Por distintas razones, en muchos lugares del Gran Mendoza y de la provincia se perdieron los tradicionales cines de barrio. En un caso, y hace muchos años, fue por el avance y penetración de la televisión en los hogares, y por los cambios en los paradigmas de asimilación cultural y de elección en materia de diversión por parte de la sociedad.
No faltaron cierres que se debieron a la desidia y el abandono en la administración de los antiguos y queridos lugares para ver películas, apreciar obras de teatro o presenciar otras expresiones de arte.
Esas salas tuvieron su esplendor décadas atrás, antes de ser remplazadas por playas de estacionamiento, salas de juego, lugares de culto, destinos bancarios o simplemente quedar cerradas sin ninguna utilización.
Afortunadamente, en años recientes se han reabierto varios de estos reductos del pasado, como ha ocurrido con los cine-teatros Plaza, de Godoy Cruz, y El Recreo, de Guaymallén.
También la Municipalidad de Capital dio un gran paso al habilitar la Nave Cultural tras refuncionalizar galpones ferroviarios que conformaban la Estación Central Mendoza del ex Ferrocarril General San Martín, en avenida España y Juan Agustín Maza. Allí se habilitaron 2.200 m2 para el desarrollo de una variada oferta cultural.
Y desde hace tres semanas, la nómina de reaperturas llegó a Maipú con el volver a vivir del cine teatro Imperial, donde se plasmó una doble acción: por un lado, la obra de recuperación arquitectónica del edificio, y por otro, la puesta en marcha de una acción cultural, que va desde la posibilidad de ver películas del Séptimo Arte como antaño, a disfrutar de encuentros de danza, música folclórica o de rock, además de recitales de poesía o puestas en escena teatrales.
Como explicaba el director de Cultura del municipio maipucino, Cristian García, el Imperial cumplirá la función social primaria de las viejas salas de cine: disponer de un espacio en el que la gente se congregaba a disfrutar un determinado espectáculo. También será un ámbito para que el artista local o provincial pueda expresarse libremente y ganar dignamente una recompensa económica por su trabajo, al poder disponer del escenario y de un moderno sistema digitalizado de sonido junto con la iluminación, que antes debía abonar y poco quedaba en su bolsillo tras la actuación.
Además, la inversión de riesgo que efectuó la repartición municipal podrá capitalizarse y cooperará en el mantenimiento de la estructura rehabilitada, al recibir 30% del ingreso que arroje el espectáculo, reservando 70% al o los intérpretes.
La recuperación del cine, construido por Luis Schiavonne e inaugurado en julio de 1934, fue un acertado trabajo de arquitectos y especialistas que mantuvieron la estética original y aseguraron las condiciones del complejo. Por otro lado, las autoridades incorporaron modernas tecnologías que permitirán generar un espacio cultural seguro y atractivo desde los aspectos técnicos como desde lo comercial.
El Instituto del Cine y Arte Argentino, viendo las posibilidades de crecimiento del nuevo edificio y apostando al proyecto en general, lo convirtió en un espacio Incaa, incorporando un proyector tradicional de 35 mm y otro digital.
En síntesis, en Maipú se logró preservar el legado de un lugar histórico, tradicional y muy querido por generaciones. Queda ahora la obligación de cuidar la infraestructura habilitada de la mejor manera posible, para que camadas de mendocinos tengan la oportunidad de disfrutar de veladas cinematográficas y culturales por mucho tiempo.
