Yayo Guridi vuelve recodificado

Con la visita del humorista se reedita una polémica: cómo los movimientos feministas le han puesto alto a un humor machista.

Yayo Guridi vuelve recodificado
Yayo Guridi vuelve recodificado

El humor es un arma de doble filo. Hace reír, pero puede hacer llorar. Puede ser enteramente pasatista, pero también puede apuñalar con una reflexión. En el fondo, detrás de su armadura inofensiva, el humor puede ser peligroso: puede cobijar prejuicios, discriminaciones, rencores y demás bajezas. Es más, puede alimentarlas hasta que un día (de improviso) todo eso nos salta a la cara.


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Entre las muletillas en torno al humor, hay una especialmente vacía: "El humor es un idioma universal", dicen los más enamorados del oficio. Y nada más falso que eso, porque no el género depende de un tiempo y de un espacio (es decir, no hay nada más histórico) que una buena carcajada.

Por una razón muy simple: una poesía, la música o una obra de teatro pueden ser explicadas (incluso a veces es necesaria esa exégesis para entenderlas mejor). El humor, en cambio, en el preciso momento en que es explicado, muere. 

Eso mismo sucede hoy en día con algunos chistes misóginos, xenófobos, homofóbicos, clasistas. Chistes que, al momento de enunciarse, encuentran desencanto entre un número mayor de audiencia. Son chistes que no surten efecto, infartados al momento de su concepción. Así, el humor no es tan universal como parece.

Y especialmente en este mundo digital; tan líquido, cambiante. El humor argentino más rancio y tradicional (el de Olmedo y Porcel, el de los inicios de "ShowMatch", el de algunos próceres del cuento aún activos) parece que está falleciendo en una lenta agonía. Quien no lo crea, que le pregunte a Pablo Granados y Pachu Peña, que el año pasado llevaron a solo 150 mil argentinos al cine, con la quinta entrega de "Bañeros", un chapuzón de sexismo.


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"Showmatch", decíamos. Allá por los '90, fueron muy populares las cámaras ocultas a ciertas personalidades de la farándula. Algunas, además de invasivas, eran traumáticas y violentas. Muchos recordarán la participación que tenía en ellas Yayo Guridi, un humorista cordobés que saltó a la fama haciendo el papel ficticio de un cantante de"Cuarteto obrero" (ningún favor a los obreros les hacía, tampoco).

"Vení, vení, vení, no te hagas la divina, me contaron que sos más puta que una gallina", cantaba en uno de los estribillos más famosos, que siguen arrancando carcajadas entre los nostálgicos que los ven por YouTube.

Este es el peso del karma de Guridi, que -conscientemente o no- tuvo que reconvertir su humor para poder seguir haciendo reír (y no soportar más escraches). Lo hizo en el programa "Peligro: sin codificar", donde desplegó un catálogo de personajes menos zafados. Por otro lado, se desmarcó de "ShowMatch" (en esta 30° edición no está en el staff de humoristas).

"¿Ha habido conversaciones sobre los temas que ya no van?", le preguntaron recientemente a Yayo en el suplemento TVShow del diario El País de Uruguay. "Se va dando naturalmente. Cada uno tiene un relojito interno que dice: 'por este lado ya no'", confesó.

Sobre el avance del movimiento feminista, aclaró: "Yo lo vivo en carne propia con mi familia, entre mi esposa, mi hija Camila (23 años, mamá de Ámbar) y mis sobrinas. Tengo mujeres alrededor en las que veo los cambios, la forma de opinar, de participar en un rol más activo. Yo veo cómo avanzan... Las veo gestionar. Y como todo gran movimiento, se va a politizar, nos guste o no".

Habrá que ir esta noche al Teatro Plaza de Godoy Cruz para reconocer este Yayo en el show "Sin codificar. 10 años" (a las 22, con entradas de $500, $800 y $900 en boletería y en tuentrada.com). Pues sí, es interesante observar cómo los cambios sociales ponen en jaque a los propios humoristas.

Un caso resonante fue el de la posible edición teatral que iba a tener este año "Casados con hijos" en las tablas porteñas. La famosa sitcom (síntesis de todo el humor "argento") no pudo volver porque Florencia Peña, actriz y militante, se negó a reeditar un humor marcadamente machista. Qué valor.

Significativamente, las estrellas del humor son hoy mujeres como Malena Pichot, Charo López, Ana Carolina y Virginia "Bimbo" Godoy. Llenan salas con otros formatos (el standup), pero también con un humor aggiornado a los tiempos. Se expresan a favor del #NiUnaMenos y del aborto legal, seguro y gratuito.

Y quienes crean que no se puede hacer humor del otro lado, o piensan que "¡Ahora no se puede hacer humor sin que te salten!", baste recordar que uno de los monólogos más memorables de George Carlin es aquel en el que habla (y en ese hablar, se expresa) sobre el aborto.

Porque si el humor es histórico podríamos pensar también que es un termómetro útil para medir las épocas que vamos transitando. Habrá que descubrir otras gracias, y ocultar menos vergüenzas.

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