Vuelve a morir a las puertas de la gloria

Gerardo Martino perdió su segunda final al hilo en la Copa América. El técnico tuvo un mal debut internacional con la Selección.

Vuelve a morir a las puertas de la gloria

El técnico Gerardo ‘Tata’ Martino perdió su segunda final de Copa América consecutiva, la primera con Paraguay en 2011 y ahora con Argentina, en un mal debut en Copa América al frente de la albiceleste de Lionel Messi.

Luego que la Selección perdió la final de la Copa del Mundo ante Alemania (1-0), Martino reemplazó a Alejandro Sabella en agosto de 2014 y agarró un fierro caliente que era comenzar un nuevo camino en busca de títulos que para los argentinos han sido tan esquivos desde aquella Copa América que ganó en Ecuador 1993.

Ex futbolista y luego entrenador, Martino tuvo su gran oportunidad de vencer una historia de 22 años sin títulos de una potencia mundial como es Argentina, pero esta vez, se topó con la generación “dorada” chilena que le arrebató el sueño tras perder en la ronda de penales 4-1 tras una dura final que culminó 0-0.

El astro Messi no fue suficiente para cambiar el récord negativo de Martino, quien ya había perdido la final de la Copa América-2011 con la selección de Paraguay ante Uruguay (3-0).

Su gran primera prueba ha sido esta Copa América en la que su equipo ha ido de menor a mayor, donde sus jugadores poco a poco parecen haber entendido su idea de un fútbol de toque, de pausa para buscar la brecha en la defensa rival, pero a la vez, tomando recaudos en la defensa. En resumen, un plantel equilibrado.

La goleada ante Paraguay (6-1) en la semifinal, mostró lo que Martino quiere de Argentina. “Contundente, preciso y efectivo”, dijo el técnico sobre su equipo.

Messi, su máxima estrella, no fue parte de la contundencia del equipo ya que sólo ha marcado un gol en toda la copa, pero sí se ha convertido en el conductor de una orquesta plagado de grandes ejecutores como Sergio Agüero (Manchester City/Inglaterra), Javier Pastore (PSG/Francia) y Angel Di María (Manchester United/Inglaterra).

Martino y Messi, ambos nacidos en Rosario, tienen una cercana relación, y la llegada del ‘Tata’ a la Selección argentina fue aplaudida por la ‘Pulga’, pese al negativo paso que tuvo por el Barcelona.

“En Barcelona no dejé nada”, admitió Martino quien fue técnico del plantel ‘Culé’ entre 2013 y 2014, período en el que ganó una Supercopa de España, pero no pudo alcanzar la Championes League ni la Liga española.

Un hombre tranqui

Antes de ser técnico, el ‘Tata’ fue futbolista jugando de volante. Su carrera partió en el Newell's Old Boys, donde ganó tres títulos argentinos entre 1987 y 1992, los dos últimos bajo la dirección técnica de Marcelo Bielsa, de cuya filosofía de juego Martino admitió ser un fiel seguidor.

Tras concluir su trayectoria en las canchas, por donde también pasó por la Selección argentina, y jugó en el fútbol ecuatoriano (Barcelona) y el chileno (O'Higgins), Martino se inició como técnico en 1998 pasando por equipos argentinos y paraguayos.

Pero un punto culmine de su carrera llegó en el 2007 al hacerse cargo de la selección de Paraguay a la que llevó al Mundial de Sudáfrica 2010 y jugó la final de Copa América 2011, convirtiéndose en el entrenador que más partidos dirigió al plantel guaraní con 58 juegos disputados.

Tras ello, llegó la pobre experiencia en el estelar Barcelona y su actual reto con Argentina, en el cual ha fallado en su primera gran prueba internacional.

Alejado totalmente de la farándula, Martino se refugia en su familia luego de dejar una cancha de fútbol, en la que busca disfrutar de los placeres de la vida.

“La onda mía siempre fue mucho más tranqui o romántica”, dijo el ‘Tata’ en un video publicado en el sitio web de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). El técnico albiceleste se confeso seguidor del grupo argentino Soda Stereo, gustoso de las películas de suspenso o policiales, pero también de los dibujos animados (Los autos locos), Martino vuelve inmediatamente al fútbol para señalar a Daniel Pasarella como un jugador histórico de Argentina, y al francés Zinedine Zidane como uno fuera de su país.

Se extienden las desgracias de la Argentina de Messi

Las desgracias de Lionel Messi con Argentina volvieron a quedar marcadas a fuego. La octava maravilla del mundo por sus proezas con el Barcelona, disputó con la albiceleste seis campeonatos oficiales y no ganó ninguno.

Messi se mostró opaco, sin hacer gala de esos toques y gambetas que lo distinguen en un duelo en el que Chile los superó (4-1) en la definición por penales, después de un partido que murió sin goles. Messi convirtió, el primero y el único, para su equipo desde la pena máxima.

Es la segunda final consecutiva que pierde Messi con la Selección, después de la caída ante Alemania en el Mundial de Brasil hace un año. Messi tampoco tuvo éxito en las Copas América de Venezuela 2007 y Argentina 2011, así como en los Mundiales de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. Pero en la bitácora de sus mejores años figura siempre el Barcelona, equipo con el que durante el 2015 se alzó con la triple corona: Liga de España, Copa del Rey y Liga de campeones, con lo cual su quinto Balón de Oro aparece esta vez como destino inexorable.

“Estoy a muerte con estos chicos porque tienen una entrega”, comentó Gerardo Martino después del partido. Argentina gira en torno a Messi, y aunque tuvo una copa aceptable ayer lució perdido, lejos del área rival y con poco contacto con la pelota. Aunque hizo amonestar a dos defensores, partió desde muy atrás, le ofrecieron poca opción de pase y buena parte del juego solo estuvo acompañado por Agüero.

Con jugadores sin ideas y agotados, Messi fue el único argentino que convirtió un penal. Hasta que llegó la hora de Alexis Sánchez, que con un toque suave clavó otro puñal en el corazón albiceleste. Se esperaba que Argentina jugaran un gran partido, pero el equipo mostró dificultades al replegarse. Anoche, el equipo de Messi estuvo en las antípodas del triunfo en semis ante Paraguay (6-1), cuando la “Pulga” tuvo participación en todos los goles.

Quizás Messi sea más genio que Maradona, pero con Argentina aún no encuentra su máxima dimensión. Diego, en cambio, ganó el Mundial 1986 y eso es lo que valoran los argentinos.

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