Vuelve la fiebre por Frank Sinatra, a 100 años de su nacimiento

“La Voz” conquistó multitudes desde los ’40. De origen italiano y cuna pobre, sigue vendiendo discos y generando polémica por sus vínculos con la mafia. Este año se editaron 10 libros sobre él.

Vuelve la fiebre por Frank Sinatra, a 100 años de su nacimiento

Con su perfecto instinto musical, su fanfarronería glamorosa y su impecable sentido de la elegancia, Frank Sinatra cautivó al público del siglo XX como muy pocos artistas.

Sinatra, un cantante que definió tan bien su oficio hasta el punto de ser apodado simplemente “La Voz”, volvió locos a los jóvenes de los años ’40, cuando él se convirtió en el primer “robacorazones” de la cultura pop.

Incluso hoy, 17 años después de su muerte, el fenómeno llamado entonces “Sinatramanía” se mantiene vivo hasta el extremo de que el cantante aún tiene un puesto de honor en el imaginario público.

Ayer se cumplieron 100 años desde el nacimiento de Sinatra en el poblado de clase obrera de Hoboken, en New Jersey, cerca de Nueva York. Para celebrar la fecha, este año se han publicado al menos 10 libros sobre Sinatra, que exploran el colorido y a menudo ostentoso estilo de vida del cantante de “I did it my way” (“A mi manera”).

A su voluminosa discografía, este año se sumó un paquete de cuatro CDs dedicados a las primeras grabaciones de "La Voz" en la radio.
Se organizó una gala en Manhattan con una serie de conciertos tributo en los que participarán, entre otros, la Filarmónica de Nueva York y Sting.

También se realizó un concierto para la televisión en Las Vegas, una de las ciudades favoritas de Sinatra, en el que se reunieron artistas tan diversos como Usher, Garth Brooks y Lady Gaga.

Pero aunque artistas de todos los estilos dejan en claro la influencia de Sinatra en la música contemporánea, para muchos de sus seguidores el cantante de “New York New York” no tiene reemplazo.

“El problema es que hay un solo Frank”, dijo Sid Mark, anfitrión del programa de radio de difusión nacional “Sounds of Sinatra”, que durante 59 años ha puesto al aire solamente su música.

Mark dice que aún ve interés de los oyentes de todas las edades y adjudica esta universalidad a la amplitud del material de Sinatra.

Con 1.500 canciones para elegir, Mark ha puesto al aire maratones de Sinatra que van de viernes a lunes sin repetir un tema.

Además de su “sex appeal”, uno de los secretos de Frank Sinatra fue su estrecha colaboración con los publicistas, algo que hoy en día es condición obligatoria para las celebridades.

Su primer publicista, George Evans, organizaba audiciones de gritos de jóvenes seguidoras, para asegurarse de que las que entraran a un concierto hicieran el máximo impacto.

Evans también fue el autor de la imagen de Sinatra como un chico humilde de origen italiano.

Pero, a diferencia de algunas sensaciones del pop que hoy en día son diseñadas por sus publicistas, prácticamente nadie cuestiona su talento como músico.

Era conocido por su meticulosa atención al detalle y, especialmente a principios de su carrera, sus demandas a la banda que lo acompañaba, aún a pesar de que tenía un tímpano perforado de nacimiento y ninguna educación musical formal.

Sinatra emergió de la era del “big band”, pero luego se dedicó particularmente al jazz.

“Creo que es el mejor músico de jazz que haya vivido jamás”, opina David Fink, un bajista de jazz que trabajó entre otros con Rod Stewart y George Michael y ha escrito extensamente sobre Sinatra.

Según Fink, el genio de Sinatra se basó en su comprensión del ritmo y su descubrimiento de cómo sacar provecho musical a las palabras, con una dicción enfocada en las consonantes y una intuición en cuáles vocablos debía enfatizar.

Sinatra se codeaba con la élite estadounidense y su evolución política refleja la del país.

Nacido en una comunidad ardientemente demócrata, Sinatra hizo campaña a favor de Franklin Roosevelt y de John F. Kennedy y hablaba contra la discriminación racial. Pero se ofendió cuando los Kennedy lo trataron fríamente debido a sus supuestos vínculos -que aún son motivo de debate- con la mafia. Fue entonces, hacia los años 80, que Sinatra se acercó a Ronald Reagan.

El cantante llegó a invitar a Reagan a Hoboken, pero aparte de ello ignoró su pueblo natal y no hizo labores filantrópicas allí, aunque era conocido por sus generosas propinas.

“El pueblo llamó una calle Frank Sinatra Drive en honor a Frank a fines de los años 70 y, de hecho, eso fue polémico”, recuerda Robert Foster, director del museo histórico de Hoboken. “La gente decía que él no había hecho nada por Hoboken”.

No obstante, el museo dedicará a Sinatra una estrella en el pavimento, al estilo Hollywood, en el aniversario de su nacimiento el sábado.

"Palito" Ortega perdió U$S 800.000 al traerlo al Sheraton Buenos Aires

Según confesó el mismo cantante y empresario tucumano años después, perdió U$S 800.0000 dólares  por haber contratado a Frank Sinatra para dar un recital en el Sheraton Hotel de Buenos Aires, el 5 de agosto de 1981.

Ortega, que culpó del fracaso a la estampida del dólar de esos días en Argentina, contaba, resignado, que “de todos modos con Sinatra gané: recibí telegramas de empresarios ofreciéndome a Paul Anka, Sbirley McLaine, Liza Minelli y Sammy Davis Jr”. Gracias a esos contactos, luego trajo a Buenos Aires al grupo Abba, con algún rédito económico.

Todo lo que Sinatra pidió en Buenos Aires se le dio, incluyendo un ascensor del hotel destinado sólo a él, un chef exclusivamente a su servicio, un teléfono con discado directo internacional permanentemente a su lado.

Lo cuidaron 300 agentes de la Policía Federal, ninguno de los cuales hablaba inglés, por lo que Sinatra se molestó.

Desde su llegada a la Argentina, Sinatra se había mantenido bastante esquivo para la prensa y había permanecido prácticamente recluido en las habitaciones del piso 23 del Sheraton Hotel.

Según informó el diario La Nación al día siguiente, el astro había dedicado su tiempo de reclusión para revisar guiones cinematográficos que le llegaban de los más distantes lugares del planeta.

A la hora del show, "La Voz" simplemente se materializó y deslumbró al público de famosos que colmaba las instalaciones del Sheraton esperando con ansiedad por una visita que se había hecho esperar por algunas décadas. Fuente: La Nación

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