17 de marzo de 2025 - 00:20

El Evangelio de hoy, 17 de marzo: "Con la misma medida con que midan, serán medidos"

La Palabra de Dios nos ilumina e invita a la reflexión en tiempo de Cuaresma. Compartimos el Evangelio de hoy lunes 17 de marzo según el Vaticano.

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La reflexión del Papa Francisco

Hemos escuchado el pasaje del Evangelio de Lucas en el cual se habla de la Misericordiosos del Padre. Para comprender bien esta expresión, podemos compararla con el Evangelio de Mateo, en la cual Jesús dice: «vosotros pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial».

Desde esta misma perspectiva, San Lucas especifica que la perfección es el amor misericordioso. ¿Una persona que no es misericordiosa es perfecta? ¡No! ¿Una persona que no es misericordiosa es buena? ¡No! La bondad y la perfección radican en la misericordia.

Cierto, Dios es perfecto. Sin embargo, si lo consideramos así, se hace imposible para los hombres aspirar a esa absoluta perfección. En cambio, tenerlo ante los ojos como misericordioso, nos permite comprender mejor en qué consiste su perfección y nos anima a ser como Él, llenos de amor, de compasión, de misericordia.

Pero me pregunto: ¿Las palabras de Jesús son realistas? ¿Es verdaderamente posible amar como ama Dios y ser misericordiosos como Él? Si observamos la historia de la salvación, vemos que toda la revelación de Dios es un incesante amor por los hombres: Dios es como un padre con amor infinito y lo derrama con generosidad.

La muerte de Jesús en la cruz es la culminación de la historia de amor de Dios con el hombre. Un amor tan grande que sólo Dios puede realizarlo. Es evidente que, comparado con este amor que no tiene medidas, nuestro amor siempre será insuficiente.

La misericordia se expresa, sobre todo, con el perdón: no juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados», concluye el Papa Francisco en la Homilía de la Audiencia General, del miércoles 21 de septiembre de 2016.

"Cuando oramos, Dios abre nuestros ojos, renueva y transforma nuestro corazón, y sana nuestras heridas”. La Palabra de Dios nos brinda mensajes profundos y una oportunidad para la reflexión. A continuación, compartimos las lecturas del lunes 17 de marzo de 2025 según el Vaticano.

Lectura de la profecía de Daniel

Daniel 9, 4-10

En aquellos días, imploré al Señor, mi Dios, y le hice esta confesión: "Señor Dios, grande y temible, que guardas la alianza y el amor a los que te aman y observan tus mandamientos. Nosotros hemos pecado, hemos cometido iniquidades, hemos sido malos, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus normas. No hemos hecho caso a los profetas, tus siervos, que hablaban a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo.

Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la vergüenza en el rostro, que ahora soportan los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén y de todo Israel, próximos y lejanos, en todos los países donde tú los dispersaste, a causa de las infidelidades que cometieron contra ti.

Señor, la vergüenza es nuestra, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque hemos pecado contra ti. De nuestro Dios, en cambio, es el tener misericordia y perdonar, aunque nos hemos rebelado contra él, y al no seguir las leyes que él nos había dado por medio de sus siervos, los profetas, no hemos obedecido su voz".

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El mensaje del libro del profeta Daniel es infundir esperanza al pueblo judío en medio de la persecución. Recuerda los valores fundamentales de la fe, la ley y la oración. Un mensaje que reafirma el Evangelio de Hoy, con la fuerza de la Misericordia. 

El mensaje del libro del profeta Daniel es infundir esperanza al pueblo judío en medio de la persecución. Recuerda los valores fundamentales de la fe, la ley y la oración. Un mensaje que reafirma el Evangelio de Hoy, con la fuerza de la Misericordia.

Lectura del Evangelio según San Lucas

Lucas 6, 36-38

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.

Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos".

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