En su larga carrera de cineasta que incluye 44 películas a razón de -con sólo un par de excepciones- una por año, el prolífico Woody Allen acaba de estrenar su film número 45 en los Estados Unidos (aquí se anuncia para diciembre) y ya se encuentra en pleno rodaje del número 46 en la localidad de Providence, Rhode Island.
“Magic in the Moonlight” (literalmente “Magia a la luz de la luna”) es el título de la película recientemente estrenada en el norte, comedia de época en la Allen que retoma una fascinación por la magia que que ya había explorado en títulos anteriores como “Scoop” (2006, en la que él mismo interpretaba a un mago), “Medianoche en París” (2011, en la que Owen Wilson viajaba, magia mediante, al esplendoroso pasado bohemio del período de entreguerras en Francia) o la misma “La rosa púrpura de El Cairo” (1985, en la que Jeff Daniels salía literalmente de la pantalla, gracias a la magia del cine, para enamorar a Mia Farrow y conducirla a un mundo de ensueño).
Y aunque podría pensarse que con el horrendo 2013 que Woody tuvo que pasar por sus escándalos personales hubiera preferido esfumarse como por arte de magia, el cineasta está haciendo precisamente lo contrario.
No sólo continúa haciendo películas al ambicioso ritmo de una por año que ha mantenido religiosamente por casi medio siglo, sino que también está él mismo promocionando activamente por el país "Magic in the Moonlight", a pesar de estar bastante ocupado rodando en la localidad de Providence, Rhode Island, el nuevo proyecto que estrenará en 2015 y del cual apenas han trascendido unos pocos datos.
Pero quien haya esperado que Allen iba a hablar más los asuntos personales que hicieron noticia el año pasado -nuevas acusaciones de que abusó de su hija adoptiva Dylan Farrow cuando ésta tenía 7 años- estará decepcionado.
El director de 78 años ha mantenido la palabra de que no diría nada más, tras haber publicado en febrero una carta en el New York Times en la que negaba rotundamente las acusaciones.
La pregunta ahora es si los asuntos personales de Allen afectarán la recepción pública de “Magic in the Moonlight”, en la que Colin Firth interpreta a un cínico mago y Emma Stone a una joven espiritista con poderes mágicos que busca desacreditar Firth en la Provenza francesa de los años 20 en un contexto de grandes y lujosas mansiones y mucho jazz.
"Una cosa no tiene que ver con la otra", dice Michael Barker, copresidente de Sony Pictures Classics, la distribuidora de la película.
El experto en taquilla Paul Dergarabedian, por su parte, cree que los cinéfilos están de acuerdo
. “Los fans separan por completo la vida privada y la obra en el caso de Woody Allen”, dijo Dergarabedian, analista de medios senior para la rastreadora de taquilla Rentrak. “Uno sabe que tiene este bagaje... pero su arte trasciende todo eso. Sus seguidores parecen seguir haciendo fila para ver sus películas”.
Hasta ahora, las críticas “Magic...” han sido variadas y mientras algunos medios la han elogiado, otros no ha sido tan condescendientes. De cualquier modo, el mismo Allen reconoce que hace mucho que no trabaja para los críticos.
“No tengo ni idea”, dijo en una entrevista telefónica al preguntársele cómo había sido recibida “Magia a la luz de la luna” en los Estados Unidos.
“Siempre estoy decepcionado de cada película cuando la terminó”, explicó Allen, “porque hay una gran diferencia entre la fantasía que uno se hace cuando está en casa escribiéndola y pensando ‘esto va a ser tan maravilloso’, y el hecho de ejecutarla. Emma Stone, por ejemplo, no puede recorrer una habitación tan rápido como uno lo imaginó, porque ningún ser humano puede... Así que siempre estoy decepcionado y nunca tengo idea de cuáles películas gustarán más al público”.
Dergarabedian subrayó que los actores de renombre “siguen haciendo fila para trabajar con Allen”, aunque se les pague mucho menos que lo que percibirían por cualquier otro film. Esto incluye a Colin Firth y Emma Stone, quienes trabajaron por primera vez con el director de “Match Point”.
“Su obra ha desempeñado un papel tan específico en mi relación con el cine, que el que de pronto me inviten a sumarme a esa narrativa es emocionante”, dijo Firth.
Stone, de 25 años -menos de la mitad de la edad de Firth-, también siente una conexión con las cintas de Allen.
“Mi mamá me hizo ver ‘Annie Hall’ (aquí “Dos extraños amantes”, de 1972), dijo la actriz, quien señaló que el perro de su familia se llama Alvy, por Alvy Singer, el personaje de Allen en esa cinta que ganó un Oscar.
“Estaba increíblemente nerviosa”, dijo Stone sobre la idea de trabajar con Allen. Pero resultó muy bien y ahora la actriz está filmando la nueva película del director junto con Joaquín Phoenix.
En “Magia a la luz de la luna” se podría decir que Firth tiene el papel protagónico obligatorio de Allen. Y su personaje, Stanley, exuda el mismo cinismo sobre la magia y la espiritualidad que siente el director.
“Es un mago al que le encanta que le descubran sus errores”, dijo Allen. “Especialmente porque sabe que la vida es una trabajo monótono, duro, brutal, triste, sin sentido, lleno de dolores de cabeza y de tragedia, que no vale nada”.
Si eso suena duro esperen a escuchar la propia versión de Allen (resumida aquí) sobre la vida:
“Al final te das cuenta de que simplemente eres un humano en la faz de la Tierra, una aglomeración insignificante de células y neuronas, y eventualmente eso expira, eventualmente todo expira, es aterrador”.
Allen dijo que su mejor antídoto es la distracción, un regalo que ha tratado de darle a su público en los últimos 50 años. Pero no hay que esperar una respuesta alegre a si la experiencia lo vuelve un mejor actor.
“Desearía que eso fuera verdad”, dijo con pesadez. “En el arte uno siempre empieza en blanco todo el tiempo. Aprendes un poco de la técnica con los años, pero la inspiración depende de los dioses”.
“Si tengo suerte logro una gran inspiración y hago una buena película, pero si no tengo suerte estoy menos inspirado y hago una película no tan buena”, remató.