Dicen que la resolución de una mujer para lograr un objetivo suele ser inapelable, y pocos se atreven a discutirlo. Pero cuando se trata de un grupo numeroso y encima de fanáticas de una banda, la cosa se vuelve seria.
Tanto así que a más de 30 años de la última presentación de "Los Iracundos mendocinos", como se los conoció durante algo más de 11 años, una comisión de féminas que trabajan por Alvear Oeste logró convencer a su grupo favorito: "Los Ases", para volver al ruedo una vez más con motivo del centenario de su pueblo.
El asunto no fue sencillo, después de los primeros sondeos la respuesta fue una rotunda negativa. A tres décadas y media de retiro efectivo, los artistas no estaban dispuestos a poner en riesgo el recuerdo intacto de sus días de gloria, y aunque la mayoría reconoció que podría ser tentador, la negación de la voz del grupo, Nicolás Andrade, pareció una sentencia.
Claro que esa respuesta no satisfizo a las señoras, que indagaron con energía cuáles eran los motivos de la negativa.
Y no hizo falta mucho más que unos pocos días para conseguir lo que buscaban. Comprometieron a los otros 5 integrantes del grupo a insistir, se aseguraron la complicidad de la familia del cantante y volvieron a la carga hasta que lo lograron.
Ahora el único temor es que el enorme salón del club Ferro Carril Oeste no alcance a albergar a la multitud que saben lo llenará la noche del 17 de noviembre, cuando "The Ases" vuelvan a escena tras 34 años de mutismo.
Conformado en 1968 tras otras experiencias fugaces como "Fredy y los Dinámicos" y más tarde "The Camel", "Los Ases" siguen manteniendo 44 años más tarde su formación original con Juan Carlos Badini, Carlos Altamira, José Álvarez, Mario Calvente y José Hermoso, que cerró su negocio en Neuquén para sumarse al operativo retorno, además del cantante Nicolás Andrade y con la única ausencia de Tato Carrera.
La banda hizo época durante más de una década con covers de Los Iracundos, Palito Ortega, Sandro y los Wawancó entre otros. Actuaron en Buenos Aires, La Pampa, Mendoza, San Luis, Río Negro y otras provincias con tal éxito que en 1971 llegaron a realizar 111 presentaciones, a razón de una cada tres días en forma ininterrumpida. Su importancia llegó a rozar los límites del estrellato hasta el punto de posponer casamientos en los que estaban contratados por tener la fecha ocupada.
"Una chica había reservado seis meses antes y a último momento nos salió una gira de tres días por el sur. Casi se murió cuando le dijimos que no podíamos estar, pero lo postergó una semana y finalmente tocamos. Tuvo que cambiar hasta la fecha de las tarjetas a mano", recuerda con una sonrisa Juan Carlos "Jhonny" Badini, el tecladista y alma mater de la formación.
Con tanto escenario a cuestas las anécdotas sobran. Nadie olvida cuando en 1973, luego de actuar en 25 de Mayo, viajaron a Catriel para un segundo show, cruzando el río limítrofe en una balsa porque aún no había puente.
Al llegar, Nicolás descubrió que había olvidado sus zapatos en La Pampa y los más observadores notaron que esa noche actuó vestido de traje impecable y calzando alpargatas.
Un año más tarde, ya desatado el conflicto con la vecina provincia por el río Atuel, fueron recibidos con abucheos por la multitud cuando los presentaron como "Los Iracundos Mendocinos".
"¡Ladrones, devuelvan el agua!" fue lo más suave que les gritaron en la Fiesta Nacional del Ternero en Victorica. Esa noche compartieron escenario con Julia Elena Dávalos y Los Chalchaleros, pero la ovación finalmente fue para "Los Ases", que se ganaron al público hostil a puro ritmo. "Creímos que nos iban a linchar", dice divertido Badini.
Todos aseguran haber tocado el cielo con las manos al compartir escena con Los Iracundos originales en 1976 en un show en Ferro.
Tres décadas más tarde, el cuerpo tal vez ya no tolera semejantes maratones, pero no hay dudas de que el grupo resurge con todo su brillo de antaño, y los más entusiasmados son los propios músicos, que sienten haber dejado algo pendiente y apuestan todo a la clausura.
El 17 de noviembre vuelven "Los Ases", y se despiden definitivamente. Porque como todos los grandes, se deben una aparición más y se la deben a su público.
