Volver al mundo

Entre la larga lista de pesados pasivos que el populismo kirchnerista deja al nuevo gobierno está el de haber sacado a la Argentina del mundo, haberla enemistado con países con los cuales debimos tener buenas relaciones y haberse acercado o aliado con qui

Volver al mundo

Hasta con varios de nuestros vecinos estamos enemistados, a quienes en otras épocas llamábamos hermanos, como el caso de Uruguay. Ese aislamiento y atraso es propio de una ideología anacrónica como es el populismo radicalizado, tan propenso a fabricar enemigos, conspiraciones, persecuciones.

Hace ya mucho tiempo que el mundo es global, producto de formidables avances de las tecnologías de la información y de la reducción de los costos de transporte. No hay modo de levantar muros de aislamiento. Internet los traspasa más rápido que los cañonazos y el poder del conocimiento que transporta es más devastador que los misiles. Es por ello que sólo unos pocos países en el mundo, gobernados por fanatismo político o religioso, tratan de separarse del mundo. La inmensa mayoría quiere estar cada vez más integrado. Nadie discute seriamente los beneficios que han producido y producen los acuerdos de integración, de liberación del intercambio. Los bloques que forman incluyen cada vez a más millones de habitantes.

De ahí que volver al mundo como se ha propuesto el nuevo gobierno que asumió ayer, y lo ha comenzado a ejecutar incluso desde antes, sea una muy buena noticia. Sin duda que el viaje relámpago que el viernes 4 realizó el presidente Mauricio Macri a Brasil y a Chile reviste una singular significación, al igual que la designación de Susana Malcorra, una mujer con destacada trayectoria en la ONU y amplio conocimiento del mundo, como ministra de Relaciones Exteriores. Para nuestro país, para nuestra provincia, esta vuelta al mundo abre nuevas esperanzas, especialmente para las economías regionales, tan duramente maltratadas en estos años. La enorme desventaja que enfrentan las empresas exportadoras argentinas, sin tratados de libre comercio, requiere que el nuevo gobierno prontamente avance en la dirección que desde hace décadas lo han hecho nuestros vecinos chilenos. Más recientemente y con igual beneficio lo hace Perú y los demás integrantes de la Alianza del Pacífico.

Por cierto que hay y habrá resistencia de sectores económicos creados al amparo de protecciones y beneficios inaceptables a esta altura del siglo XXI. Prontamente pondrán en primer plano la pérdida de puestos de trabajo. Nunca se computan los que se crean cuando se libera el intercambio, lo que gana en bienestar el consumidor, lo que gana el empresario innovador y emprendedor. Basta mirar a nuestro alrededor para ver que los países de la región integrados al mundo tienen tasas de desocupación real menores que la nuestras. Así, en este contexto, habrá que realizar un nuevo intento para lograr que el Mercosur sea lo que su denominación indica, el mercado común del sur donde bienes y personas circulen libremente, donde las alianzas de empresas de distintos países potencien sus posibilidades y logren estándares de productividad para competir en el mundo. El Mercosur deberá firmar lo más pronto posible el tratado de libre comercio con la Unión Europea y establecer especiales relaciones con la Alianza del Pacífico.

Argentina, prácticamente en default, deberá resolver los conflictos que le impiden el acceso al mercado internacional de capitales, donde su costo es muy bajo y, sobre todo, crear las condiciones para atraer inversiones extranjeras directas (IED). Éstas son hoy el motor de desarrollo de los países emergentes.

Sobre estos temas se ha expresado con notable claridad y precisión la flamante ministra Malcorra. Pragmatismo y desideologización de los vínculos internacionales, relaciones exteriores como política de Estado, sostiene. “Todo aquello que sirva a los intereses argentinos va a ser usado de manera madura. No va a haber antinomias”. La ministra dice que Argentina cambiará sustancialmente sus relaciones exteriores. “Todas las plataformas que existen -regionales, globales- se van a usar para interés argentino. No va a haber una aproximación ideológica a esas cuestiones”.

Volver al mundo no sólo traerá beneficios económicos. El país viene de un largo encierro, el ambiente está viciado. Es imprescindible abrir puertas y ventanas para que entre aire fresco.

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