La cuestión vivienda en Mendoza es uno de los graves problemas provinciales porque sigue siendo muy alto el déficit habitacional local que, en términos generales, se encuentra en el orden de las sesenta mil unidades.
Se ha anunciado que durante 2020 se entregarán en el territorio unas tres mil quinientas viviendas sociales, que es un número alto, generoso, pero que a la vez es poco significativo frente a la carencia de techos que tenemos que, como señalamos, ronda las sesenta mil construcciones para la residencia de familias.
Ese valor de tres mil quinientos es un valor interesante pero a la vez es muy poco frente a la demanda acumulada y también en relación con el crecimiento vegetativo de la población. Según los indicadores no baja del 1,1%, computando nacimientos y restando decesos.
Inclusive algunos técnicos plantean que el déficit cuantitativo está estimado en cincuenta mil viviendas. La solución que proponen es la construcción de nuevas casas para hogares que habitan en unidades irrecuperables y/o comparten la vivienda con uno o más núcleos familiares.
Asimismo, se habla de un déficit cualitativo, calculado en setenta mil viviendas. Para este caso se debería proceder a la ampliación y/o refacción de viviendas existentes con precariedades corregibles, para hogares que habitan en condiciones de hacinamiento crítico y sufren deficiencias constructivas.
Si no se realiza un plan agresivo de acceso a la vivienda, se irá transformando la actual situación en una más aguda emergencia habitacional.
Es en este sentido que resulta interesante una propuesta del grupo multidisciplinario Eco-Hábitat Mendoza (EHM), compuesto por arquitectos, abogados, asistentes sociales y otros profesionales.
Esta asociación ha elaborado una propuesta llamada “Régimen de inclusión social y promoción de la autoconstrucción de vivienda propia 2020”.
Implica crear un sistema que disminuya de manera rápida y efectiva el déficit habitacional de los estratos sociales de menores ingresos.
Cada familia podría emprender el proyecto de autoconstrucción de su vivienda con posibilidades de ampliación posterior y, para aquellas que tengan su techo, poder realizar su mejoramiento o ampliación.
La prioridad sería la integración socio-urbana de barrios emergentes o populares dispuesta por la Ley Nº 27.453 (Régimen de regularización dominial para la integración socio urbana) en los sectores deprimidos en todo el país, situación a la que no escapa Mendoza, donde se registran 217 villas y asentamientos, ubicándose en el quinto lugar entre las provincias con más conjuntos de tales categorías. (Ver Claudia Timoner y Osvaldo Gambetta, en Los Andes, 8/2/2019).
Para ello habría que crear un régimen de autoconstrucción de vivienda propia. Esto permitiría brindar oportunidades inmediatas de mejoramiento habitacional, por esfuerzo propio asistido, a todos los hogares que registren inscripción en Anses.
La propuesta de Eco-Hábitat Mendoza se fundamenta en crear un régimen de inclusión del universo de adheridos a la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) para aquellos afiliados dispuestos a iniciar proyectos de autoconstrucción de sus viviendas. Para la formulación y ejecución de las iniciativas individuales de vivienda se propone la contratación de servicios de profesionales de la arquitectura y de otras disciplinas con incumbencias en la producción social del hábitat y la vivienda.
Anses actualmente financia mejoras individuales de vivienda, aunque con beneficios sujetos a sorteos para la compra de materiales a precios reducidos.
Por otra parte, sería oportuno proponer la vuelta a la ayuda mutua asistida atendiendo a los excelentes resultados que se obtuvieron en Mendoza a partir del programa del Instituto Provincial de la Vivienda.
Se trata, en síntesis, de tener una política muy activa para superar el preocupante déficit habitacional.
