Ayudar a los demás sin esperar nada a cambio es un mandato implícito en los bomberos voluntarios, en los médicos sin fronteras y en las organizaciones que velan y hacen cosas por la dignidad y el bienestar del prójimo. Afortunadamente Mendoza es territorio fértil para el desarrollo de estas agrupaciones civiles que brindan su gestión para achicar o morigerar diversas problemáticas, como pobreza, violencia, enfermedades, maltrato infantil, contaminación ambiental, personas en situación de calle y otras penurias. Las denominamos en forma genérica entidades sin fines de lucro (antes llamadas ONGs) y hoy queremos ocuparnos de una ellas, la Fundación Vivencias Argentinas, que cumple en estos días 25 años de servicio a la comunidad.
Nació en 1993 cuando alumnos del colegio San José de los Hermanos Maristas entraron en sintonía con un profesor, Carlos Pincolini, "para hacer algo por los demás". Fue el punto de partida, que hoy mantiene su norte inalterable. Pincolini en la actualidad es el histórico presidente de la institución, junto al ingeniero Pedro Baziuk como vice.
Desde su nacimiento en la década del '90, Vivencias tuvo como objetivo promover, realizar y apoyar actividades científicas, tecnológicas, educativas y culturales que favorecieran el desarrollo del conocimiento y la formación integral de la persona. En el comienzo estuvo formada por jóvenes, una característica que hoy sigue teniendo, con el apoyo de personas mayores que ha permitido que la organización funcione en forma proactiva y organizada, apoyándose en los adultos. Y los semilleros salieron del ya nombrado Maristas y de los colegios colegas, San Luis Gonzaga, Universitario Central, Liceo Agrícola Domingo Faustino Sarmiento, San Nicolás y otros. Aunque hay mayores en la dirección y orientación, la carga de este apostolado es predominante juvenil, como se vio en el acto conmemorativo del cuarto de siglo de labor.
Otra modalidad del grupo es no haberse quedado quieto en ámbitos cercanos a la capital, sino que sus integrantes han efectuado largas travesías, como la realizada a los Hielos Continentales, en la frontera argentina chilena, formidable reservorio de agua dulce.
Asimismo y solo con la posibilidad de contabilizar algunas de las acciones de Vivencias, podemos citar las misiones llevadas a cabo en el secano lavallino donde la meta fue y es procurar dotar de una mejor calidad de vida a los habitantes de la zona. Algo parecido ocurrió en el valle de Calingasta donde se desarrolló un proyecto en beneficio de los arrieros, con la intención de que no se perdiera el oficio de los baqueanos, personajes esenciales para la ascensión de las montañas y la cría de ganado.
Gran defensora de la ecología y las energías alternativas, la postura que sostiene la fundación es la inconveniencia de realizar minería en ambientes glaciares y peri-glaciares, propiciando la creación de la Microrregión Andina para proteger 18.000 km2 de territorio mendocino. Postulados por las que bregaron dos mentores, ya fallecidos, Guillermo Padín y Pablo Sacchero. Asimismo, al acercarse a distintos lugares del interior provincial y de San Juan sus militantes intentan combatir el desarraigo y que los jóvenes no se vayan, aunque en otros casos han colaborado para que chicos y chicas puedan acceder a estudios superiores.
Así como el grupo participó en la creación de áreas naturales protegidas, tal el caso de Payunia (Malargüe), es solicitante, junto a especialistas y técnicos, en la incorporación de la quebrada de Matienzo a los límites del Parque Provincial Aconcagua y además peticiona, con lo cual se puede o no estar de acuerdo, en el reintegro a la montaña del niño inca del Aconcagua, sacrificado hace 500 años, y que fue retirado de su enterratorio originario 1985.
Un integrante de Vivencias, Noé Sottimano (17), quiere que más personas de cualquier edad se sumen a Vivencias, porque el campo de acción es muy grande y se pueden hacer cosas prácticas y efectivas que contribuirán en el engrandecimiento de nuestra provincia.