Violeta Urtizberea: “Pensaba que La Negra Graciela no era para mí”

Su personaje de “Educando a Nina” se convirtió en sensación. En esta charla narra cómo venció el miedo a interpretar a alguien tan distinto a ella.

Violeta Urtizberea: “Pensaba que La Negra Graciela no era para mí”

-Leí en otra entrevista que cuando te ofrecieron por primera vez hacer de La Negra Graciela no quisiste porque la tonada cordobesa te parecía imposible…

-Es verdad. Yo soy una persona que no tiene facilidad para las imitaciones ni las tonadas, ni nada de ese estilo. Entonces creí que no iba a poder hacerlo. Pensaba que La Negra Graciela no era para mí. En particular, el acento cordobés me parecía terriblemente difícil e imposible de imitar para mí.

Hay actores a los que se les da fácilmente la imitación, nunca fue mi caso. Además era por tres capítulos. Pero me insistieron un poco, me dijeron que iba a haber un couch que nos iba a ayudar, y mi novio, (el músico Juan Ingaramo) que también es cordobés me alentó y dije “Bueno, lo hago”.

-Es decir que tener un novio cordobés ayudó…

-A la larga, sí. Pero tener un novio cordobés, al mismo tiempo, también me metía mayor presión porque pensé que tanto  sus amigos como su familia me iban a tirar a la hoguera (Risas).

Con él no practiqué demasiado porque como en todos los vínculos amorosos puede complicarse el tema de la enseñanza. Pero es indudable que me dio ánimo, y que me sirvió escucharlo hablar a él y a su familia.

-Te ayudaron todos…

-En cierta forma, sí. La hermana de mi novio, por ejemplo, colaboró mandándome audios de modismos típicos de Córdoba. Pero, por supuesto, con el couch entrené duro.

-El hecho de haber pensado que era un papel imposible para vos ¿no hizo más lindo el desafío?

-Sí, fue un desafío porque nunca me lucí por imitar a alguien, me considero como una persona con poco oído como te decía recién y poder hacerlo dignamente me reconforto un montón.

Al principio sentí el rechazo propio del medio, pero cuando logré hacerlo la sensación de recompensa fue mayor. También creo que le saqué partido para la actuación en general porque el hecho de estar dándole una atención extra a la manera de hablar despertó cosas incluso físicas que se jugaron al momento de hacer el personaje.

-El look de la Negra Graciela no tiene nada tiene que ver con el tuyo…

-Sí, su look es bastante por no decir totalmente distinto al mío. Ella está siempre súper maquillada, escotada, ajustada y con tacos. Yo no. Y sí, la verdad es que el hecho de que un personaje tenga un aspecto bien definido, que es bien diferente al mío, me sirve mucho para encararlo, porque de entrada me sitúo en otro lugar.

Ella es de usar cosas que no tienen que ver mucho conmigo y al vestirme así se produce algo similar a esa especie de magia de cuando sos chico y te ponés un traje de Superman o lo que sea y, sólo por ponerte el traje, ya entrás en personaje.

-¿Con los cuidados estéticos personales, sos muy obsesiva o relajada?

-No soy especialmente obse. Me gusta hacerme tratamientos pero tiene que ver con hacerse un mimo que con pensar en los resultados en forma obsesiva, me gustan los masajes y esas cosas estéticas medio franeleras.

Hago gimnasia dos veces por semana con un profesor que viene a mi casa y trato de sostenerlo y eso me mantiene bien, por ahora. Creo que en lo físico la constancia es fundamental, pero también entiendo que quizás con los años haga falta mucho más esfuerzo que el que hago ahora para mantenerme, qué se yo, ya veremos.

También voy a una dermatóloga genia y criteriosa. Igual cuando estoy grabando todas esas cosas quedan un poco postergadas, porque toda la energía y el tiempo se los lleva la actuación.

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