Las alfombras juegan un papel fundamental en la decoración de cualquier hogar, pero necesitan cuidados y limpieza constantes para conservar su buen estado. No contar con una aspiradora no representa un problema, ya que existen métodos caseros muy eficaces que permiten limpiarlas con facilidad y obtener excelentes resultados.
Mantenerlas limpias resulta esencial porque acumulan polvo, ácaros, polen y otros alérgenos que pueden provocar reacciones alérgicas, asma o dificultades respiratorias, especialmente en personas sensibles. Al eliminar la suciedad y los microorganismos alojados en sus fibras, se minimiza el riesgo de enfermedades.
De todas formas, además de los consejos siguientes, conviene ventilar la alfombra con regularidad para evitar la humedad y el moho, rotarla periódicamente para prevenir desgastes desiguales y evitar la exposición prolongada al sol. Quienes tienen mascotas deberían cepillarla con frecuencia para retirar el pelo acumulado.
El primer paso consiste en retirar el polvo superficial. Colgar la alfombra y sacudirla con fuerza permite desprender la suciedad. Luego, un cepillo de cerdas duras resulta útil para frotar en el sentido de las fibras, lo que facilita la eliminación de residuos adheridos y ayuda a que la textura luzca más esponjosa.
Limpieza profunda con productos naturales
- Bicarbonato de sodio: Espolvorear bicarbonato sobre la alfombra, dejarlo actuar unos minutos y luego retirarlo con un cepillo o aspiradora. Su capacidad para absorber olores y humedad lo convierte en una opción efectiva.
- Vinagre blanco: Mezclar vinagre con agua y aplicar la solución sobre las manchas. Después de un tiempo, secar con un paño limpio. Su acción desinfectante y quitamanchas lo vuelve ideal para esta tarea.
- Jabón lavavajillas: Para manchas de grasa, diluir unas gotas en agua caliente y frotar suavemente. Luego, enjuagar con agua limpia y secar bien.
Limpieza en seco
Para alfombras delicadas, los trucos de limpieza en seco resultan una alternativa segura si se siguen las indicaciones del fabricante. El talco, al igual que el bicarbonato y la sal, absorbe la humedad y la suciedad, dejando la superficie con un aspecto renovado.