Signos del zodíaco. Pueden hacerte creer que son súper decididos, pero en el fondo, viven en una eterna contradicción, según la astrología.
En el mundo de la astrología, algunos signos del zodíaco tienen una capacidad innata para el histeriqueo. Si alguna vez sentiste que alguien jugaba con tus emociones, que un día te quería y al otro no, que aparecía, desaparecía y volvía como si nada, puede que los astros tengan la respuesta.
Hay signos que no pueden evitar la indecisión, el famoso tira y afloje, y el arte de cambiar de opinión cada cinco minutos.
No todos los signos del horóscopo son de personalidad estable. Algunos son impulsivos, otros son extremadamente racionales y después están los que simplemente no saben lo que quieren.
Si alguna vez te encontraste con alguien que te generaba dudas constantes, que parecía interesado y después se alejaba sin motivo, es muy probable que su carta astral esté dominada por los siguientes signos.
No hay competencia, Géminis es el rey del histeriqueo. Son impredecibles, cambian de opinión en cuestión de segundos y lo peor es que no lo hacen de mala fe.
Simplemente, su naturaleza es dual. Pueden estar entusiasmados con algo y, en un abrir y cerrar de ojos, perder todo interés.
Si alguna vez saliste con un Géminis, seguro te pasó: un día te buscan, te llenan de mensajes, te hacen sentir único y especial… y a la semana desaparecen sin razón.
Pero no te preocupes, tarde o temprano van a volver, porque tampoco pueden vivir sin el juego de la conquista.
El otro gran candidato en esta lista es Libra. Si bien su estilo de histeriqueo no es tan impulsivo como el de Géminis, su problema es la eterna indecisión. Son de esos que analizan cada opción hasta el cansancio y terminan mareando a todo el mundo.
Si un Libra te dice que quiere algo, no le creas hasta que realmente lo haga. Pueden pasar horas, días e incluso semanas evaluando todas las posibilidades, dudando de cada paso que dan. Y cuando finalmente se deciden… vuelven a dudar.
Si tenés cerca a un Géminis o un Libra, lo mejor que podés hacer es tener paciencia. No intentes presionarlos ni buscar respuestas inmediatas, porque lo único que vas a lograr es que se alejen más rápido.
Si aceptás su forma de ser y aprendés a jugar con sus tiempos, vas a poder disfrutar de su lado más divertido y encantador.