Los socorristas seguían buscando este domingo entre los escombros del pueblo de Xinmo (suroeste), sepultado por una avalancha de rocas, con la esperanza de encontrar a alguna de las 118 personas que siguen desaparecidas.
Hasta ahora se han encontrado 15 cadáveres entre las toneladas de escombros que enterraron 62 casas de este típico pueblo de montaña, situado cerca de un río en la provincia de Sichuan.
El sábado las fuertes lluvias hicieron caer parte de la montaña sobre la localidad y desde entonces sólo se han encontrado tres supervivientes, una pareja y su bebé de un mes.
El pueblo está situado en la prefectura autónoma tibetana de Aba y según la agencia oficial Xinhua, que cita a los geólogos que trabajan en el lugar, las posibilidades de encontrar a supervivientes son "realmente escasas".
Qiao Dashi, el padre del bebé rescatado, explicó que se levantó a las 5 de la mañana para cambiarle el pañal a su hijo cuando oyó "un gran ruido".
"La casa se puso a temblar", explicó a la televisión pública CCTV. "Nos vimos arrastrados, las rocas entraron en nuestro salón. Nos pusimos a escalar con mi mujer, agarramos a nuestro bebé y salimos fuera".
"Tengo heridas superficiales. En general estoy bien pero psicológicamente es duro. Todo el pueblo, decenas de familias, han quedado sepultadas", explicó.
Este domingo seis excavadoras seguían trabajando para retirar escombros y rocas. Los socorristas, ayudados perros, trabajaron toda la noche para intentar encontrar víctimas, según las imágenes difundidas por la televisión.
Cerca de 3.000 socorristas participan en las tareas de rescate, según Xinhua. Los escombros sepultaron un río y bloquearon dos kilómetros de carretera en una zona de difícil acceso.
En las imágenes aéreas, el pueblo es prácticamente invisible y el río es sólo una mancha gris recubierta de rocas.
En Diexi, una localidad cercana, Yang Cangwin, un hombre que cultiva manzanas y maíz, conocía a todo el mundo en Xinmo.
"Es muy difícil imaginar que haya ocurrido algo así, cuando la gente estaba durmiendo en su cama. Es horrible, no se lo esperaban", dijo este cuadragenario.
"Perdí el contacto con todos mis amigos. Muchos fuimos a verlo, nos pusimos a llorar, tenemos el corazón roto", añadió.
Las redes sociales también seguían este domingo la suerte de un perro blanco de mirada triste que parecía buscar a su amo entre los escombros y se negaba a moverse, según imágenes difundidas por la cadena de televisión CGTN.
Los habitantes de Xinmo eran agricultores que cultivaban maíz, pimienta y patatas, y algunos habían abierto albergues para los turistas, según un habitante.
El gobernador adjunto de la provincia, Xu Zhiwen, explicó que había 142 turistas en el pueblo el viernes pero que ninguno fue arrastrado por las rocas.
El presidente Xi Jinping pidió a los socorristas "que no escatimen esfuerzos" para encontrar a los supervivientes.
Según Xinhua un centenar de personas de la zona están siendo evacuadas.
"Es el desprendimiento de tierra más importante desde el terremoto de Wenchuan", dijo Wang Yongbo, uno de los responsables de las labores de rescate, en referencia al sismo que dejó 87.000 muertos en mayo de 2008.
Desde El Vaticano, el papa Francisco expresó su solidaridad con las víctimas y rezó "por los difuntos, los heridos y los que perdieron su casa".
Los desprendimientos de tierra, muchas veces provocados por la lluvia, son frecuentes en las zonas rurales y montañosas de China.
El enero, 12 personas murieron por un desprendimiento de lodo y rocas en un hotel de la provincia de Hubei (centro).
A finales de 2015 otro desprendimiento dejó 70 muertos en una zona industrial de la ciudad de Shenzhen, fronteriza con Hong Kong.