Todas las palabras se terminan cuando la pelota empieza a rodar. Desde ese momento el Vasco Arruabarrena tenía la chance de extender su crédito y, los jugadores, la posibilidad de demostrar que todavía tienen margen para dar un volantazo, revertir este mal momento y brindar apoyo al entrenador.
Boca jugó mejor. Sin ser una máquina ni mucho menos, dominó a San Martín, que en las primeras dos jornadas había demostrado ser un equipo interesante y con condiciones para preocupar al conjunto del Vasco.
A los 12’, tiro libre de Tevez, fuerte, al palo del arquero y la pelota salió arriba. Era su primera aproximación pero Carlitos estaba mucho más activo que en los encuentros anteriores, en una buena sociedad con Osvaldo, que finalmente fue titular, pese a la fractura en el dedo de su pie derecho.
Boca era más. A los 28’, Bentancur, que manejó los hilos del medio, metió un lindo pase profundo para la entrada de Osvaldo que no pudo controlar bien con el pecho para sacar el latigazo. Llegó otra más clara a los 31’ con un pelotazo largo del Cata Díaz que dejó solito a Palacios, a la carrera, ante la salida apresurada de Ardente, alcanzó a puntear pero la pelota salió pegada al palo derecho.
Todo era del equipo visitante. Bentancur probó desde afuera con un derechazo fuerte que sacó Ardente al córner. En ese contexto, el 1-0 llegó como una consecuencia del juego. Lo hizo Tevez y también fue premio a la evolución en el juego del ídolo de Boca. Carlitos encaró por derecha tras un par de rebotes, sacó un remate cruzado, a la carrera, que se desvió en un defensor y dejó sin chances a Ardente.
Recién en el último minuto de la primera parte el local preocupó a Orión con un cabezazo de Emanuel Dening, de pique, que controló el arquero de Boca. En el complemento, Boca bajó el ritmo y el partido se emparejó. Osvaldo lo pudo haber liquidado en un par de jugadas (le anularon un gol legítimo), pero Boca ganó bien. Se desahogó Arruabarrena. Se desahogó todo Boca.