No hay dudas del lugar insustituible de la familia, en su rol educador y formador en valores éticos para las sociedades. Sin embargo, en nuestro país, como en muchos lugares del mundo, la institución familia atraviesa una crisis. Los factores causales son diversos, entre ellos podemos encontrar: las exigencias competitivas del mundo laboral, los roles familiares confusos, la violencia intrafamiliar, las rupturas matrimoniales, etc.
Las consecuencias de todo ello están a la vista: aumento de violencia de género, violaciones (incluso intrafamiliares), bullying, falta de respeto y descontrol adolescente, consumo de drogas, deserción escolar, escaso interés por asumir tareas que impliquen responsabilidades, crecimiento exponencial de la inseguridad, desinterés por el bien común, entre otros.
El Gobierno provincial, la Legislatura y las organizaciones educativas tienen la posibilidad histórica de diseñar planes y proyectos educativos que complementen las deficiencias educacionales básicas, en todos los niveles de escolaridad: inicial, primario, secundario y universitario, transformándose en una política de Estado que tenga continuidad independientemente del color político de turno.
Para lograr ciudadanos más humanos y felices, complementando lo inculcado y enseñado desde la familia, sería conveniente que desde el diseño curricular se incorporen o reincorporen asignaturas asociadas con la ética ciudadana elemental y el potenciamiento del desarrollo del autoconocimiento y la inteligencia emocional y social, considerando que los mismos son la columna vertebral del comportamiento de las personas. Para ser más explícito mi planteo, detallo a continuación pilares fundamentales que sin lugar a duda cimentarían nuestro futuro.
Ser impecables con las palabras. Las palabras abren o cierran posibilidades. La importancia de la escucha atenta hacia los demás.
Respeto hacia el otro. Educación sexual integral, según la biología de la naturaleza humana. Maternidad y paternidad responsables. Prevención de adicciones (drogas, cigarrillos, alcohol, etc.). Aspectos cívicos y sociales: función del Estado democrático, derechos y obligaciones de los ciudadanos, educación vial, normas de comportamientos urbanos, etc.
Señor Gobernador: la inseguridad y la crisis social/económica sólo se resuelve en forma definitiva mediante el correcto accionar de cada uno de nosotros como ciudadanos, en el entorno que nos compete. Para ello, tenemos que apostar a lograr una educación para nuestros niños y jóvenes que atienda las necesidades de nuestra realidad socio-histórica y cultural.
Aristóteles nos decía: "Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto". Aprovechemos los días adicionales de clase para incorporar esta iniciativa.
Y como menciona el título, yo también soy Estado y por eso me pongo a disposición en lo que usted considere que pueda ser de utilidad a la causa.
Mario Bajda
DNI 11.642.422
