Por Andrea Calderón
Esta disciplina milenaria cobra cada vez más fuerza en nuestra cultura. Mendoza no se queda atrás en la tendencia y proliferan los espacios, instructores y actividades destinadas al reencuentro con el ser interior.
"Yoga representa una herencia para la humanidad entera. Es muy significativo que este año, por resolución de la Organización de las Naciones Unidas, se haya celebrado el primer Día Internacional del Yoga. Esto confirma su enorme difusión a nivel mundial", dice la instructora Maytilli Devi, quien junto a su colega y compatriota italiano Veeraj, lleva adelante desde 2006 en Mendoza la Asociación Sophia. Formados en su país de origen y en India, los creadores de este espacio adhieren a la cultura Rishi y en sus clases ponen el énfasis en técnicas de respiración (pranayama) que se integran de manera sinérgica con ejercicios posturales (asanas, kriyas, mudras), junto a herramientas de relajación y meditación que apuntan a una profunda interconexión entre las dimensiones física, energética y psíquica de cada persona.
Además de yoga, el espacio cuenta con un pequeño almacén de alimentos saludables y orgánicos y propone clases de Tai Chi, talleres de desintoxicación y cocina natural, cursos de astrología y antroposofía, formación de instructores, armonización con cuencos, y toda una serie de actividades destinadas a la formación integral. "Nos basamos en el concepto de que el verdadero bienestar es un estado de conciencia plena en el que la dimensión espiritual de la existencia es expresada cada día en nuestro cuerpo, emociones y pensamientos a fin de que cada buscador experimente la dimensión del Ser que vibra en su interior y pueda acercarse al verdadero significado de su aventura sobre la Tierra", comparte Maytilli, quien asegura que "el auge espontáneo del yoga" como disciplina milenaria demuestra que intuitivamente el ser humano busca recuperar su unidad y conectarse profundamente con la existencia.
En Índigo la misión es acompañar y promover el proceso de expansión de la conciencia. Es por esto que el espacio está abierto para la práctica de yoga en sus estilos Hatha, Kundalini y Ashtanga, pero también para la realización de conciertos de mantras, talleres de educación viva, alimentación o depuración, meditaciones e iniciaciones de Reiki con reconocidos maestros y profesionales, entre numerosas prácticas saludables.
El lugar cuenta además con un almacén de ramos naturales con alimentos y productos naturales y orgánicos que "elevan la vibración" y otros de limpieza e higiene personal amigables con el cuerpo y el medio ambiente. Porque como dice Alejandro Roby, responsable del espacio, se trata de generar conciencia entre lo que consumimos, practicamos y pensamos, al tiempo que se ofrecen productos, prácticas y experiencias "en línea con ese camino de conciencia, que es de unión cuerpo, mente y alma".
Alejandro considera que el interés creciente en Mendoza es parte de un despertar global: "Nos estamos dando cuenta de que no somos sólo cuerpo y mente. La mente vive en conflicto por el simple hecho de que su naturaleza es dual". Y en este sentido, explica: "Queremos y buscamos regresar a la unidad de la que venimos, la unidad que somos y que sólo podemos encontrar en el Ser. El yoga allana ese camino de encuentro. Por otro lado, y desde un punto de vista menos conceptual y más práctico, nos damos cuenta de que hay algo que no está bien con la vida que llevamos. Estamos estresados, cansados y a veces enfermos, y vemos que quienes practican yoga se sienten bien, están sanos y contentos e irradian un 'algo que yo también quisiera tener'".
Si hablamos de espacios con historia en Mendoza, el Instituto Superior de Yoga Vijñana cuenta con una experiencia de 20 años en la formación de alumnos y profesores de yoga partiendo de que no se trata de una religión ni de una filosofía sino de
"una correcta psicología vivencial".
Con elementos de esta
"ciencia filosófica milenaria"
, actualizada a los tiempos que corren, en el lugar se transmiten técnicas basadas en el dominio del movimiento, el ritmo y la respiración que conducen a la relajación y la concentración anímica.
"La gimnasia psicofisiológica brinda armonización física, emocional y mental y esto provoca el despertar de la conciencia"
, afirma el profesor José Luis Flores.
"ESTAMOS ESTRESADOS, CANSADOS Y A VECES ENFERMOS, Y VEMOS QUE QUIENES PRACTICAN YOGA SE SIENTEN BIEN, ESTÁN SANOS Y CONTENTOS E IRRADIAN UN 'ALGO QUE YO TAMBIÉN QUISIERA TENER".
Asimismo, este profesional comparte otros de los notables beneficios de la práctica: "El auto-masaje activa la circulación sanguínea y evita la congestión pasiva; los estiramientos provocan desbloqueos energéticos; la respiración completa modifica la química orgánica y la concentración posibilita equilibrio glandular". Con un método basado en el estudio, la investigación y la práctica, esta institución funciona de la mano del Centro Cultural Matesis, con actividades destinadas a la re-educación de la humanidad.
El Centro Sadhana Yoga celebra este año su décimo aniversario de existencia. En este espacio, las clases tienen lugar de lunes a sábados, junto a la realización de talleres, charlas y la formación de instructores dentro de una tradición clásica. "Sadhana nace como resultado de la experiencia personal que confirma al Yoga como un sistema muy eficiente para lograr y aumentar la salud física y mental, que desarrolla la capacidad de observación y concentración, que armoniza y calma, que desarrolla la voluntad y como resultado final, permite obtener una vida más plena. Por supuesto todo esto no es posible si no está presente la seria constancia y el empeño en la práctica", dicen sus responsables.
"EL AUTO-MASAJE ACTIVA LA CIRCULACIÓN SANGUÍNEA Y EVITA LA CONGESTIÓN PASIVA; LOS ESTIRAMIENTOS PROVOCAN DESBLOQUEOS ENERGÉTICOS; LA RESPIRACIÓN COMPLETA MODIFICA LA QUÍMICA ORGÁNICA Y LA CONCENTRACIÓN POSIBILITA EQUILIBRIO GLANDULAR".
Las alternativas no se agotan en lo expuesto. “El yoga está de moda porque el mundo lo necesita”, dice la instructora de Kundalini Lis Belinsky, a cargo de su propio espacio en la Ciudad, bautizado La Salita, donde organiza meditaciones y encuentros con maestros de otros lugares, además de dar clases en Índigo. En su caso, la propuesta invita a despertar el potencial de cada persona y su energía creativa mediante un yoga dinámico, vital y altamente desintoxicante.
Por su parte, Ariana Serpa es responsable del proyecto “Yoga para Crecer”, donde niñas y niños son protagonistas de un descubrimiento en el que el juego despierta la conciencia desde los primeros años de vida. Las clases tienen lugar en su espacio de Chacras de Coria, Asociación Sophia, Índigo, Espacio Cultural Julio Le Parc y Villa Clarita, en Uspallata, aunque la idea es seguir creciendo y transmitiendo amor, sabiduría y respeto a los más chiquitos. Talleres divertidos de alimentación saludable, clases junto a padres y encuentros de meditación integran la propuesta.
Gigi Berti es otra de las mujeres comprometidas con la práctica en Mendoza; además de organizar talleres de acroyoga, da clases en la Ciudad, Godoy Cruz y particulares, que reúnen a los interesados de distintas edades y que también incluye a los niños.