Durante la gestión del gobernador Cornejo el sector vitivinícola sufrió una caída del 16% en sus ventas al mercado interno y una retracción del 5% en sus exportaciones (ambas medidas en volumen). En lo que respecta a precios, los registros demuestran un mejoramiento del valor de los vinos varietales en el mercado de traslado y una desvalorización de los genéricos.
Claro está, que los resultados de la industria no dependen directamente del funcionamiento del Estado Provincial y mucho menos cuando hay tantos condicionantes macroeconómicos en juego, como la inflación, las variaciones del tipo de cambio, las retenciones a la exportación y los factores climáticos; pero hay una evidente participación activa del gobierno de Mendoza en muchos otros aspectos. Un claro ejemplo de esto es el Fondo Anticíclico que fue creado a fines de 2018 para equilibrar al mercado.
Además, es indiscutible el peso que la vitivinicultura tiene sobre la economía de Mendoza, no solo por el tamaño del sector en sí, sino también por el "efecto derrame" que tiene sobre otras actividades. Por eso, un repaso de las principales variables de la industria vitivinícola permiten entender en que escenario se desempeño el gobierno de Cornejo.
El precio del vino
En un escenario de alta inflación, resulta difícil reconocer el comportamiento real de los precios, ya que se genera un incremento en pesos que nada tiene que ver con un mejoramiento del valor. No es lo mismo por ejemplo hablar de un litro de vino a $ 5 en 2015, que hablar de un litro a $ 10 en 2019. Si bien se podría decir fácilmente que el precio aumentó 100%, lo cierto es que en ese mismo período se registró una inflación mayor al 200%. Por lo tanto, ese litro no ganó valor, sino que se depreció.
Tomando en cuenta ese análisis, se puede concluir que durante la gestión Cornejo los vinos varietales ganaron valor, mientras que los genéricos y el blanco escurrido retrocedieron varios pasos.
El litro de malbec, por ejemplo, alcanzó un precio promedio de $ 21,39 en el mercado de traslado durante los primeros siete meses del 2019. En el mismo período de 2015, el mismo producto se vendía a $ 5,39. Es decir que en cuatro años se registró un crecimiento nominal del 296% en el precio, pero como en el mismo período Mendoza tuvo una inflación del 252%, se deduce que el valor real del litro de malbec creció 11,9%.
En los cuatro años (2015-2019), mejoró también el precio del cabernet sauvignon (10,7% de crecimiento real), del bonarda (9,1%) y del torrontés riojano (0,9%), por citar algunos ejemplos.
No fue positivo el balance para los vinos genéricos. En los primeros siete meses del 2015 el valor promedio del tinto fue de $ 2,82 y en igual período de este año registró un precio de $ 11,23. Es decir que de una punta a otra el aumento nominal fue del 213%, lo que no fue suficiente para contrarrestar el efecto de la inflación. En términos reales, el vino tinto genérico perdió el 11,7% de su valor.
Lo mismo ocurrió con el blanco genérico, aunque la depreciación fue de apenas un 0,6%. El blanco escurrido, por su parte, sufrió una baja del 10,1%.
Año de cambios
Si el corte estadístico se hiciera en 2018, los resultados serían muy diferentes, no para el volumen de ventas, pero sí para el comportamiento de los precios.
Es que esta temporada el valor del vino en el mercado de traslado se desplomó, tanto para varietales como para genéricos. La baja surgió como consecuencia de una sumatoria de factores negativos que afectaron a toda la industria.
El principal problema fue que se acumularon varios años consecutivos de caída de ventas dentro y fuera del país, lo que generó un sobrestock vínico equivalente a casi ocho meses de despachos (el ideal es de cinco meses). Esa situación condujo a una inevitable baja de precios, no solo del vino, sino también de la uva recién cosechada.
La situación alcanzó un punto crítico, que demandó la intervención directa del Estado Provincial. Tras varias semanas de negociaciones y debates en la Legislatura, se aprobó un "programa plurianual de estabilización del mercado de productos vitivinícolas", mejor conocido como Fondo Anticíclico.
El plan puso a disposición del Gobierno Provincial un fondo de $ 800 millones anuales (hasta 2022) para desarrollar acciones que permitan recuperar los precios. En la presente temporada se asignaron $ 300 millones a un operativo de compra de uva para mosto, $ 180 millones a un bono fiscal para los exportadores de vino granel y $ 130 millones a un programa de asistencia al productor primario (restaban asignar $ 130 millones).
Sin embargo, las medidas no fueron suficientes. Tomando nuevamente como referencia el precio promedio del vino en el mercado de traslado, se observa una caída real en el valor de todos los varietales analizados durante los primeros siete meses del año. El precio del malbec cayó 45%, el cabernet sauvignon 49%, el bonarda 42% y el torrontés riojano un 22%, siempre teniendo en cuenta el efecto de la inflación.
Tampoco el precio de la uva ha respondido favorablemente. De acuerdo a los informes publicados por el Observatorio Vitivinícola, las uvas comunes tintas se vendían el año pasado a un valor promedio de $ 7,32 en acuerdo de contado y de $ 9,78 en ventas financiadas. Este año, los precios fueron de $ 5,92 y $ 9,08 respectivamente, lo que reflejó caídas del 48% y del 40% en términos reales. En tanto, las uvas blancas comunes sufrieron una caída (inflación de por medio) del 46% en las ventas de contado y del 45% en las ventas financiadas.
En lo que respecta a las uvas varietales, el valor promedio en las operaciones contado fue de $ 10,95 el año pasado y de $ 8,03 este año, por lo que se observa una baja real del 53%. En las operaciones financiadas hubo una caída del 44%
Nueva intervención
Como lo demuestran las estadísticas, las medidas del Fondo Anticíclico no han sido suficientemente efectivas como para revertir las caídas de precios. El propio ministro de Economía, Infraestructura y Energía, Martín Kerchner, reconoció que "es necesario aplicar otras medidas complementarias".
Los representantes del sector tienen opiniones divididas respecto a la necesidad de intervención. Patricia Ortiz, presidente de Bodegas de Argentina, opinó que para mejorar la situación general de la vitivinicultura, "no hay que intervenir el mercado, sino promover el consumo". Desde su punto de vista, mejorarían las ventas de vinos en el mercado interno si se otorgara "una diferenciación en los impuestos, como en el IVA, para poder competir con otra bebidas".
Por otro lado, Ortiz advirtió que faltan fondos para la promoción en el exterior. "Si aumentara la demanda de los envíos al exterior podrían mejorar el volumen (reducir excedentes), pero las medidas que se plantean son de corto plazo y no resuelven el problema de fondo", comentó.
Fue diferente la postura de Eduardo Sancho, presidente de Fecovita. "Hay que tomar medidas, porque los productores están en muy malas condiciones. El Fondo Anticíclico fue bueno, pero hay que reforzarlo", indicó.
"Las acciones del Gobierno deberían estar enfocadas en mejoras sobre el financiamiento. Sabemos que vamos a poder bajar el sobrestock a través de las exportaciones, gracias a la mejora del tipo de cambio, pero demandará un año y medio sacar 300 millones de litros de vino del país. Hasta entonces, es necesario tener mejor acceso al sistema financiero", apuntó.
Por su parte, Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, señaló que "el Gobierno tiene la responsabilidad de hacerse cargo y más aun teniendo las herramientas para hacerlo".
"Quizás si lo hubiesen hecho en tiempo y forma, cuando empezamos a advertir la llegada de vino chileno, hubiese tenido otras condiciones sobre como intervenir en el mercado. Ahora hay que intervenir de alguna manera. Vamos a ver qué se plantea", agregó.