Se declaró patrimonio histórico y cultural de la provincia a la Casa de Juan Francisco Guevara, ubicada en Russell, Maipú. Está situada en el costado Este de la calle Urquiza a unos 600 metros al sur de la calle Espejo y a igual distancia de la ruta 60.
Esta antigua casona de finales del siglo XIX ya había sido declarada patrimonio cultural ambiental del departamento, en consideración a sus valores arquitectónicos, históricos y culturales.
La encargada de impulsar este proyecto de ley, en su momento, fue la senadora provincial maipucina Olga Bianchinelli (FPV), quien aseguró que la casona forma parte de la historia de los mendocinos y que todo este proceso de declaración sirve para que edificios de este tipo no queden olvidados.
“Si no, terminan convirtiéndose en un restaurante o quedan en manos de privados, donde se privilegia lo económico por sobre lo patrimonial. Esta idea es parte de la política del departamento de recuperación de lugares históricos. Lo mismo con las Bóvedas o la casa de Giol”, dijo Bianchinelli.
Lo atractivo de esta casa, según la senadora, es que se ha conservado intacta con el paso de los años y los muebles permanecen en el sitio exacto donde Guevara los colocó. “Fue todo un trabajo de repatriación de la Municipalidad y de la Junta de Estudios Históricos”, aseguró la funcionaria.
El inmueble pertenece a la sociedad anónima Guevara Arenas, integrada exclusivamente por descendientes del titular original.
Según indicó Cristian García, director de Cultura del municipio, la idea original para declarar patrimonio esta vivienda fue de parte de uno de los herederos de Juan Francisco Guevara, que temió que la casa fuera demolida en pos de intereses económicos. “Una heredera directa nos planteó la situación y así comenzamos las gestiones”, remarcó.
Por su parte, Bianchinelli resaltó que los maipucinos tienen un gran patrimonio cultural y que todo lo que hoy se conserva en ese departamento es en memoria de quienes los antecedieron. “Tenemos esa consigna muy clara”, subrayó.
Por su parte, desde el Gobierno provincial se mostraron sorprendidos con la novedad, ya que no ingresó por un decreto del Ejecutivo sino desde el ámbito parlamentario, pero de todas maneras aseguraron que en el corto plazo se reunirán con representantes de la comuna maipucina para ofrecerles colaboración.
“Vamos a hacer una concordancia con el municipio para ver qué posibilidades hay de gestión colaborativa. Como se sabe, dinero no hay, pero podemos prestar ayuda en la gestión y en el asesoramiento técnico”, afirmó Marcelo Nardechia, director de Patrimonio Cultural de la provincia.
En la actualidad no está permitido el ingreso público al inmueble, que está rodeado de viñedos y linda con la bodega de la familia Di Tomasso. Los Andes se aproximó al lugar para constatar este hecho y también pudo observar que al menos en su estructura externa la casa se conserva en pie, aunque algo desgastada por el paso de los años.
Los patios, con sus frondosos y añosos árboles, dan muestras de pequeños actos de vandalismo -se observan algunas mayólicas quebradas o hurtadas- y se puede apreciar que no se han recogido las hojas de los árboles en un buen tiempo.
La historia
Al poco tiempo de producirse el terremoto de 1861 que destruyó a la Ciudad de Mendoza, hubo un alejamiento de varias familias adineradas de la época a lugares donde el siniestro no había causado tanto daño y que ofrecía mayor seguridad a sus miembros.
Entre las que deciden trasladar su residencia de la capital mendocina estaba la de don Juan Francisco Guevara, quien, a fines de 1860, comienza a construir su casa con los medios más modernos de la época, a unos 6 kilómetros al sudeste de la recientemente formada Villa de Maipú.
Las paredes de la casa se construyeron con adobones de 1,20 metro de ancho que fueron conformando una espaciosa casa con remembranzas coloniales. En tanto, los balcones, el altillo, las puertas, las ventanas con su enrejado, el infaltable aljibe y otros detalles más dieron a la construcción un sello característico que la ubicó entre las más importantes de las casas de la época.
Sus numerosas habitaciones y salas pronto se vieron pobladas con el moblaje adecuado y adornadas con cuadros y pinturas, algunas traídas desde Perú.
Según dice el documento de justificación de la ley, Carlos H. Dolcemáscolo, en su trabajo “Lugares y Monumentos Históricos del Departamento de Maipú”, explica que de acuerdo a estudios y experiencias logradas en viajes por Europa, José Guevara, hijo de Juan Francisco, efectuó las complementaciones edilicias y ornamentales que la llevaron a la conformación y fisonomía actual, instituyéndole el estilo colonial español.
La casa posee un patio con forma de L y galerías interiores. Además, tal como asegura el informe elaborado por el arquitecto Granollers, sobre un eje norte-sur se alinean los dormitorios y el baño, protegidos por una galería abierta al Este, con arcos de prominentes columnas que ocultan la estructura original compuesta de columnas y vigas de madera.
Por otro lado, en su vértice con el ala Este se encuentran las salas de estar, el hogar y el salón comedor. Posteriormente se encuentra la cocina y un sector de galería -presumen que original- en la que se pueden observar el tipo de columnas y vigas con sus cenefas de madera mostrando, con estos componentes, lo que debe haber sido la galería principal.
El patio demarcado por las galerías tiene piso de baldosas criollas, un aljibe de la época y, por último, detalles como el portal de acceso y jardines que se abren al norte de la vivienda con una fuente circular y rematando con una pared ornamentada con mayólicas y una pequeña fuente adosada y dos faroles de pie al costado de la misma.
Por último, se destaca que los muebles de los dormitorios, del comedor y demás ambientes conservan, junto con la casa, todas las características de fines del siglo XIX, acompañados de fotografías y objetos de época. El conjunto en general se presenta como un escaso y exquisito exponente de la arquitectura de fines de siglo XIX, perteneciente a caracterizadas familias de la zona.