"Mi relación con Mónica Molina -asistente social y trabajadora del Ministerio de Desarrollo Social, aclara- comenzó en 2009 en 2010 tuvimos una hija y en 2012 el vínculo terminó. Desde aquel año no volvimos".
Así define el comerciante Aldo Palacio (57) la génesis de su vínculo con su ex quien fue recientemente condenada por "calumnias e injurias" en perjuicio de Palacio y de María Días, su actual pareja. Según la Justicia, Molina los acosaba por Facebook.
El caso ganó la atención de la prensa ya que a partir de un fallo judicial emitido por Primer Tribunal Colegiado, Mónica Molina resultó condenada y no puede dirigirse a su ex por medio de redes sociales ya que el juez Eduardo Martearena comprobó que Palacio, su entorno y su actual pareja, fueron hostigados de modo permanente por Molina.
La condena, además contempla un pago de 10 mil pesos y la obligación de la demandada de subir durante 7 días a su cuenta de Facebook el fallo judicial que le salió desfavorable; algo que, de momento, no ha pasado ya que la sentencia no se encuentra firme.
En su casa del barrio Gráfico de Godoy Cruz y a días de que el fallo se diera a conocer, Palacio -como todo involucrado en un proceso judicial- esparce copias de expedientes y denuncias sobra la mesa. "Esto comenzó cuando después de la separación y a partir del Séptimo Juzgado de Familia, me dieron la tenencia provisoria de la nena que tuvimos con Molina. Aquella mañana ella me juró venganza. Y eso fue lo que hizo, vengarse".
A partir de entonces, Palacio dice -y consta en el expediente- comenzaron las amenazas. "Primero telefónicas y después por Facebook. Esta mujer -por perfiles falsos y hasta por el propio- empezó a conectarse con gente de mi entorno. Les pedía solicitudes de amistad y una vez que lo lograba podía meterse a distintos muros de amigos míos y de allí sacaba fotos que después cargaba con posteos en mi contra con una serie de barbaridades que prefiero no mencionar".
Mientras las amenazas y los escraches no cesaban, Palacio conoció a su actual mujer, la brasileña María Nilva Días, y todo se volvió más virulento. A su vez, la contienda judicial por la tenencia de la menor seguía su curso en la Justicia de Familia.
Para Palacio, el hecho de que su ex se enterara de que él se había casado nuevamente, resultó detonante para que el asedio vía redes sociales recrudeciera "a límites insospechados". De hecho, las fotos del 21 de diciembre de 2015 -cuando Palacio y Días se casaron- fueron publicadas por Molina con textos "al menos ofensivos".
Juicio
"En el juicio se comprobó que amén de las amenazas y manipulaciones en redes sociales, mi ex utilizó su trabajo en el Ministerio de Desarrollo Social, donde trabaja en Violencia de Género, para destruirme psicológicamente. Y usando el mismo método, se 'metió' mediante Facebook con la familia de mi esposa en Brasil. Y allí también tuvo lugar el hostigamiento. Mi mujer, sus hijos que viven en Brasil y sus amigos, comenzaron a recibir posteos en mi contra y en contra de mi esposa".
La pareja comenzó a vivir un "desastre social", según definen. La señora Molina había edificado una celda con barrotes en forma de posteos de Facebook, prisión virtual donde Palacio y Días fueron obligados a vivir casi dos años.
"Eran cientos y cientos de personas que recibían las injurias de parte de mi ex. En un momento eso llega a ser insoportable y uno no tiene cómo detener esos ataques: en mi vida privada, laboral, familiar, tenía problemas porque a toda esa gente le llegaban esos comentarios" cuenta la brasileña Días.
Entre algo de lo que surgió durante el juicio, Palacio debía ver estas frases en Facebook (acompañadas de fotos): "Acá está la rata", "Este señor es un maltratador, misógino y burro", "pagá la cuota de tu hija" (en el debate se comprobó que Palacio está al día con la cuenta alimentaria de su hija).
A la hora de referirse a la actual mujer de su ex, Molina tampoco tomaba descanso: "gato (con perdón de los gatos)", "mantenida", "te ven borracha en los bares"; "puta de alquiler" eran algunas de las frases que leían los hijos y hasta los nietos de la mujer que viven en la ciudad de Marabá, estado de Pará, en el centro-norte de Brasil.
"Los problemas que nos trajo esto no se pueden dimensionar: en el trabajo, con la gente que veíamos a diario, en Argentina, en Brasil. Es una tortura que no se la deseo a nadie", cuenta Días.
Querella
Por iniciativa de la mujer brasileña, la pareja contrató los servicios de la abogada especialista en delitos informáticos, Bárbara Peñaloza, y en noviembre de 2016 le enviaron a Molina dos cartas documento para que cesaran las publicaciones; algo que la mujer no hizo. Y se llegó al debate por "calumnias e injurias", en el Tribunal de Eduardo Martearena.
Durante el juicio se expusieron 26 publicaciones "que son solo una muestra" e incluso capturas certificadas por el Ministerio Público de Brasil en las que se hacía referencia del acoso que Días sufría.
También se comprobó que las dos mujeres involucradas (Molina y Días), ni siquiera se conocían. Con lo que el magistrado consideró que Molina ocasionó un daño "importante", sobre todo a la mujer brasileña que nada tenía que ver con los hechos y que se vio afectada por "el carácter universal que la imputada ha impreso a los insultos".
Además, el juez consideró como agravante que la ahora condenada se desempeñe como funcionaria pública con funciones vinculadas con violencia de género: "es conocedora de los efectos dañinos y denigrantes de la violencia verbal. Es paradójico que quien se compromete en la lucha contra el maltrato de la mujer emplee los mismos comportamientos que cuestiona", plasmó en su sentencia Martearena.
En “rebeldía”
Como la condena no está firme, la pena de Molina no puede hacerse efectiva. Algo que la mujer ha tomado al pie de la letra. El 6 de diciembre a las 21.08, la mujer plasmó en su perfil de Facebook el siguiente texto dedicado a Palacio del que se extraen algunos párrafos:
"En el juzgado dijiste que no tenías Face; cómo se nota que sos un manipulador (...) Cuando a un hombre le tocás el bolsillo pasa esto: te tratan de loca. Entonces a vos te digo que si soy loca y a mucha honra, ¿sabés por qué?, porque defiendo el derecho que le corresponde a nuestra hija, que vos desconocés, que le negás la miserable cuota alimentaria. Hija que no conoce un padre normal.
No sé quien está más loca, si yo que me separé de un violento o la que contrajo matrimonio con un violento (...) Está visto que te importa más limpiar tu mugrosa imagen que hacer un tratamiento psicológico (...).
Lo que se dice, un barrote más en la celda virtual donde permanecen Palacio y su esposa. "La justicia debería ser más severa", concluye Palacio después de que le hicieran leer el último aviso de se ex.