“El año pasado tenía 280 ovejas, ahora tengo 110. Cuando fue el momento de la parición, falleció mi padre y tuve que bajar. Cuando volví, de 130 corderos que tenía sólo quedaban 28; el resto fueron devorados por pumas y zorros. Quizás logre vender 6 ó 7 corderos este año". Ésta es la historia del puestero Luis Sánchez, de Malargüe, la cual sirve para graficar la otra decena de familias de productores que trabajan en la producción de carne de cordero, que se ven afectados por la depredación de carnívoros silvestres.
La situación de los productores ovinos en Mendoza es paupérrima ya que, a la falta de infraestructura, mano de obra y tecnología, se le suman los daños ocasionados por la fauna silvestre (protegida en la provincia) que terminan por hacer, de la diversificación agrícola que tanto se pregona, una empresa que tiene más de utopía que de realidad.
Según datos provistos por la Dirección de Ganadería en Mendoza, no hay instalaciones de esquila y la cría de este tipo de animales está asociada con otras producciones ganaderas.
A saber: son aproximadamente 500 los productores del secano (95% del stock) con majadas que oscilan entre 30 y 1.500 ovejas, y 200 en los oasis, con piños que van entre 20 y 100 ovejas. Los productores del secano viven en el campo, mantienen producciones mixtas (ovinos, bovinos, caprinos y equinos). La principal raza que hay en la zona se llama Hampshire Down, aunque reconocen que muchas veces la genética no es pura.
“En sí el negocio del cordero tiene un cuello de botella. Tenés el problema de los depredadores en el campo como el zorro y el puma. Además, con varios años de sequía, la rentabilidad ha sido nula para los productores. A esto hay que sumarle que tienen que tener otros animales como cabras y vacas, en algunos casos, para poder subsistir”, dijo Pablo Héctor Dri, de la dirección de Ganadería de Mendoza.
La situación del sector no es fácil. Para producir los corderos, se necesita esquilar al animal para favorecer el consumo de alimento, evitar daños en los animales y mejorar el comportamiento reproductivo, que en la provincia se da entre los meses de enero a marzo.
En Mendoza, el 70% de los productores realiza esta tarea con tijera, por lo que se requiere mano de obra especializada que no se encuentra con facilidad en la zona, al tiempo que el rédito por la venta de lana escasamente alcanza para cubrir los costos. En contraposición, en la Patagonia, donde la exportación de cordero patagónico es un negocio que genera interesantes ingresos para el productor, el 95% de los productores tienen máquinas para realizar este proceso.
“Está difícil el tema del trabajo para conseguir la gente para esquilar. Además, nosotros venimos de años de sequía y este año las nevadas fueron mejores pero no alcanza. Hoy tenemos unos 800 vientres. Hay altas y bajas”, dijo Daniel Pérez, productor de Malargüe.
Agregó: “El ataque de zorros y pumas a los rebaños genera pérdidas que están entre el 15% y 20%, mientras que cuando los corderos están recién nacidos el daño es mucho mayor”.
En Mendoza más del 50% de los productores tiene una irregular tenencia de la tierra, viviendo y produciendo sobre tierras fiscales, de dueños desconocidos, de familiares ya desaparecidos o arrendadas, por lo que se limitan las intenciones de invertir o reinvertir en infraestructura ganadera.
Oportunidades
Según un reporte de la Dirección de Ganadería hay una vasta superficie de tierras sub-utilizadas o utilizadas con muy baja eficiencia ganadera en el sur provincial, que son aptas para esta producción, existiendo 3.849.700 hectáreas de Ambiente Estepa Patagónica, con precipitaciones medias anuales de entre 150 y 250 mm y, gran parte de éstas, a distancias que permite la trashumancia a valles cordilleranos.
En los oasis bajo riego, especialmente en el Sur (ríos Diamante y Atuel) hay aproximadamente 30.000 hectáreas de fincas abandonadas total o parcialmente. En muchos casos, las mismas se hallan en distritos que históricamente estuvieron relacionados a la ganadería ovina, por encontrarse próximas a zonas con tradición ovina, como en el caso de San Rafael: Cuadro Benegas, Las Malvinas, Soitué, Jaime Prat y Carmensa. El potencial productivo en los oasis es muy alto y el costo inicial es bajo si se lo compara con la ganadería mayor y la agricultura tradicional.
Ayuda económica para productores
La semana pasada se terminó por aprobar en senadores el proyecto de Ley del diputado Juan Muñoz que prevé fondo especial de compensación para productores ovinos y caprinos afectados por la depredación de carnívoros silvestres.
La ley, que aún no ha sido reglamentada ni publicada en el Boletín oficial, prevé “una partida que se asignará anualmente por la Ley de Presupuesto, que no podrá ser inferior a la suma de $ 1.000.000, facultándose al Poder Ejecutivo a efectuar las modificaciones presupuestarias necesarias y suficientes para integrar dicho fondo a partir del presente ejercicio”.
“Hace mucho tiempo que veníamos pidiendo la aprobación de esta ley. Aquí, en Malargüe, los productores han sido seriamente afectados por los ataque de predadores”, dijo Juan Muñoz, autor de la norma.
Es un aporte no reintegrable para todos aquellos productores cuyo ganado sea afectado por la depredación de carnívoros silvestres, con el objeto de paliar los perjuicios padecidos.