La decisión de reforzar los controles migratorios en la frontera con los países limítrofes y de dilatar el operativo para la recepción de refugiados sirios puso al gobierno de Mauricio Macri en un nuevo punto de tensión con la Iglesia, pero sobre todo con el papa Francisco.
El Gobierno no logra entrar en la sintonía del pontífice argentino en temas sensibles. Ni en materia social, ni en la política a favor de la recepción de personas expulsadas o desplazadas por la guerra y la persecución, o que buscan nuevos horizontes de vida.
El Papa siempre fue claro en estos puntos y le transmitió su visión tanto al primer mandatario como a los funcionarios que lo visitaron. Y no ha dejado de asegurar que “migrar no es delito” y de advertir sobre una tendencia xenófoba que parece invadir América, el llamado continente de la esperanza.
Despertar de los nacionalismos discriminatorios y racistas, que algunos referentes eclesiásticos de la región atribuyen a un “efecto contagio” de la política dura con inmigrantes e indocumentados que el presidente electo Donald Trump anticipa instrumentará a partir de enero en EEUU.
Muros físicos y virtuales a los que, según los obispos, suelen recurrir “las demagogias de derecha” y que derrumban la prédica papal sobre la necesidad de tender puentes, para combatir lo que Francisco llama “la globalización de la indiferencia”.
En este sentido, el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, pidió escuchar al Papa cuando describe la situación dual que se da en los lados de esas paredes que dividen: “Muros que encierran a unos y destierran a otros. Ciudadanos amurallados, aterrorizados, de un lado; excluidos, desterrados, más aterrorizados todavía, del otro”, graficó.
En tanto, el Papa volvió a expresar esta semana, al menos en dos oportunidades, preocupación por el “dramático problema humano” de las migraciones y los refugiados.
Una vez delante de la vicepresidenta Gabriela Michetti, al recibirla en audiencia en la Casa Santa Marta. Otra ante los participantes de la Conferencia Internacional de Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresas (Uniapac), entre ellos varios empresarios argentinos.
Todo en medio de la polémica local por las declaraciones contra los migrantes del senador del Frente para la Victoria Miguel Angel Pichetto, quien aseguró que la Argentina “siempre funciona como ajuste social de Bolivia y ajuste delictivo de Perú”.
Las expresiones de Pichetto fueron consideradas “discriminatorias y xenófobas”, por lo que merecieron el repudio de la Comisión Episcopal de Migraciones, que preside monseñor Hugo Salaberry. Empero recibieron el apoyo del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj, quien afirmó que es “necesario fortalecer los controles” con la intención de profundizar la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo, la trata de personas y el trabajo en negro. Y también del diputado del Frente Renovador, Sergio Massa, que coincidió con el funcionario en que es clave hacer “un control estricto” para que las fronteras no se conviertan en “un colador”.
Fuentes eclesiásticas consultadas por DyN aseguraron que es “preocupante” que funcionarios macristas y referentes de la oposición alienten posturas xenófobas contra los “hermanos” que llegan al país desde países vecinos.
En varias oportunidades, Macri anunció la intención de la Argentina de acoger a 3.000 refugiados sirios y hasta creó un gabinete especial de ministros para recibirlos. Pero el camino recorrido en ese sentido, advirtieron los obispos, es lento y con pocas definiciones.
El Papa, en cambio, confirma con gestos y palabras que el “drama” de los emigrantes, refugiados y desplazados de Medio Oriente, Europa y América es prioridad de su pontificado.
“Nadie debería verse obligado a huir de su patria. Pero el mal es doble cuando, frente a esas circunstancias terribles, el emigrante se ve arrojado a las garras de los traficantes de personas para cruzar las fronteras y es triple si al llegar a la tierra donde creyó que iba a encontrar un futuro mejor, se lo desprecia, se los explota e incluso se lo esclaviza”, sostuvo en un discurso en un campo de refugiados.
Fuente: Agencia DyN