La casa de la esquina de Emilio Civit y Mitre tiene un gran muro que da a la calle y sobre él se observa concertina con púas. En el ingreso hay un portón que se abre con un control remoto. Nora Díaz recuerda que en el terreno donde ahora se levanta el imponente Espacio Cultural Julio Le Parc había un cañaveral y se acumulaba la basura. Además, con frecuencia rompían las luminarias, por lo que entrar a la vivienda de noche era un riesgo. "Ahora es un cambio total", señaló satisfecha.
Juana Escollo, otra vecina que tiene su casa frente al centro cultural, sonríe mientras cuenta que están muy contentos con la recuperación del predio. La mujer señaló que hace más de 50 años que vive en ese sitio y que desde la inauguración del Le Parc, los visitantes estacionan sus vehículos en las calles del entorno y eso los hace sentir más seguros.
También Miguel Peñaloza, de un comercio ubicado sobre calle Mitre, indicó que la seguridad que hay en el espacio cultural ahuyenta cierto tipo de transeúntes. Es que antes les robaban a los clientes que dejaban maquinarias frente al local y los ladrones corrían al baldío para esconderse. "Lo bueno es que hicieron algo en el terreno", señaló.
Sin embargo, en otros sectores del terreno del ferrocarril se mantienen las precarias viviendas que levantaron familias a partir de 1993, cuando dejó de circular el tren y la estación quedó abandonada. Pedro Cabaña, uno de los habitantes del asentamiento Belgrano, cuenta que llegó a uno de los galpones hace 14 años porque trabaja pero nunca consiguió un empleo en blanco y tiene seis hijos.
El hombre señaló que tienen los mismos problemas de siempre: ningún vehículo -taxi o ambulancia- quiere entrar y cuando llueve ellos no pueden salir porque el predio se anega. También, que muchos niños y jóvenes necesitan una oportunidad y que pintaron muy entusiasmados los murales del paredón que da al estacionamiento del Le Parc.
Si bien las condiciones de las familias son diferentes, ya que algunas han construido casas de ladrillo mientras otros tienen viviendas muy precarias, todos están colgados de la luz, sacan agua de una cañería en el predio y no cuentan con cloacas.
El intendente de Guaymallén, Alejandro Abraham, indicó que el municipio compró un terreno en Bermejo y que el Instituto Provincial de la Vivienda llamó a licitación hace unos 20 días para, con fondos de Nación, urbanizarlo y construir 127 viviendas, 80 para los habitantes del asentamiento y las 47 restantes para una cooperativa de carreteleros.
Estas solución, sin embargo, no incluye a cinco familias de ex ferroviarios que habitan viviendas que pertenecieron a la estación. Ramón Gallardo, uno de ellos, planteó que esperan que les den la oportunidad de ir comprando el inmueble en cuotas, ya que hace años que están en la zona.
