Al menos 51 personas murieron en un atentado suicida durante una boda en el sureste de Turquía que, según el presidente Recep Tayyip Erdogan, fue cometido "probablemente" por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
En el lugar se encontraron restos de un chaleco de explosivos, anunció la fiscalía, confirmando así la tesis de un atentado suicida en la ciudad de Gaziantep, cerca de la frontera siria.
"El número de muertos en este atentado terrorista es hoy de 51", anunció el gobernador de la provincia, Ali Yerlikaya.
Es el atentado más sangriento en Turquía, escenario desde hace un año de una oleada de ataques atribuidos al EI o a los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), sobre todo en Ankara y Estambul.
El atentado fue cometido el sábado por la noche durante una boda a la que asistían muchos kurdos y causó además un centenar de heridos.
En un comunicado, el presidente Erdogan afirmó este domingo que no hace "ninguna diferencia" entre el predicador en el exilio Fethullah Gülen, al que acusa de urdir la intentona golpista del 15 de julio, los rebeldes del PKK y el grupo yihadista EI, "probable autor del atentado de Gaziantep".
"Nuestro país, nuestra nación, sólo pueden reiterar un único mensaje a quienes nos atacan: ¡fracasarán!", escribe el presidente.
Un responsable turco declaró que "la ceremonia se celebraba al aire libre" en un barrio de Gaziantep con fuerte concentración de kurdos, lo que refuerza la pista yihadista.
Los novios sobrevivieron a la matanza. La novia Besna Akdogan está muy conmocionada y se ha desmayado varias veces. "Han convertido mi boda en un baño de sangre", declaró a la agencia de prensa Anadolu. Ella resultó herida leve y fue dada de alta este domingo.
La agencia Dogan afirma que un suicida se mezcló con los invitados, entre los que había muchas mujeres y niños, y detonó la carga explosiva.
Las fuerzas de seguridad buscan a dos personas que lo acompañaban y que huyeron tras el ataque.
Los testigos describen una escena dantesca.
"Cuando llegamos había tantos muertos, una veintena", cuerpos con "la cabeza, el brazo o la mano desperdigados por el suelo", contó un hombre.
"Miren, son trozos de hierro que entraron en los cuerpos de nuestros familiares, estas bolas los han matado, no hay nada más que decir", declaró otro.
Gulser Ates, una herida, contó a Hurriyet que el ataque se produjo cuando terminaba la fiesta.
"Estábamos sentados en las sillas, yo estaba charlando con un vecino. Murió, se desplomó delante de mí durante la explosión. Si no hubiera caído sobre mí, yo también habría muerto", dijo.
Ataúdes en hileras
El partido prokurdo HDP condenó el atentado y afirmó que "muchos kurdos perdieron la vida".
Erdogan consideró asimismo que los autores del ataque buscaban sembrar la división entre los diferentes grupos étnicos que viven en Turquía.
Numerosos yihadistas perciben a los kurdos como sus peores enemigos. En la vecina Siria, las milicias kurdas se enfrentan al EI.
En Gaziantep, los hombres rezaban ante féretros en hilera y muchas familias consultaban la lista de víctimas transportadas a la morgue.
El sureste y el este de Turquía fueron blanco esta semana de tres atentados que dejaron 14 muertos. El gobierno los atribuyó al PKK kurdo. La guerrilla kurda, después de una calma relativa tras la intentona golpista del 15 de julio en Turquía, parece haber reanudado una intensa campaña de atentados contra las fuerzas de seguridad.
Gaziantep se ha convertido en un punto de paso de numerosos refugiados sirios que huyen de la guerra civil iniciada hace más de cinco años y medio.
Pero, además de refugiados y militantes opositores, en la región están presentes un número significativo de yihadistas.
La explosión de Gaziantep se produjo el mismo día en que el primer ministro, Binali Yildirim, anunció que Turquía quiere tener un papel "más activo" en la solución de la crisis en Siria con el fin de "detener el baño de sangre".
El atentado del sábado suscitó numerosas reacciones.
El embajador de Estados Unidos John Bass lo condenó y añadió: "Somos solidarios con nuestro aliado Turquía y nos comprometemos a seguir trabajando estrechamente juntos para derrotar la amenaza terrorista".
El presidente ruso Vladimir Putin denunció la "crueldad y el cinismo" del atentado.
"Recemos por las víctimas, muertos y heridos, y pidamos paz para todos", proclamó en el Vaticano el papa Francisco.