Una banda de cuatreros tiene preocupada a la gente de Alto Verde, a 17 kilómetros al este de San Martín y es que en los últimos días se ha repetido el robo y desposte de caballos, sin que hasta el momento haya detenidos o pistas sobre el destino de la carne mal habida.
Alto Verde es una zona rural cruzada por un extenso canal de riego que acompaña a la ruta 50 y que está dominada por fincas y plantaciones, pero también por grandes campos incultos.
Allí, cerca de la escuela Salvarredi, vive Luis Morales con su esposa y sus hijos y en los fondos de la propiedad, hay corrales y algunos animales, entre ellos un potrillo, que más que herramienta de trabajo era casi una mascota para los niños.
Pero el fin de semana ese potrillo fue robado del corral y despostado a unos 500 metros, en un claro cercano a la ruta 7. Una yegua de seis años de edad, perteneciente a Javier Tapia, vecino de la zona, corrió la misma mala suerte. Hace unos diez días hubo una historia similar en otra finca, a un par de kilómetros de allí.
La gente coincide en que debe tratarse de los mismos cuatreros, aunque no hay mayores datos de las identidades; sólo anda dando vueltas el rumor de que a la carne de los equinos la habrían transportado en una camioneta blanca; también dicen que hace un par de años que no se veía este tipo de delitos en la zona.
"Detrás de todo esto deben haber dos grupos de personas, los baquianos encargados de robar los animales y los tipos que faenan y se quedan con la carne", especula Morales, que sufrió el robo de su caballo, a eso de las dos de madrugada y mientras no estaba en la casa.
Diez mil pesos
Un potrillo manso y de buena calidad como el que perdió Morales tiene un costo que ronda los $10.000 y a la yegua de su vecino, los cuatreros le han sacado cerca de 600 kilos de carne limpia, que a través del mercado negro suele terminar como embutido en el mostrador de alguna carnicería.
"Es buena plata la que hacen y por eso, mientras no los agarren, van a intentar repetir el robo", dicen los vecinos de la zona, que han levantado la guardia ante la posibilidad de que les pase lo mismo.
La noche del robo, los perros de Morales no ladraron y nadie escuchó algo extraño: "Son baquianos, gente que sabe moverse en la noche por el campo y que puede con perros y caballos", explican.
En cualquier caso, entraron por un campo vecino y una vez en la propiedad abrieron el corral y sacaron al potrillo por los fondos, a través de un alambrado; aprovecharon esa oportunidad para llevarse la yegua del vecino.
Ambos animales fueron despostados a 500 metros, en un claro en el campo de ruta 7 y calle Las Violetas: "Solo dejaron las cabezas, las patas y las entrañas", dijo Tapia y recordó que en ese mismo lugar, un par de años atrás ya habían sido despostados otros animales.
En Alto Verde no hay mayores datos sobre la identidad de los cuatreros, aunque algunos mencionan una camioneta blanca con cúpula que circulaba por la zona en el momento en que los animales fueron muertos.
"Todo mundo tiene caballos en la zona, algunos para trabajo, otros para paseo, cualquier vecino le va a confirmar que es grave lo que está pasando", cerraron los hombres, a la espera de novedades.