Vivir súper controlados

Las redes sociales y la tecnología han impuesto diversas prácticas que lesionan la vida en pareja ¿Enloquecer de celos o pactar acuerdos?

Vivir súper controlados
Vivir súper controlados

Algunas personas no tienen perfil de Facebook o Instagram, es cierto, y viven en la tranquilidad del anonimato, aunque seguramente poseen un celular. La tecnología nos expone a una mayor visibilidad que no podemos manejar: etiquetas de fotos, comentarios, ubicaciones, chats. Y cualquier relación paralela o pseudocoqueteo es fácilmente identificable.

Por otro lado, la visibilidad actual de algunas formas de relaciones abiertas, como el poliamor (que es una de las "etiquetas" que está hoy en danza en todas las conversaciones, incluso para las bromas) no solo cuestiona la monogamia, también influyen en las conductas de control sobre el otro; ya sea revisar dispositivos o desconfiar de una posible infidelidad.

Aquí el especialista Walter Ghedin (médico psiquiatra y sexólogo) nos brinda un panorama sobre cómo construir una relación de confianza en la que la mediación de dispositivos parece el "peligro".

El “otro” no es mío, mi centro soy yo

Muchas parejas consultan por los problemas vinculares y en este panorama la infidelidad sigue siendo unos de los temas más frecuentes. Sin embargo, más allá de la angustia por descubrirla, el nivel de tolerancia es mayor.

Y entre los factores que ayudan a enfrentarla interviene la apertura para poder pensar que el acuerdo de fidelidad es muy lábil y que el amor y la dedicación entre las partes no es garantía de que ocurra. 

Las parejas también están pudiendo diferenciar "los deslices" de la "doble vida", es decir, los encuentros fugaces de las relaciones que conllevan algún grado de compromiso. Por supuesto que las primeras son mejor toleradas, siempre y cuando el vínculo desleal sea con alguien desconocido, esto es, fuera del espacio de amigos o de compañeros de trabajo. La cercanía de las personas implicadas (familiares, amigos, colegas, etc.) provoca más dolor y activa más mecanismos de control, aun cuando las relaciones con esas personas se corten para siempre.

La sexualidad no es secundaria

El lugar que ha tenido y sigue teniendo la sexualidad en una pareja es un factor fundamental para tolerar las infidelidades y para considerar las posibilidad de una apertura hacia otras relaciones previo consenso: "Sé que mi marido sale con otras mujeres, lo charlamos, pero no quiero hacer lo mismo que él, mantenerlo en lo oculto; quiero que compartamos la misma experiencia incluyendo un tercero", dice una paciente.

En este caso la comunicación le ganó al enojo y al control, en ningún momento esta mujer revisó el celular o las redes. La comunicación ganó al impulso de control y posesión del otro.

Por supuesto que hay hombres y mujeres que ocultan, también están los que niegan y no se quieren enterar por más de que existan evidencias.

La imagen de corrección y abnegación que se tiene del otro no deja ver que detrás hay una persona que vive con contradicciones entre los deseos y valores.

Abiertos, pero no ocultos

Últimamente el tema del "poliamor" ha estado en todos los medios, no obstante y más allá de las aclaraciones de los protagonistas y de los especialistas consultados, los comentarios más frecuentes en las redes hacían referencia a "legalizar los cuernos", creencia errónea, ya que no existe infidelidad porque las personas adultas acuerdan este tipo de relación.

O en todo caso el concepto es "seamos fieles a este acuerdo de pareja abierta", para lo cual cualquier ocultamiento fuera del mismo sería desleal.

También es tendencioso pensar que si no existen reglas de compromiso la consecuencia es el descontrol.

Es el mismo discurso conservador el que pregona que toda conducta fuera de la norma es nociva socialmente.

Las parejas, como toda relación, tejen sus acuerdos a medida que progresa el vínculo y a medida que atraviesan las diferentes etapas. No hay nada rígido (todo/nada; bueno/malo; fiel/infiel). Cada unión tendrá que encontrar su forma de estar y de afrontar las situaciones.

Cambiar es inevitable: hay que enfrentarlo

Estamos atravesando una etapa de profundos cambios en las relaciones amorosas y sexuales. Las redes sociales y las aplicaciones ponen al descubierto mensajes, relaciones, seducciones, que antes quedaban en secreto. La facilidad de acceso a perfiles y a encuentros furtivos está a la orden del día; el que desea puede hacerlo con solo armar un perfil o con un "me gusta" en una foto como punto de partida.

Esta facilidad despierta la curiosidad y el deseo que muchas parejas han perdido a lo largo de los años. El control y la desconfianza no sirven más que para potenciar las ganas de aventurarse a lo desconocido. Será entonces una oportunidad de potenciar los recursos de la pareja, y quizá se abran a nuevas experiencias.

Saber que la exclusividad monogámica está siendo cuestionada ayuda a pensar que la fidelidad no depende de una norma, ni un modelo, sino de un estilo dinámico de relación que ambos deben acordar.

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