De acuerdo con los datos dados a conocer por la fundación ProMendoza, en base a números proporcionados por Caucasia Wine Thinking, la Argentina volvió en 2016 a presentar cifras en rojo en lo que a exportaciones se refiere. Se trata de datos que inquietan, en razón de que se mantiene una caída significativa en los últimos tres años, pero si tomamos las cifras por el revés de la trama y buscamos mirar el "vaso lleno", podemos adelantar que la situación no será imposible de revertir en razón de que los vinos embotellados continúan con su tendencia alcista, aunque en porcentajes inferiores a los de otros años, lo que permite establecer que en el orden internacional se sigue respetando la calidad del vino argentino.
De acuerdo con el informe, las salidas de vinos al exterior se retrotrajeron por tercer año consecutivo, cerrando con una caída de dos dígitos. Indican que la Argentina exportó vinos por 757 millones de dólares, 14,8 millones menos que en 2015 y que la caída más fuerte se dio en el mosto y en los vinos a granel, mientras que el fraccionado registró un alza del 2,6 por ciento en botellas y del 3,7 en volumen. En ese marco, de los 649 millones de dólares en 2015 se pasó a los 666,5 millones en 2016. En lo que hace a los mercados, tal como lo habíamos señalado en numerosas oportunidades desde estas mismas columnas, la caída más significativa estuvo dada por Brasil, con un 15 por ciento menos en valores, aunque se haya producido un incremento del 19,7 por ciento en volumen, lo que da una idea de que la crisis económica que afecta a ese gran país sudamericano tiene relación directa con la tendencia en el consumo de determinados valores de precios.
También resulta interesante establecer qué ocurre con los restantes principales mercados. Así por ejemplo, pudo establecerse que, pese a la impresionante competencia con los vinos europeos, la Argentina mantuvo en Estados Unidos un leve repunte del 0,4 por ciento en dólares, aunque con una baja del 2,7 por ciento en volumen, aspecto que determina que habrá que trabajar para que no siga descendiendo la presencia argentina en las góndolas. Sí resulta satisfactorio lo que sucede en Gran Bretaña, considerado el gran mercado por la influencia que tiene en el resto de Europa, donde hubo un incremento del 12 por ciento en valor y China, el nuevo mercado a ganar, que observó un aumento del 15 por ciento.
En el debe vuelve a aparecer el mosto, que mostró una caída del 27 por ciento en valor pero del 36,1 por ciento en volumen. Debe considerarse en este aspecto que se trata de un commoditie que compite no sólo con el jugo de vinos, sino también de otras frutas, como las peras y las manzanas y donde resulta muchas veces imposible competir con China. Este aspecto lleva a presentar un nuevo desafío: cómo establecer para la actual cosecha el porcentaje de uvas dirigido al mosto. Y en el caso de los graneles, la caída fue del 37,6 por ciento en volumen y del 25 por ciento en valor, aspecto en el que pueden haber incidido varios aspectos: por un lado la fuerte competencia de los vinos a granel de países europeos, especialmente de España y por otro lado la baja calidad de algunos productos locales, especialmente en el caso de algunos "tintos" que originariamente eran blancos escurridos y que fueron transformados por el agregado de tintoreras.
El nuevo ciclo vitivinícola está a la vuelta de la esquina, con el inicio de la nueva cosecha. La industria vitivinícola local cuenta con la experiencia suficiente como para revertir las cifras, tal como lo ha demostrado a lo largo de las últimas décadas. Pero para ello necesita de una política económica nacional lo suficientemente sólida, especialmente en lo referido a la inflación, tal como lo han señalado los propios actores del sector.