El primer crucero que zarpó de Estados Unidos hacia Cuba en más de medio siglo atracó hoy en La Habana ante una multitud de curiosos que agitaba banderas de ambos países y registraba con sus celulares el histórico arribo.
Con 700 pasajeros a bordo, el barco Adonia de Fathom, filial de la empresa estadounidense Carnival, ingresó en el puerto de La Habana esta mañana tras haber partido de Miami la tarde del domingo.
El sonido de la bocina arrancó gritos de emoción entre los cubanos que seguían desde el malecón la lenta entrada del crucero en este día feriado y soleado en Cuba.
A Yaney Cajigal, una bailarina de 32 años, la alegría casi ni le permitía hablar. Entre el reducido grupo de cubanos que viajó desde Miami, el enclave de la diáspora de Cuba en Estados Unidos, está su sobrina.
"Esto para mí es increíble, esto es muy emocionante. Los recibimos con las banderas de Cuba y Estados Unidos para que todo sea unión, paz y tranquilidad", dijo la mujer.
El viaje de este primer crucero que cubre la ruta entre Estados Unidos y Cuba añade un nuevo símbolo a la reconciliación política entre los otrora enemigos de la Guerra Fría.
Aun cuando se mantiene en vigor el embargo estadounidense sobre la isla impuesto en 1962, los dos países restablecieron relaciones diplomáticas en 2015.
De su lado, el gobierno de Barack Obama -que ha pedido en vano el fin del embargo al Congreso de mayoría republicana- ha flexibilizado algunas de las restricciones económicas y acordado con La Habana la reanudación de los vuelos comerciales, del correo postal y de los cruceros.
Marejada política
La salida del crucero se mantuvo en suspenso hasta la semana pasada, cuando el gobierno de Raúl Castro levantó las restricciones para los viajes marítimos de los cubanos desde y hacia Estados Unidos, lo que abrió la puerta a que las personas nacidas en la isla puedan abordar los barcos.
Ante esas restricciones impuestas desde la Guerra Fría por Cuba, cuando temía el desembarco de anticastristas, Carnival se había negado en un principio a aceptar reservaciones de cubano-estadounidenses,lo que desató una polémica por la discriminación, que obligó a la empresa de cruceros a condicionar la salida de sus barcos a que La Habana cediera.
Al final, Cuba accedió a liberar los viajes marítimos de sus ciudadanos, en el marco del proceso de normalización de relaciones con Estados Unidos, lo que calmó las aguas y despejó el camino para que los cruceros zarparan.
Pero como las restricciones se levantaron hace pocos días, tan solo un puñado de personas de origen cubano se embarcaron en este primer crucero.
"Mi papá quería ir, pero se murió, así que vengo en su nombre, por eso tengo tantos sentimientos encontrados, pero estoy sobre todo feliz", dijo Isabel Buznego, nacida en Cuba hace 61 años. Ella y su esposo salieron de niños de la isla hace más de medio siglo y retornan por primera vez.
"Para mí es un día muy especial porque regreso a Cuba en un crucero, que para mí es la mejor manera de ver países", dijo a la AFP Carlos Orta, vicepresidente de Carnival, que regresa a Cuba por primera vez en 47 años.
La mayoría de la media docena de cubano-estadounidenses que viajan en el Adonia son representantes de Carnival. Uno de ellos, Arnie Pérez, será el primero en desembarcar en La Habana.
Música, baile y recorridos guiados
"Es un viaje histórico, eso es lo más importante, y es un lugar al que siempre quise ir. Quiero ver cómo viven, su música, su comida, y hacer compras", señaló antes de abordar Regina Patterson, estadounidense de 58 años empleada de una universidad.
El Adonia tiene previstas actividades culturales en los diferentes puertos que tocará: La Habana (el lunes), Cienfuegos (el jueves) y Santiago de Cuba (el viernes), como encuentros con artistas, músicos y trabajadores privados, clases de baile y recorridos guiados.
Debido al embargo contra Cuba aún vigente, los estadounidense tienen prohibido el turismo en la isla, pero pueden visitarla con fines culturales, académicos, deportivos o religiosos.
El Adonia, cuyos camarotes se reservan por entre 1.800 y 7.000 dólares por persona, será el primer barco que haga la ruta entre ambos países, interrumpida desde el triunfo de la revolución cubana en 1959.
Varios ferries que han recibido permisos de Washington esperan la luz verde de La Habana, mientras que más tarde este año podrían comenzar a operar vuelos regulares a la isla, tras 53 años en suspenso, algo esperado por los cubanos en la isla que aguardan el beneficio económico de más turismo.