El tema de la casa propia es uno los retos sensibles de la administración que comenzó a gobernar la provincia. Miles de mendocinos no tienen techo que les pertenezca; muchísimos viven hacinados y en malas condiciones en asentamientos muy precarios; otros alquilan lugares que los cobijan pero los priva de elementales comodidades.
La insuficiencia de viviendas adecuadas y la vulnerabilidad del hábitat, son reflejo de la difícil situación económica y social que vive buena parte de la población de América Latina, realidad, que por desgracia, se replica en nuestra querida provincia.
Desde hace tiempo se estima que el déficit habitacional está en el orden de las 60.000 a 70.000 viviendas, aunque en fuentes vinculadas a la Cámara de Corredores Públicos Inmobiliarios local, el número aumenta a más de 130.000 si se suman las necesidades en mejoras habitacionales, teniendo en cuenta que muchas familias numerosas viven en casas pequeñas con pocas dependencias.
El panorama entonces, por más buenas intenciones que tenga la gestión que ha tomado el timón en Mendoza, es muy complicado. En las últimas dos décadas aproximadamente se han construido y entregado unas 36.000 a 38.000 unidades lo que da, a grandes rasgos, un promedio de un poco menos de 2.000 viviendas por año.
El panorama en esta materia es complejo, difícil, múltiple o como queramos definirlo.
Muchos habitantes no tienen recursos propios para levantar las paredes de su hogar y necesitan auxilio del Estado y del financiamiento para acceder a ese logro universal del techo propio.
Mario Isgró, el arquitecto elegido por Rodolfo Suárez para el Ministerio de Planificación e Infraestructura Pública, se ha referido al tema de la vivienda como uno de los ejes de su función; los restantes, son el agua y finalizar las obras que inició Cornejo.
En cuanto al tema habitacional ha prometido hacer foco en un desarrollo de vivienda sustentable, no sólo a partir de lo ambiental, sino sostenible desde lo económico, “que permita generar un círculo virtuoso en el que al terminar de construir un barrio, el pago de la cuota permita construir otro y no que vaya a costo hundido y se vuelva a construir cuando haya recursos”, como expresó en un reportaje con Los Andes.
Y para llegar a ese concepto de la vivienda sustentable, el funcionario planea generar, en el ámbito del IPV, un laboratorio de vivienda, que resuelva y proponga la construcción de casas sustentables y con criterios modernos.
La forma de hacerlo es materializar unidades cuyo costo y tiempo de ejecución, además del confort de su habitabilidad, estén equilibrados.
En esta materia resulta auspicioso que las decisiones del laboratorio se tomarán en consenso con otras instituciones académicas entendidas en ese renglón. Habrá que recordar, entre otros ejemplos, que las facultades de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad de Mendoza y de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo, fueron sede fundadora, hace 25 años, de la Red Ulacav, Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de Vivienda. Este ámbito de estudio de diferentes aspectos que hacen a la producción del hábitat, se reúne anualmente en diferentes países de la región y puede significar un interesante apoyo a la futura acción del IPV Mendoza. Obviamente en el mismo sentido está el aporte que pueda brindar la facultad estatal de Arquitectura.
Respecto a tipologías de viviendas, se propone la construcción de edificios de departamentos de hasta tres plantas, sin ascensor, en remplazo de los tradicionales loteos en los que se ubican viviendas individuales de una sola planta. Un aspecto a considerar por los equipos interdisciplinarios y el propio Estado, en atención a una larga historia de dificultades debido a los problemas de convivencia entre residentes y entorno, administración y cuidado de jardines y espacios comunes.
En localidades de rango medio y menor, las viviendas sobre lotes individuales continuarían siendo las soluciones socialmente preferidas.
Cabe reflexionar, al momento de decidir nuevas políticas habitacionales, las consultas con los municipios y, en el orden nacional, con el nuevo Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat.
También señalamos que resultará atinado prestar atención preferente al hábitat informal, que en Mendoza está representado por 217 villas y asentamientos, en donde se vive muy mal. Afortunadamente está situación está contemplada en las funciones del IPV, esperándose en este sentido la rápida inclusión de la problemática descripta dentro de las variadas incumbencias que, se anuncia, tendrá el organismo de calle Lavalle.
