Boca es uno de los clubes más populares del planeta. Y New York una ciudad que a diario nos sorprende. La parrillada xeneize por dentro, los relatos de Walter Coni -su dueño-, y una galería de imágenes de colección.
New York es una ciudad maravillosa. Donde las gentes de todos los credos y razas se entrelazan, donde todos los sabores se pueden encontrar. La metrópolis que a diario miles de viajeros visitan, el Empire State Building y la Estatua de la Libertad, por acaso, son fotografiadas por cientos de turistas a diario.
New York, la ciudad cosmopolita donde todo puede pasar. Hasta encontrar un restaurante "temático" de Boca Juniors. Ubicado en Queens, el más grande de los cinco distritos que desde 1898 componen la ciudad de New York, donde por la década de 1940 se gestaba el epicentro del jazz, cuando leyendas de ese género musical como Louis Armstrong encontraron refugio de la segregación en las comunidades mixtas de este distrito.
Es conocida mundialmente la popularidad de Boca Juniors. Aquí, basta con mencionar que nuestra nacionalidad es argentina para que rápidamente nos relacionen con Diego Maradona y el tango.
En Norteamérica sí que le dan importancia al fútbol, y cada vez se ocupan más de conocer acerca de este deporte que en Argentina está presente en cada taza de café, o en la charla con el taxista.
En poco más de un mes, el astro del fútbol mundial Lionel Messi pisará estos suelos cuando llegue junto a la selección argentina para disputar la Copa América Centenario 2016 y de alguna manera nosotros empezamos a palpitar la previa.
El pasado jueves por la noche, Boca se presentó en Paraguay ante Cerro Porteño en el encuentro válido por la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores. Ésta fue una inmejorable ocasión para conocer el pintoresco restaurante de Boca en New York...
El lugar ocupa toda una esquina del Queens Boulevard, sumamente llamativo y cuidadosamente decorado de azul y oro. De alguna manera resulta impactante, y rápidamente llamó nuestra atención. Por dentro, un museo. Camisetas autografiadas, fotografías de colección, un cálido ambiente y claro, pantallas gigantes para seguir cada partido de Boca, el club de los amores del dueño Walter Coni, quien tiene 56 años y un sinfín de anécdotas, mientras nos agasaja con una parrillada completa, bien argenta, recuerda sus aventuras...
(El autor de la nota junto a Walter Coni, dueño del lugar)
"Llegué de Villa Soldati hace 30 años y rápidamente comencé a trabajar de carnicero; en Buenos Aires ya me dedicaba a eso. Con los años abrimos un restaurante llamado La Porteña, luego advertí que aquí podía crecer en todo sentido y me decidí por hacer esta casa, que conjuga algo bien nuestro como el asado y Boca, mi pasión inagotable", contó Walter a MÁS Deportes.
Al mismo tiempo, Coni asegura que la parrillada Boca Juniors ya tiene 14 años de historia. La charla es amena y el lugar es tan cálido como pintoresco. Un cuadro simpático, que vale ser visitado.
Mientras Boca y Cerro Porteño estaban jugando, empanadas, entraña y costillas de por medio, Walter confesó orgulloso: "Por acá han pasado personas muy grossas. Mirá todas las paredes empapeladas con fotos. Hace un tiempo nos visitaron Néstor y Cristina Kirchner, imagínate abrir un restaurante y que vengan magistrados y presidentes de un país. Asimismo planteles de Boca y figuras del fútbol; soy un agradecido. Yo superviso que las cosas salgan bien, este lugar tiene mi sello y sobre todo mucho esfuerzo", sintetizó.
Mientras que un golazo de Tévez, que hasta los mozos gritaron, nos interrumpió: "Qué fenómeno Carlitos, ese era mi compañero de truco. He entablado una amistad con varios y por ahí los veo cuando viajo a Buenos Aires. Tévez es una gran persona".
(Una imagen para el recuerdo: Coni junto a un juvenil Carlos Tévez)
Y consultado sobre su fanatismo por Boca, Walter contó: "He viajado mucho siguiendo a Boca: tres veces a Japón, también Italia, España, gran parte de Sudamérica. Ahora estoy más grande. Mi familia y yo estamos radicados aquí pero de cualquier manera Boca siempre ha estado en mi vida". Ya gano Boca (2-1).
También probamos el flan casero con dulce de leche y se acercaba la medianoche. Era el momento de despedirse, sin antes preguntarle qué significaba Boca para él: "Es mi club, está en mi vida y es parte de mi trabajo. Acá hay muchos hinchas de Boca y de todos los cuadros. Cuando juega la Selección esto de llena. Yo quiero a todos los hinchas. Acá sobra la buena onda y es un lugar de reunión de amigos. Es un rincón de Boca, y Boca es alegría".