Tras casi 19 meses de enfrentamientos continuos que dejaron como saldo policías heridos, móviles oficiales y camiones destrozados a pedradas y decenas de choferes asaltados, además de algunos detenidos que utilizaron la famosa "puerta giratoria" de la Justicia, el desvío de camiones que se habilitó en octubre de 2014 para que el tránsito pesado no pasara por el centro de Alvear, llegó a su fin.
Ante la imposibilidad de las fuerzas de seguridad de frenar los ataques de un grupo minúsculo de inadaptados que domina a los barrios Soemga y El Inmigrante sobre la antigua Circunvalación, sin recurrir a métodos que podrían considerarse drásticos, a partir del 30 de marzo los transportes de carga volvieron a circular por la vieja avenida Chacabuco del barrio San Carlos, la misma que se terminó de asfaltar hace pocos meses luego de años de haberse convertido en un paisaje cuasi lunar por el paso de los enormes vehículos.
El detonante fue el virtual secuestro de dos camiones a plena luz del día la semana pasada. Promediaban las 7 de la tarde y un grupo de jóvenes armados con gomeras y armas blancas detuvo a los rodados en medio del desvío arrojándoles proyectiles para intentar robar la carga. Apenas llegó la policía se produjo una batalla campal que terminó con efectivos heridos, balas de goma y móviles con parabrisas rotos hasta que se pudo rescatar a los camiones.
El arrojo de los violentos, a quien la mayoría señala como menores, que ya ni siquiera esperaron la oscuridad de la noche para actuar, fue la gota que colmó el vaso.
Ése fue el adiós al desvío, y con él a los tres millones de pesos que se invirtieron el último año y medio en la traza, el mantenimiento, la señalización, limpieza de baldíos, colocación de luminarias y demás obras de todo tipo. El hola a los camiones otra vez en medio de una zona densamente poblada como el barrio San Carlos, con una capa asfáltica de apenas tres centímetros que no está preparada para soportar el peso.
Las explicaciones oficiales fueron las esperadas: se priorizó con lógica la seguridad de los conductores, de los policías y de los propios agresores, pero la sensación que quedó en la comunidad fue que la voluntad de un grupo de violentos predominó sobre el conjunto de todo un departamento.
"Lo que tratamos de evitar es que vayamos a tener una desgracia mayor y por eso adoptamos esta medida" dijo el intendente Walter Marcolini al anunciar el nuevo desvío junto al Jefe departamental de la policía.
"No creo que ganen los violentos. Los problemas de seguridad están relacionados con el flagelo de la droga y otros factores, y las respuestas deben ir por otro lado" agregó el jefe comunal e insistió una y otra vez en que "no es la totalidad de un barrio. Son casos puntuales los que generan el conflicto y no pretendemos estigmatizar a los vecinos".
No obstante, varios funcionarios municipales comentaron por lo bajo que "es una verdadera locura" tener que mover el desvío "por 14 delincuentes con gomeras".
Ahora se deberá realizar una nueva carpeta asfáltica de 4 centímetros de espesor sobre la avenida Chacabuco entre las avenidas Libertad y Libertador Norte, lo que implicará un costo de casi un millón de pesos, además de colocar nueva cartelería, reductores de velocidad y adoquines para que el tránsito no provoque una tragedia.
Como la comuna no dispone del dinero por administración, deberán llamar a licitación y aún los más optimistas no creen que se concrete hasta la próxima temporada, ya que los tiempos de una licitación pública y las bajas temperaturas impedirán realizar la obra antes de setiembre u octubre.
Para el comisario Marcelo Calipo, el fin del desvío traerá tranquilidad pero el conflicto de fondo persiste. "Hay antisociales que tienen muchos antecedentes y están en libertad. Creo que la oportunidad no se las debemos dar nosotros a esas familias que delinquen; se la deben dar ellos mismos. Las oportunidades ya se las da el Estado y hasta la Justicia excarcelándolos 3, 4 y hasta 5 veces" manifestó el uniformado.
Calipo sostuvo que no se trata de gente que "roba para comer", y citó como ejemplo la situación que se vivió el último domingo de marzo en la zona de Circunvalación, cuando "abrieron la carpa a tres camiones. Uno tenía sustancias alimenticias y no le sustrajeron nada, pero se llevaron 6 cajas de vino de los otros acoplados. Parece que en este país es más fácil salir a robar que a trabajar", comentó molesto.
Quienes recibieron de buen ánimo la noticia fueron los comerciantes de la avenida Chacabuco, ya que como señaló Eliana (41) propietaria de un almacén "con los camioneros las ventas aumentan un 50%. Llevan de todo y no miran el precio" y su opinión es compartida por otros vendedores de la zona.
Para el común de los vecinos, sin embargo, lo que queda es resignación. "La casa de mi hermana se mueve toda cada vez que pasan los camiones y el piso se rompe" contó Juana (65), además de las familias que manifiestan su preocupación por los niños que juegan en las calles del barrio, porque el tránsito es intenso a toda hora.
Para César (53) que vive en las cercanías del barrio Soemga desde hace 27 años, lo que sucede se parece mucho al "Lejano Oeste", donde un reducido grupo de malhechores "se siente intocable, y nos lo hacen sentir a todos los que sí trabajamos".