Mendoza muestra con alivio que durante varios días no se produjera ningún contagio de coronavirus. Para las autoridades es un dato alentador que le da fuerte aval a la política sanitaria aquí implementada ante la emergencia. Ya la semana anterior había satisfacción porque no se observaban picos. Ahora hay un poco más de optimismo.
Dicen que en los próximos días se debe esperar una fuerte presencia del Gobierno en medios y redes sociales no sólo para ratificar las medidas que, con el consenso previo de la Nación, permiten flexibilizar la cuarentena en la provincia, sino, especialmente, para que la ciudadanía entienda que se trata de salidas excepcionales en el marco de un aislamiento que seguirá en su día a día de acuerdo a cómo se muestre la curva de contagios. La imprudencia, el relajamiento social y de las autoridades puede derivar en una marcha atrás en materia sanitaria, algo que de ninguna manera está dispuesto a afrontar el Gobernador, quien con la venia de Fernández pasa a ser el responsable de lo que ocurra en Mendoza con el coronavirus.
Mesura es lo que le pedirá Suárez a la gente, ya que está convencido de que con una postura más blanda nuestra provincia tendría actualmente un número muy superior de infectados.
En ese contexto, es lógico que el alineamiento del Gobernador con el Ejecutivo nacional no deba variar. En realidad, todos los mandatarios provinciales ratificaron por videoconferencia, el jueves, el apoyo a la continuidad de la cuarentena que propuso Alberto Fernández tras evaluar éste la situación con su equipo y con los expertos que lo asesoran. Pero Mendoza tiene la ventaja de estar incluida entre los distritos a los que se les pudo aprobar pedidos de ablandamiento del aislamiento. Un dato alentador si tenemos en cuenta, por ejemplo, que el Gran Mendoza se encuentra entre los conglomerados urbanos más poblados del país, algo que es problemático a la hora de controlar los contagios.
La autorización para motorizar, siempre con los resguardos protocolares necesarios, la obra privada en la provincia fue otra de las noticias muy bien recibidas por Suárez y su entorno. Se trata de un sector movilizador en cuanto a mano de obra y que puede ayudar a regenerar la cadena comercial.
Y así como Suárez y la mayor parte de su gabinete pueden mostrarse satisfechos por lo logrado hasta ahora merced a estrictas medidas de aislamiento, al ministro de Hacienda, Lisandro Nieri, le toca la difícil tarea de hacer malabares con los números de la caja provincial, seriamente afectada por el “parate” de las distintas actividades. No es el escenario deseado, pero sí previsible, aclaran en el oficialismo. La prioritaria es el área de la salud por los desafíos de la pandemia.
Nieri salió a encender todas las señales de alerta posibles. Lo suyo no fue por decisión propia; el Gobernador necesita que se conozcan todos los detalles de la situación financiera de la Provincia, aclaran en su entorno.
De lo que se trata es de una advertencia que viene efectuando el titular de Hacienda desde hace tiempo, pero que al hacerse pública acentuó preocupación, con más razón cuando se incluyó el tema salarial. El ministro alertó que no puede el Gobierno dar ninguna certeza del pago de los sueldos de los estatales en los próximos meses, aunque el de abril está asegurado. De todos modos, aclaran en Hacienda que mientras se asegure una buena asistencia nacional ya programada “estará todo bien” en lo referido a los salarios públicos. No dudan del acompañamiento de la Nación.
Obviamente, la caída de la recaudación tributaria es una de las principales causas de la crisis de caja como consecuencia de la parálisis económica que originó la pandemia. Aunque es justo recordar que el panorama ya era desalentador antes como producto de la inflación y la recesión. De ahí que las autoridades pidan que quienes estén en condiciones de pagar impuestos lo hagan; apelan a una especie de solidaridad contributiva.
Nieri destacó que la estrategia provincial incluye la urgente negociación de las deudas con los respectivos acreedores de la Provincia. El Banco de la Nación es uno de los grandes desafíos en tal sentido. Fue ese uno de los primeros pedidos de la gestión de Suárez, que personalmente le planteó, justamente junto a Nieri, la inquietud al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, a poco de asumir, cuando el coronavirus no estaba en los planes de nadie.
El titular de Hacienda también habló de la intención de refinanciar dos bonos y de la emisión de Letras para obtener con rapidez unos 5 mil millones de pesos.
De acuerdo a lo que expresó el ministro de Economía de la Nación en estos días, se les pide a las provincias apurar la negociación con sus acreedores para evitar la cesación de pagos. Se observa buena predisposición desde el área que conduce Martín Guzmán, pero hay lógica incertidumbre en las provincia a la hora de sacar cuentas por anticipado por los envíos que deberían llegar desde el gobierno central.
Está claro que el Ejecutivo nacional prioriza la asistencia directa que realiza a los sectores más carenciados y a los que se ven directamente alcanzados por el freno de la economía. Pero también hay una diferencia: la Nación cuenta con el recurso de la emisión, mientras que las provincias juegan solo con las cartas que tienen. Por eso en los últimos meses se rumoreó de la emisión de cuasimonedas provinciales, como en la crisis de principios de siglo, pero esa posibilidad por ahora quedó en suspenso.
La pandemia le permitió a Suárez asumir la iniciativa en la provincia y, a la par, tomar partido de la estrategia nacional diseñada por el Ejecutivo. Hubo hasta ahora pocas diferencias puntuales con la Nación en lo referido al embate al coronavirus que en mayor o menor medida quedaron superadas. Si bien el balance provisorio favorable en el país se traslada automáticamente a las provincias, en el caso de Mendoza el dato no es menor, como ya apuntáramos, por las características en cuanto a población, conglomerados y pobreza.
Hay un liderazgo consolidado en los hechos que sólo el Gobernador deberá cuidar. Un avance luego de un arranque con tropiezos. La emergencia obliga a respetar las decisiones nacionales y ejecutar aquí en consecuencia. Favorable mientras dure el escenario de la pandemia.