La química entre Eric McCormack, Debra Messing, Megan Mullally y Sean Hayes, vuelve a encenderse en esta continuación de temporadas, 13 años después de su despedida en mayo de 2006.
Si bien la cadena "NBC" la lanzó en setiembre del año pasado, recién le ha tocado acomodarse a la platea de América Latina siete meses después y se estrena esta noche a las 22, por Fox.
Los nuevos 16 episodios, arrancan con "11 años después", justamente el tiempo en que Grace y Will se cruzaron por última vez. Este nuevo encuentro casi casual, pone a prueba las convicciones políticas de cada uno.
Ahora, los cuatro protagonistas hacen abuso de sus celulares y todos los temas de las aplicaciones se meten en las conversaciones, tanto como esa divertida pila de referencias de la cultura pop –en el preámbulo se nombran a Shonda Rhimes, Kellyanne Conway, Ryans Gosling y Reynolds y el desopilante RuPaul's Drag Race–.
Cabe decir, las actualizaciones a nuestros tiempos están muy bien ubicadas y (sin el pianito maníaco en el cierre de cada sketch, que era un sello característico de las sitcom de los 90), el ADN del espectáculo permanece esencialmente sin cambios. Y eso es una buena noticia para sus seguidores de culto.
Es que su encanto desbordado continúa desarrollándose en la comedia física, de empujones, persecusiones y lanzamientos de objetos, sin que sus acciones abrumen en la línea slapstick de otros tiempos.
Es que sigue siendo fuerte el diseño de diálogos, situaciones y chistes delirantes, mérito del gerenciado grupo de guionistas de la serie de los creadores David Kohan y Max Mutchnick.
Y como en su volumen 1, aportan bastante los cameos de famosos en breves participaciones.
Imperdible verlo al tierno de Ben Platt, el premiado cantante del musical "Dear Evan Hansen", interpretando a un torpe millennial con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad que piensa que en el complejo de ruinas de Stonehenge es donde comenzó el movimiento de activismo gay.
¿Qué les pasó en estos 11 años?
Will Truman (Eric McCormack) sigue siendo un abogado de tipo A que ostenta una colección envidiable de remeras ajustadas de diseño; la diseñadora de interiores Grace Adler (Debra Messing), no baja la guarda en su postura de la neurótica hermana-esposa-socia; Jack McFarland (Sean Hayes), ahora es una súper estrella de la actuación que todavía busca un lugar en los escenarios de Broadway y la socialista díscola Karen Walker (Megan Mullally), la exuberante voz de lo más "políticamente incorrecto" de la serie.
Atrás han quedado dos matrimonios disueltos; Grace para el doctor Leo y Will para el policía Vince.
El éxito
Ya con una segunda temporada rodada para estrenarse en Estados Unidos en setiembre. Hasta la fecha, la serie se ha convertido en la comedia número uno de la compañía "NBC" y la segunda a nivel nacional, en la televisión norteamericana.
Pero no cabe duda que, más allá de haber reunido al equipo original de productores y actores, de haber diseñado con astucia una renovación sin perturbar la esencia original de la sitcom, ha sido el legado cultural de “Will & Grace” lo que le ha permitido acomodarse con confort en las ficciones de la televisión actual y compartir su proyección ahora con las generaciones que la vieron en los 90 y los espectadores más jóvenes de principio de siglo.
Es que ¿puede un programa de televisión marcar la diferencia? Entendemos que sí.
Era 1998 y la sitcom desembarcaba en la pantalla con un único estilo de humor gay, juguetón y orgullosamente inclusivo.
Para las miradas de los veinteañeros de ahora, ese abordaje quizás resulte muy superador, pero en cuanto a los “sub 25” de hace más de una década atrás, resultó un aire refrescante, sobre todo para la comunidad LGBT.
En “Will & Grace" dos encantadores hombres homosexuales compartían el living en las casas de los ciudadanos estadounidense una vez por semana.
Desde entonces, en la medida que se acercaba el estreno de esta nueva temporada, muchos espectadores fieles sin duda reflexionaron sobre cómo habían cambiado los prejuicios para las minorías sexuales.
Ahora, el matrimonio gay es legal en Estados Unidos y los patrocinadores del desfile del Orgullo en New York incluyen a T-Mobile, Walmart y Disney.
El eterno retorno
El desembarco de la renovación de “Will & Grace” el año pasado ha sido muy significativo para el ecosistema de la televisión anglosajona y ha permitido revisar, tras su éxito, cómo hacer volver otras sitcom de la década de 1990.
Sin perder el tiempo, la compañía ABC encargó una nueva temporada de la largamente desaparecida "Roseanne" (1988 - 1997), que arrancó el 27 de marzo y ha tenido críticas polarizadas.
Por su parte, la CBS ordenó el revival de Murphy Brown protagonizada de Candice Bergen, una comedia emitida entre (1988 - 1998).
Y finalmente la compañía Sony está intentando reunir a Helen Hunt y Paul Reiser para una nueva serie de episodios de "Mad About You".
La moda nostalgiosa se ha fortalecido y es un tendencia para el panorama actual de la pantalla chica, aunque, es otra prueba para el espectador que implica varios riesgos predecibles y puede ser, sin duda, algo tan emocionante como frustrante y agotador.
En la cola de impresión, para diferentes cadenas, están los proyectores de resucitar "Magnum P.I", "Cagney & Lacey", "Charmed" y "Party of Five".