La cantidad de víctimas del temporal que azotó la provincia de Buenos Aires en los últimos días ascendió a siete, al confirmarse las muertes del adolescente Matías Bruera, en Avellaneda, y del joven Ezequiel Del Valle, en Lobos.
Un jefe policial confirmó que el cadáver hallado ayer en el Riachuelo corresponde a Bruera, quien había caído en un auto con su padre el 9 de agosto último.
Desde ayer se tenía la presunción de que podía tratarse de él por el tatuaje que tenía en un brazo y las ropas que vestía cuando desapareció junto a su familiar, como lo había descripto su madre, Susana Ramírez.
Buzos de Prefectura Naval encontraron ayer a la tarde el cuerpo a la altura de avenida Pedro de Mendoza al 2400, de La Boca, aunque del lado de Avellaneda, cerca del sitio donde el domingo fue hallado sin vida su padre, Juan Ramón Bruera, de 37 años.
El cuerpo, que se encontraba en estado avanzado de descomposición, llevaba un pantalón de jean y campera azul.
El domingo 9 de agosto, ambos iban en un Volkswagen Crossfox cuando se cayeron al Riachuelo en medio de la tormenta, a metros del Puente Bosch, en Avellaneda.
Por otra parte, el cadáver de Ezequiel Del Valle, de 24 años, quien había desaparecido la semana pasada en medio del temporal cuando intentó cruzar a caballo un arroyo, fue encontrado atascado en una alcantarilla en la ciudad bonaerense de Lobos.
Bomberos Voluntarios de la zona informaron que el cuerpo fue hallado alrededor de las 17.30 de ayer, a unos 100 metros del puente El Quemado.
Del Valle se convirtió de esta manera en la séptima víctima mortal del temporal registrado la semana última en la provincia de Buenos Aires.
El miércoles de la semana pasada, el joven había ido a caballo a comprar los remedios que necesitaba su madre.
La última comunicación con su familia fue para avisar que iba a cruzar un arroyo, que había crecido su cauce debido a las lluvias.
Las otras cuatro víctimas del temporal fueron un niño de 11 años, en Pilar; un hombre de 39 años, en Campana; un hombre de 65 años, en Quilmes; y un anciano de 82 años, en Bernal.
El niño de 11 años, Rodrigo Sosa, fue hallado muerto el 6 de agosto a unos 40 kilómetros de donde desapareció cuando lo arrastró la crecida del arroyo Garín.
Dos días después, el hombre de 39 años, Julio Medina, a quien se le había inundado la casa en el barrio San Cayetano, murió carbonizado al incendiarse la vivienda, que calentaba con un brasero.
Al día siguiente, el hombre de 65 años fue encontrado sin vida en una vivienda que quedó bajo el agua tras el desborde del arroyo Las Piedras.
El martes último, el anciano de 82 años, Segundo Dolores Rodríguez, fue hallado muerto en un arroyo de Bernal.
La víctima había desaparecido el lunes 10 de agosto de su casa de San Francisco Solano, cuando las lluvias hicieron desbordar arroyos.