“¿Por qué es feriado mañana?”, le dijo un adolescente a su mamá mientras esperaba en la cola de un negocio para pagar. Y la mujer, haciendo alusión a las veces que el muchacho participó en los actos escolares, le recordó la Revolución de Mayo, el primer Gobierno patrio, el cabildo…
Observando el momento, pasaron por mi memoria las veces en las que participé en algunos de los festejos patrios: aquella vez en tercer grado que salí como negrita candombera y me esmeré para aprender la coreografía así me pasaban al primer lugar porque me daba vergüenza entrar de la mano con un compañerito; otra ocasión en la que presté el poncho que me habían regalado mis abuelos para un carnavalito y nunca me lo devolvieron; o la “pyme” que armamos con mis compañeras de la secundaria a través de la que nos ofrecíamos a las profesoras que les tocaban las diferentes conmemoraciones para realizar guion, glosas, puesta en escena y decoración del salón. También vinieron a mi mente los que me tocó preparar como profe en la escuela donde di el Taller de Comunicación.
Cada época con diferentes improntas: las tradicionales con largos discursos que las seños preparaban para recordar a los próceres y que nadie escuchaba aunque reinara un silencio sepulcral; los más desestructurados que nos encargábamos de preparar con alguna reflexión que nos permitiera traer la historia a la actualidad; aquellos en los que buscábamos con los otros profes del área que toda la escuela trabajara diferentes aspectos de la fecha a conmemorar y luego los expusieran entre bailes y tradiciones.
Entre tanto, el resto de la sociedad sólo tenía posibilidad de recordar las fechas patrias con algún chocolate y con los desfiles cívico-militares.
La posibilidad de trabajar en colecciones como la del Bicentenario de la Revolución de Mayo, la conmemoración de los 200 años de la epopeya sanmartiniana, los 130 años de la muerte de Sarmiento me han permitido comprender el verdadero concepto de efeméride; definición que va más allá del simple recuerdo de una fecha o un acontecimiento o un personaje.
Como los lectores sabrán, las conmemoraciones se hicieron obligatorias en las escuelas con el objeto de contribuir a la construcción y consolidación de nuestra Nación, resaltando los valores y sentimientos patrióticos. En 1884, con la ley 1.420 que instituía la escuela primaria como obligatoria, se buscó homogeneizar a una población culturalmente heterogénea, compuesta por los inmigrantes que estaban llegando al país.
Las primeras en incorporarse fueron las del 25 de mayo, el 20 de junio, el 9 de julio y 17 de agosto. Luego se fueron sumando nuevas efemérides (entre las más recientes se encuentran las del Día de la Memoria y el de la Vuelta de Obligado).
Sin embargo, tal como se plantea en el blog para docentes “Entre prácticas y reflexiones”, estas efemérides se han estereotipado y simplificado hasta convertirse en el esquema de una narración en muchos de sus aspectos. “Esta construcción que se hace a través de los actos escolares, contribuye en muchas ocasiones a generar desinterés y apatía, tanto en los docentes como en los alumnos, dada la desconexión que se encuentra entre ese pasado y el presente”, explican sus autoras.
En tanto, desde el sitio educ.ar invitan a dar un sentido renovado a la luz del presente para evitar que las conmemoraciones en la escuela queden restringidas a la narración histórica de los acontecimientos o a la repetición de ciertos ritos y acciones institucionales. “El contenido de estas fechas no es exclusivo del ámbito escolar. Como todo conocimiento, pertenece al patrimonio social, a la cultura, y su significado se negocia y reconstruye en cada acto educativo. Por este motivo, es importante que las propuestas para trabajar las conmemoraciones contemplen la participación activa y protagónica de los alumnos en el acto de aprender y en la resignificación permanente de los valores que encarnan esos acontecimientos”, detalla el documento Las efemérides y la enseñanza de las Ciencias Sociales.
En este contexto, sugiere que, para lograr ese cometido, es necesario identificar, en cada efeméride, una triple referencia: al pasado, al presente y al futuro. “¿Qué nos dice este hecho en el presente? ¿Qué valores transmite su conmemoración? ¿Cuáles fueron los cambios que produjo ese acontecimiento en la historia? Tomando en cuenta el mensaje que esta conmemoración nos propone, ¿qué señales de alarma podemos detectar para mejorar la situación en la que vivimos en el presente?”, cierra el documento.
Basta ver los numerosos mensajes en las redes sociales que ayer saludaban por el “Día de la Patria” (incluso el hashtag #25DeMayo logró ser tendencia en Twiter) y la gran cantidad de ciudadanos de diversos colores políticos que se sumaron a las propuestas de los diferentes municipios para gritar “Viva la patria”.