Casi sobre el fin de la cosecha, la Legislatura logró, en tiempos maratónicos, convertir en ley el acuerdo de Mendoza-San Juan, que establece para este año que el 25% de la producción vitícola se destine a mosto u otros productos.
Este último aspecto fue una ampliación que incluyó el acuerdo y que significó que, por primera vez en 24 años, se modifique la ley 6.216. Esta legislación de 1994 establece un mecanismo de autorregulación parar evitar excedentes de vinos en el mercado interno. Así, anualmente se establece una que una proporción de la producción de uvas vaya a la elaboración de mosto.
Con la ampliación que ya es ley en Mendoza, se introdujo otros destinos a la diversificación. Se incluyó que parte del porcentaje de producción acordada pueda ir a pasas, uva en fresco, vinos de baja graduación, jugo de uva para consumo en fresco, producción de vinagre, uso como base de otras bebidas y alcohol vínico.
También se contempló la exportación de vino tanto a granel como fraccionada, vaya también cubrir ese porcentaje de diversificación.
La sanción final se dio con la aprobación de los bloques del frente Cambia Mendoza y del Partido Justicialista. La votación debió ser por mayoría especial ya que el tratamiento fue sobre tablas. Es decir, por la urgencia no pasó por comisión sino que se consideró tal como venía del Gobierno de Alfredo Cornejo.