Pese a que el control del sodio de los alimentos elaborados en la industria está regulado por una ley nacional desde 2013, recién el miércoles la provincia adhirió a la norma.
Ese día fue aprobado en la Legislatura un proyecto del diputado Eduardo Giner por el cual se adhiere a la ley nacional N° 26.905 de "Reducción del consumo de sodio de la población", sancionada en el Congreso el 13 de noviembre de 2013.
La norma apunta al cambio de hábitos y señala los valores máximos que debería contener cada tipo de alimento. Allí se invita a las provincias a adherir, lo cual Mendoza concretó recién ahora, casi 3 años después.
Esto se da en el marco de campañas nacionales para instalar la reducción del consumo de sal también en la elaboración de panificados y las comidas diarias, con la intención de evitar la práctica de llevar el salero a la mesa. Es el caso de "Menos Sal, Más Vida", una campaña de educación vigente desde 2010, y de acuerdos firmados con la industria.
“Los alimentos preelaborados tienen un alto contenido de sodio por lo que casi nos obligan de manera diaria al consumo excesivo”, explicó el autor de la ley de adhesión.
La norma destaca que, con la ley nacional, Argentina se transformó en el segundo país del mundo en aprobar una normativa integral con ese objetivo.
Para explicar la tardanza en la adhesión provincial, Giner señaló que había presentado su proyecto originalmente a fines de 2014 y que si bien había sido aprobado en el Senado, no había avanzado hasta ahora.
Por su parte, la presidenta de la Comisión de Salud de la Cámara baja, Liliana Pérez, relató que había varios proyectos similares que tuvieron muchas idas y vueltas y que, de no aprobarse algo, en esta ocasión pasarían a archivo. Uno de ellos contemplaba un programa local. Sin embargo la diputada consideró que implicaría más costos para el Estado provincial, mientras que resultaba más sencillo adherir directamente.
La aprobación implica que los fabricantes locales deberán atenerse a las proporciones de sodio aceptadas en la normativa para cada producto.
Tal cosa conllevará la adaptación de los procesos de elaboración. Resta esperar la promulgación y reglamentación por parte del Poder Ejecutivo. Sin embargo, en principio, el control del cumplimiento quedaría en manos del departamento de Higiene de los Alimentos que depende del Ministerio de Salud.
También quedarán involucrados los municipios a través de sus áreas de Bromatología e Inspección general, los que deberán aportar inspectores, tal cual destacó Giner.
Altísimo consumo local
En Argentina se consume más del doble de sal de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) especifica como lo ideal. La ingesta es en promedio de 11 gramos diarios, igual al promedio mundial que oscila entre los 10 y los 12 gramos. Sin embargo, la entidad recomienda que no supere los 5 gramos por su impacto en el desarrollo de hipertensión.
Esta patología es la causante del 62% de los accidentes cerebrovasculares y del 42% de las enfermedades del corazón, que anualmente causan la muerte de 36 millones de personas en el mundo.
También señala la OMS que la mayor parte del aporte proviene de los productos envasados y precocinados. De allí la intención de los gobiernos de apuntar a controlar la fabricación.
Según la Fundación Interamericana del Corazón Argentina, se estima que entre el 65% y el 70% de la sal que se consume proviene de dichos alimentos. Por otra parte, 17,3% de la población agrega siempre sal a la comida luego de la cocción. Como consecuencia, 34,1% de la población tiene hipertensión arterial mientras que es importante la cantidad de personas que tienen y lo desconocen.
“Hay que incrementar las campañas para que se sepa que no sólo tiene que ver con el salero en la mesa -dijo Pérez-; también está presente en golosinas y medicamentos y hay que controlarlo porque sin saberlo estamos aumentando el consumo diario”.
El Ministerio de Salud de la Nación considera que la reducción de 3 gramos de sal en la dieta de toda la población salvaría unas 6 mil vidas anuales y evitaría aproximadamente 60 mil eventos cardiovasculares y ataques cerebrovasculares (ACV) cada año, tal cual se resalta entre los sustentos de la norma aprobada en Mendoza.
Al ser consultada Pérez, dijo que los 5 gramos diarios que establece la OMS serían suficientes para cubrir el aporte de iodo que requieren los mendocinos y que suplementan a través de la sal.
En qué consiste
La norma aprobada resalta los lineamientos nacionales a los que se adhiere: además de limitar las proporciones de sodio en los alimentos, regula la fijación de advertencias en los envases sobre los riesgos de consumo en exceso de sal, promueve la eliminación de saleros en las mesas de los locales gastronómicos, fija el tamaño máximo para los envases en los que se venda la sal en 500 mg. y establece sanciones a los infractores.
Además expresa que los importadores de productos alimenticios deberán acreditar para su comercialización y publicidad en el país las condiciones establecidas en la normativa.
Los alimentos incluidos en el anexo que establece máximos de contenido sodio son: chacinados, embutidos, empanados de pollo, crackers, snacks, galletas dulces, panificados, caldos y sopas.