo de los precios de exportación, por lo que el Ieral subraya que es importante estar atentos a la dinámica. “El norte de la política económica debiera consistir en reducir los costos argentinos (no los salariales, sino los impositivos, aduaneros, logísticos y otros) y en ampliar los mercados externos (con acuerdos con otros países). Es un proceso más lento y tedioso, pero sustentable en el tiempo”, concluye el análisis.