Primer recuerdo. Arnedo y Mollo, solos los dos, en un estudio de grabación que era la desolación misma. Una dupla que nacía de una situación de duelo (tras la muerte de Luca Prodan) pero con la suficiente energía para no poder pensar en otra cosa que seguir.
Había una historia previa, claro, que los sostenía. Ambos se conocían desde el ‘78, desde los sótanos rockeros de El Palomary ambos sabían que quedarse en casa, escuchando los viejos discos de Sumo, iba a significar morirse.
Así, los que renacen de un bajón, surgen con doble potencia: aplanan. Y no es una frase hecha y marquetinera la que los concibe como “la aplanadora del rock”. Es lo que sucede cada vez que uno se para enfrente de un escenario donde está Divididos explotando, en versión acústica o eléctrica.
El poder - acertaron a saber- no está sólo en el volumen. Está en perderle el miedo al silencio.
Ah, se acuerdan. Los que han escuchado en vivo a la banda, saben a estas alturas que la fiesta de Divididos es imperdible.
Que entre himnos rockeros como "Par Mil", las hebras del folclore soplarán "Vientito de Tucumán" entre bagualas y bombos legüeros. O "Guanuqueando". Ni hablar de "Mañana en el Abasto", al tranco de las copleras.
Acaso, el Cóndor nos vuelva a cantar "La flor azul", el tema del padre, y nos vuelva a dedicar al fin un ‘gracias por entendernos’.
Acaso, ahora todos puedan corear “Boyar Nocturno” o “Amapola del 66”, ya puestos en contexto.
Un mapa argentino sumamente honesto, capaz de rodear Buenos Aires hacia los límites a tempo roquero. Y las postas del último disco “Senderos” y “Jujuy” esfumando el paisaje hasta pisarla a fondo con “Caminando”. Y después el guiño a Jimi Hendrix, la carcajada del rocker y la alusión. “Porque qué bandita estarán formando allá arriba ¿no? Sokol, Pappo, Luca, Sandro...”.
Algunos diremos que hay un alma folclórica, telúrica, como poncho sonoro. Que Arnedo y Mollo heredaron eso de sus ambientes, antes de elegir la estética del mundo rockero. Interesante la anécdota de “El Arriero”, que Ricardo cuenta en
“Encuentro en el Estudio”: “Nadie pensó ‘vamos a hacer un tema de Atahualpa’. Estábamos haciendo un blues, como si fuera Led Zeppelin haciendo blues. Y en un momento, entre esa densidad, se me ocurrió cantar El Arriero, me salió. Y ahí quedó. Estábamos como esperando que apareciera eso que faltaba y cayó”.
Y fueron, sí, responsables de que miles de jóvenes corearan a Yupanqui. “Uno tiene que devolver, después de todo lo caminado. Devolverle a Jimmie Hendrix la canción que me impactó. Devolverle a Yupanqui el tema que escuché a los 4 años en un rastrojero con mi hermano y mi viejo, por la ruta a Pergamino. Y ellos cantando esa frase (‘en las arenas bailan los remolinos’) que atravesó mi cabeza de niño. Poder devolver eso es aliviarse”.
El traspaso de inspiracióntoma cuerpo en su baterista, Catriel Ciavarella. Él empezó a pecutir por haberlos visto, de niño casi, en vivo. Cuando tenía 14 años, Mollo lo llamó para tocar, porque ya era sabido que había “un chico de 14 que se sabía todo el repertorio de Divididos”.
Quisieron ahí mismo que integrara la banda, pero debieron esperar a que cumpliera 17, para poder sumarlo con tranquilidad a las giras.
El aquí y ahora
El 2016 empezó para ellos con tres funciones agotadas en el Teatro Flores, mientras preparan su regreso al Luna Park.
En medio de la regrabación de las canciones de todos sus discos, regresan a Mendoza para volver a derramar potencia y sensibilidad en este oeste.
La idea -dijeron en una entrevista radial- es intentar llegar a los 30 años de Divididos con todos los discos grabados nuevamente.
Recordemos que, el 2 de marzo, Ricardo Mollo fue invitado por la Fiesta de la Cosecha a cantar junto con la Orquesta Filarmónica de Mendoza. En ese especial formato interpretó “Crimen” de Gustavo Cerati, “Par mil”, “¿Qué ves?”, “Spaghetti del rock”, “La Flor Azul” de Mario Arnedo Gallo, y “La Amanecida” también del reconocido padre de Diego Arnedo.
En la primavera pasada, La Aplanadora se presentó con dos funciones en el Luna Park, con entradas agotadas y una impactante puesta en escena que incluyó a espaldas del trío una real pared de equipos con amplificadores, baterías y parlantes, además de renovada artística en tres pantallas de led.
El 14 de abril regresarán al mítico estadio de Corrientes y Bouchard repitiendo este monumental y demoledor concierto en vivo.
La ficha
Divididos en Mendoza
Día y hora: hoy, a las 23 (puntual)
Lugar: Estadio El Santo (Los Baños 1369, Rodeo del Medio)
Entradas: $400 en taquilla.