Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes
Ayer el dólar volvió a dar un salto presionado por la demanda, que está impactada por encuestas que dan cierta ventaja a Cristina Fernández en la provincia de Buenos Aires. Más allá de los valores, que representan un 9% más que las cotizaciones de junio, el dato que llamó la atención fue la aparición del Banco Provincia, y en menos medida del Banco Nación, con a intención de poner un freno.
Los operadores del mercado parecen niños jugando. Hacen subir el billete y piden que el Central intervenga para tener una referencia de precio. Hasta ahora, el BCRA se mantuvo fuera del mercado dejando flotar. Los que pedían la intervención ahora en la suba son los mismos que pedían intervención cuando el billete bajaba por el exceso de oferta.
No obstante, la suba genera nervios y algunos ya comienzan a pensar en las consecuencias sobre los precios, aunque es todo muy relativo y la única razón de una suba, en muchos casos, sería meramente especulativa.
En el gobierno aseguran que no les preocupa el valor alcanzado porque sigue estando detrás de la inflación, aunque mucho más cerca. Los nuevos valores son más cómodos para el sector exportador, aunque los mismos empresarios deberán rechazar pretensiones de aumentos de parte de sus proveedores. Los nuevos relevamientos entre consultoras especializadas ya proyectan un dólar a 19,10 para fin de año.
Los argentinos deben acomodarse a este nuevo sistema. Cuando el dólar estaba atrasado, subieron los precios en dólares de los inmuebles y ahora que el dólar sube no mueven los precios, aprovechando la presión de demanda generada por los préstamos hipotecarios. Si los precios no son razonables, muchas personas quedan fuera de posibilidad ya que, manteniendo esos precios, muchos tomadores quedarán fuera porque no les cerrará su relación de ingresos con el nuevo valor de la hipoteca.
En el medio de estos movimientos se dan dos situaciones. Por una parte, los inversores que ingresaron dólares para invertir en Lebac terminaron perdiendo en el último mes y los llevó a desarmar posiciones y revertir sus dólares al exterior. Por otra parte, los exportadores esperan una cotización mayor para ver si puede mejorar sus niveles de ingreso.
Los especialistas aseguran que la economía, en el largo plazo, tiene un horizonte de dólar tranquilo o planchado, aunque nadie se anima a decir cuál será el nuevo nivel de descanso. Incluso, el Banco Central, con reservas de 48.000 millones de dólares, tiene poder de fuego suficiente como para frenar cualquier escalada especulativa.